Gafas de sol para niños: por qué son necesarias y qué tener en cuenta a la hora de elegirlas

Muchos adultos consideramos las gafas de sol como un complemento prácticamente imprescindible, más allá del toque de estilo que aportan. Nos protegen de los rayos ultravioleta y el deslumbramiento, reducen la fatiga ocular, previenen el envejecimiento prematuro de la piel alrededor de los ojos y actúan como barrera contra el viento, el polvo y otros elementos dañinos.

Pero, pese a ser un artículo tan necesario e integrado en nuestro día a día, no siempre le damos la misma importancia cuando se trata de los niños, e incluso es un error común asociar su uso en la infancia a un mero tema estético.

¿Por qué son necesarias las gafas de sol en la infancia?

La exposición prolongada a los rayos ultravioleta (UV) no solo ocasiona problemas en la piel, sino que también representa un riesgo para la salud ocular, muy especialmente en el caso de los menores.

Según explican los expertos, los ojos infantiles son extremadamente sensibles, ya que sus pupilas son más grandes y hasta los 12 años el cristalino es prácticamente transparente. Esto hace que absorban toda la radiación y se incremente el riesgo de lesiones a corto y largo plazo.

Por ello, al igual que protegemos a nuestros hijos con crema para evitar quemaduras, también deberíamos preservar sus ojos de los daños que el sol podría provocarles. Los más habituales son las siguientes:

• Desarrollo temprano de cataratas.
• Aceleración del proceso de degeneración macular.
• Mayor riesgo de desarrollar pterigión, que es un crecimiento anormal de tejido que puede causar irritación, enrojecimiento y visión borrosa.
• Melanoma ocular en la edad adulta y cáncer de párpado.
• Queratitis o inflamación dolorosa de la córnea, generalmente causada por la exposición a la luz solar intensa, como la que se experimenta en la playa o en la nieve sin la protección adecuada.

5 Claves para elegir las mejores gafas de sol para niños 

A la hora de comprar unas lentes solares infantiles no podemos guiarnos únicamente por la estética y preferencias del niño, sino que hay que atender a una serie de criterios imprescindibles para garantizar la elección más adecuada:

1. Homologación y protección UV

Aunque a simple vista podamos no apreciar la diferencia entre unas homologadas y otras que no lo son, optar por estas últimas expone al niño a un riesgo muy elevado. Es crucial adquirir gafas que ofrezcan protección apropiada y hayan pasado por rigurosas pruebas de calidad y seguridad.

Según las recomendaciones de los oftalmólogos, debemos fijarnos en tres aspectos:

• Los cristales, que deben bloquear el 100 % de los UVA/UVB.
• El número de filtro que poseen. Va del 0 al 4 y, en el caso de los niños, la Asociación Española de Pediatría recomienda una categoría 3.
• Certificación CE, que es un indicador de que cumplen con los estándares de seguridad europeos.

2. Adquirirlas en sitios especializados

Lo más recomendable es adquirirlas en sitios especializados, como ópticas, farmacias y parafarmacias, donde además de disponer de una amplia variedad de marcas y estilos para elegir, encontraremos el asesoramiento profesional que necesitamos, ya que tendrá en cuenta la edad de nuestros hijos y sus necesidades particulares. 

3. Cumplen con la finalidad que deseamos

También es necesario considerar la actividad específica para la que el niño va a utilizar las gafas, pues no es lo mismo adquirirlas para jugar al aire libre que para ir a la playa o a la montaña a practicar esquí. En este último caso, se necesitará un filtro máximo de protección, ya que la incidencia de los rayos UV es muy elevada.

4. Tamaño adecuado y buen ajuste

Para asegurarnos de que se ajustan bien a la cara, comprobaremos los siguientes detalles:

• Buen contacto con el puente nasal, sin espacios ni deslizamientos.
• Cubren por completo los ojos, sin obstaculizar el campo visual.
• Las varillas se adaptan bien a las sienes, sin apretar ni molestar.
• El ajuste es total y no quedan huecos por los lados.

5. Materiales resistentes

La infancia es una etapa de gran actividad, por eso, para garantizar la máxima protección, seguridad y comodidad, los pediatras recomiendan que estén fabricadas en materiales resistentes, duraderos, flexibles (TR90 o nylon) y ligeros.

A partir de qué edad se recomiendan y otras consideraciones importantes

Hay que comenzar a usar gafas de sol desde muy temprana edad, pues cuanto antes se acostumbren a ellas, mejor será para su salud visual. No obstante, no existe unanimidad entre los expertos a la hora de establecer una edad concreta, y todo va a depender del momento, lugar y situación. La Asociación Española de Pediatría aconseja su uso a partir de que el bebé comience a andar, ya que lo normal es que antes esté bien protegido por la capota del carrito.

Además, debemos tener en cuenta estas otras consideraciones:

1. No solo son para el verano

Aunque las asociamos con los días de verano, los rayos UV están presentes en todas las estaciones, e incluso en días nublados pueden causar daño ocular. Por tanto, es importante utilizar este complemento de forma regular durante todo el año, y muy especialmente cuando se realicen actividades al aire libre durante periodos prolongados de tiempo.

2. Lentes de sol graduadas

Llevar lentes graduadas no debería ser un impedimento para proteger los ojos del sol, pues existen modelos de gafas de sol para niños que pueden graduarse según el problema de visión. En estos casos, lo más recomendable es consultar con un experto para que nos ofrezca asesoramiento personalizado.

3. Educar en su correcto uso 

Por último, es imprescindible educar a los hijos desde pequeños en su correcta utilización, para que entiendan la importancia de cuidar sus ojos y tratar correctamente este accesorio tan necesario. Permitirles elegir un diseño que les guste y darles un buen ejemplo en su empleo, les ayudará a integrar este complemento en su rutina de una manera fácil y natural.