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Diarrea de verano: qué hacer y cómo prevenirla

Diarrea de verano
Fuente: Canva
Sapos y Princesas
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Fecha de actualización: 18.08.22

La época estival está asociada a las vacaciones y a momentos divertidos en familia, pero también a ciertos contratiempos de salud, sobre todo en los climas cálidos, pues favorecen al crecimiento de ciertas bacterias y microorganismos con los que convivimos. Por este motivo, suelen aumentar las infecciones e intoxicaciones alimentarias. En este artículo, te contamos cómo prevenir la diarrea de verano. 

¿Qué sucede en el cuerpo?

Al ingerir alimentos sin tomar las precauciones necesarias, podríamos estar introduciendo agentes patógenos peligrosos. La función de nuestro intestino es la de absorber los nutrientes y líquidos que ingerimos, pero en contacto con algún microorganismo nocivo, la mucosa intestinal (la capa que lo recubre), se inflama.

Esta reacción es un mecanismo de defensa de nuestro cuerpo. Gracias a él, es capaz de expulsar lo que esté causando la inflamación, pero al hacerlo, el intestino no puede cumplir su función habitual como es debido. Al intentar desechar rápidamente lo que está causando problemas, no podrá absorber nutrientes ni líquidos, con lo que corremos el riesgo de deshidratarnos en muy poco tiempo.  

Además, la inflamación puede producir dolor abdominal y alterar la flora intestinal (las bacterias ‘buenas’ que habitan en el intestino), encargadas de facilitar los procesos digestivos y la absorción correcta de nutrientes.

Diarreas de verano cómo prevenirlas
La inflamación puede causar dolor abdominal | Fuente: Canva

Si bien estos cambios suelen ser transitorios, no dejan de ser incómodos y dolorosos, por lo que siempre es preferible prevenir. Esta patología es tratable, pero no por eso menos peligrosa, por lo que debemos consultar con el médico si alguien en la familia presenta síntomas.

Cómo prevenir la diarrea de verano

Para evitar en lo posible pasar por esta ‘experiencia’ la OMS recomienda seguir una serie de pautas:

1. Extremar la higiene

Es esencial lavarse muy bien las manos y mantener limpio el lugar en el que manipulamos los alimentos. Obviamente, no podemos ver los microorganismos, pero están ahí, y para combatirlos hay que ser muy cuidadoso con la higiene, en particular, en los meses de calor.

2. Evitar la contaminación cruzada

No es aconsejable preparar verduras en el mismo lugar que se manipula la carne o el pescado. De esta forma, las bacterias pueden pasar de un sitio a otro.

3. Cocinar correctamente los productos de origen animal

Es fundamental cocinar de manera adecuada los productos de origen animal. Con las altas temperaturas, es más difícil conservar los alimentos en buen estado, por lo que se sugiere que la comida perecedera y la que lleva huevo se consuma cuanto antes.

También es recomendable evitar en lo posible comer sobras, ya que, si han estado expuestas a temperatura ambiente, pueden estar contaminadas. Si las tomamos, procuremos recalentarlas adecuadamente, dejando que den un hervor.

4. Mantener la refrigeración

Este punto es importantísimo y muchas veces lo pasamos por alto, pero siempre hay que mantener refrigerado aquello que vamos a consumir. La temperatura no debe superar los 5 °C, aunque sería preferible congelarlos. El frío evita que los microorganismos nocivos se reproduzcan. 

En el caso de recalentar la comida, también hay que ser cuidadosos y hacerlo bien. En particular, conviene evitar el contacto de los alimentos cocinados con cualquier utensilio que haya estado en contacto con otros que aún estén crudos. 

Es igualmente importante mantener la cadena del frío cuando venimos de la compra, utilizando bolsas térmicas para productos refrigerados y congelados, y guardándolos en la nevera nada más llegar a casa.

5. Utilizar papel de cocina

De esta forma, higiénica y desechable, no pasan agentes patógenos de una comida a otra o de un utensilio a otro, a diferencia de los paños que se usan una y otra vez, que son grandes aliados de los microorganismos potencialmente nocivos. En cualquier caso, es necesario lavar los trapos de cocina con mucha frecuencia. 

Cómo prevenir diarreas estivales higiene en la cocina
Para prevenir, debe mantenerse una higiene óptima de la cocina y los utensilios | Fuente: Canva

Cuidado con lo que comemos fuera de casa

Aunque, en principio, los locales que sirven comidas cumplen con las medidas de higiene y seguridad alimentaria imprescindibles, cuando comamos fuera de casa, siempre es recomendable tener especial cuidado a la hora de elegir el sitio y decidirnos por uno que nos inspire confianza.

Cuándo consultar al médico

La diarrea estival suele presentar síntomas leves que se irán sin mayores problemas. Pero no hay que dudar en acudir al médico si alguien en la familia presenta fiebre, heces de color oscuro, con pus o sangre. También si produce dolor abdominal muy fuerte, que necesita medicación para calmarse y mejorar.

Además, si hay síntomas de deshidratación, como puede ser sed intensa, orina oscura o boca seca, debemos acudir al médico para que nos ayude a recuperar líquidos y vigile el proceso infeccioso. En cualquier caso, descartemos automedicarnos para paliar los dolores. Al hacerlo, corremos el riesgo de enmascarar lo que en realidad sucede y la afección podría empeorar. 

Los niños y la diarrea de verano

Cuanto más pequeño es el niño, mayor será el riesgo de deshidratación. Por este motivo, hay que estar más pendientes de su salud, ya que muchas veces, creyendo que se trata de un malestar leve que se pasará solo, se puede subestimar. Si bien la diarrea es tratable, la pérdida de líquidos y electrolitos puede ser peligrosa.

Los síntomas a los que tenemos que estar atentos se manifiestan de diferentes formas: cansancio, decaimiento y somnolencia pueden indicar que están deshidratados. También es posible que hagan menos pis, ya que el cuerpo intentará ahorrar líquido como pueda. Por esta misma razón, sus ojos o sus mucosas orales pueden parecer secas a simple vista.

Como siempre es mejor prevenir que curar, enseñarles a nuestros hijos e hijas normas de higiene desde que son pequeños paliará la exposición a estas bacterias dañinas y, como consecuencia, evitaremos con más éxito las enfermedades asociadas a microorganismos. En el caso de los bebés, seremos nosotros quienes debamos extremar las precauciones.