Qué significan los distintos colores de la caca de tu bebé

Para los padres puede llegar a ser motivo de inquietud las distintas tonalidades en las heces de su hijo. ¿Por qué algunas veces son amarillas, verdes, rojas y hasta negras? ¿Cuándo debo preocuparme? Por eso os contaremos a continuación cuál es el significado de los diferentes colores de la caca en los bebés, ya que varían mucho durante los primeros meses de vida y estos cambios tienen siempre una razón de ser.

Veamos cuáles son los que se consideran normales y aquellos que podrían revelar un problema de salud:

Los colores de la caca que son habituales

No hay motivos para preocuparse cuando es:

1. Marrón

Es normal en los bebés alimentados con leche de fórmula. Es producto de la función conjunta entre las bacterias intestinales y la bilirrubina. La consistencia suele ser similar al Play-Doh, aunque en otros casos podría ser más sólida.

Si es un marrón oscuro, quizás se deba a que las heces han permanecido por muchas horas en el tracto digestivo, pero no es un motivo para preocuparse.

2. Amarillo claro

Es más común en los lactantes, aunque también se puede presentar en niños con otro tipo de alimentación. Son frecuentes y generalmente líquidas, y constituyen un síntoma habitual de la diarrea. Se considera un problema si se mantiene durante varios días, ya que aumenta el riesgo de deshidratación. La materia fecal suele venir con pequeños grumos inofensivos producidos por la leche materna.

3. Amarillo mostaza

Una vez que el neonato realiza su primera evacuación (llamada meconio), las heces asumen esta tonalidad durante las primeras semanas de vida. También pueden expulsar diminutos grumos que parecen semillas. Es algo totalmente normal. Las cacas amarillo claro y mostaza no emanan un olor excesivamente malo.

4. Anaranjado

Este se debe a los pigmentos que produce el sistema digestivo. Lo vemos tanto en lactantes como en aquellos alimentados con leche de fórmula. Por otra parte, las manchas anaranjadas en el pañal podrían ser una señal de cristales de urato, una sustancia que expulsan muchos bebés en sus primeros meses y que no representa ningún riesgo para su salud.

5. Verde

Es común en los niños que cambian de pecho con frecuencia durante el amamantamiento y consumen leche con menos grasa. “El marrón, amarillo y verde son normales. El tono puede variar a lo largo del mes, pero esto no tiene por qué preocuparte”, comenta el pediatra Jason Sherman de Cleveland Clinic.

Sin embargo, este color también puede ser provocado por un virus o una intolerancia alimentaria, por lo que deberás llamar al pediatra si ves otros síntomas en tu hijo. Por otro lado, también se da cuando comienzan a comer guisantes, espinacas y brócoli.

Cuándo debes acudir al pediatra

Se recomienda llevarlo al médico si las deposiciones son:

1. Rojas

Casi siempre se debe a la presencia de sangre, especialmente si no ha ingerido nada de ese color. Esto no significa que su vida corra peligro y debas alarmarte mucho, pero sí es necesario consultar con un médico cuanto antes para conocer el motivo.

“Es posible que los bebés traguen algo de sangre durante el parto y que esta aparezca poco después, ya sea porque la regurgite o porque la digiera y se vean rastros en la caca. Sin embargo, es una situación que requiere ser evaluada para descartar un problema mayor”, se asegura en un artículo de la Academia Americana de Pediatría.

En cualquier caso, conviene verificar que la madre no tenga grietas en los pezones ni exista una herida en el orificio anal del bebé.

2. Negras

Puede producirse por sangre seca que se ha acumulado durante varias semanas en el tracto intestinal. Esto precisa una evaluación cuanto antes.

Por otro lado, ten en cuenta que las primeras evacuaciones de un recién nacido muestran este aspecto. Verás una sustancia oscura y espesa que está compuesta de bilis, líquido amniótico y células muertas. Las heces deberían cambiar de tonalidad tras superar la primera semana de vida.

3. Blancas

El excremento blanco es muy poco frecuente. En caso de observarlo en tu bebé, debes consultar con el pediatra de inmediato, ya que podría ser un síntoma de una enfermedad en el hígado.

En algunos casos, estas defecaciones son expulsadas por niños con ictericia, una coloración amarilla en la piel por exceso de bilirrubina en la sangre. Es una afección bastante común en los recién nacidos, que suele desaparecer a los pocos días.

Qué indica la consistencia de las heces

Las distintas texturas también tienen un significado. Además, la consistencia varía a medida que el bebé crece, como veremos a continuación:

1. Recién nacido

Las primeras evacuaciones son pastosas y con un aspecto que se asemeja al alquitrán. Tanto el color como la densidad experimentan un gran cambio en los días posteriores al nacimiento.

Si el excremento no ha asumido una apariencia blanda y amarillenta a los 3-4 días del alumbramiento, es hora de hablar con el pediatra. Esto puede ocurrir por una mala asimilación de la leche.

2. Lactante

El amamantamiento hace que la caca sea más blanda y esté acompañada por partículas que parecen semillas. Después del meconio, la tonalidad irá cambiando del negro a un verde oscuro, y posteriormente se tornará más clara. Aunque es un poco líquida, no llega a ser diarrea.

3. Alimentados con leche de fórmula

Esto le aporta firmeza a la materia fecal, que con el paso de los días cambiará de color dorado a café, con manchas amarillas. Si las evacuaciones son poco frecuentes y tu hijo debe pujar con mucha fuerza, es posible que padezca estreñimiento.

4. Cuando comienzan a comer sólidos

Desde que empiece a ingerir alimentos sólidos, las heces se harán más grandes y malolientes. Muchas veces el tono dependerá de la comida; por ejemplo, las zanahorias pueden producir excrementos anaranjados, mientras que el brócoli y las espinacas, verdes.

5. Diarrea

Mientras tomen leche exclusivamente, la caca de los bebés será blanda y amarilla. Pero no es normal que sea totalmente líquida durante varios días consecutivos, ya que podría ser un síntoma de infección estomacal. Si la diarrea se prolonga más de lo habitual, conviene que el médico vea al bebé, para evitar una deshidratación.