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¿Cuándo empiezan los bebés a dormir toda la noche? Los factores que influyen en el sueño infantil

Cuándo empiezan los bebés
Después de los primeros meses, cuando duermen solos adquieren su propio ritmo de sueño
Sapos y Princesas
Sapos y Princesas
Fecha de actualización: 20.01.23

¿Cuándo empiezan los bebés a dormir toda la noche? Esta es una de las preguntas más habituales de padres y madres en general y de los primerizos en particular. Y es que durante el primer año de vida de sus hijos pueden perder casi ochocientas horas de sueño, ya que los niños se despiertan a todas horas por diversos motivos y deben atenderlos.

Hay que entender que el sueño de un bebé es un proceso que se adapta y evoluciona en función de la necesidad que tiene cada uno de descansar y de su desarrollo. No obstante, se han hecho estudios que señalan que comienzan a dormir toda la noche sin despertarse a partir de los 6 meses, momento este en el que también se va estableciendo su comportamiento nocturno.

3 Factores para determinar cuándo empiezan los bebés a dormir de un tirón

1. La evolución del sueño del bebé

Si queremos entender por qué los bebés se despiertan por la noche, conviene echar un primer vistazo a las características y el funcionamiento de su sueño. Vemos que desde el nacimiento hasta los 4 o 6 meses duermen en dos fases: la REM y la de sueño profundo. Es a partir de ahí cuando irán adquiriendo poco a poco nuevas fases hasta alcanzar las cinco de los adultos.

El proceso continúa cuando acaban esos dos únicos ciclos. Entonces suelen despertarse por razones como la búsqueda de contacto con sus padres, el hambre y también por un instinto muy primario que es el de defenderse o evitar peligros.

Cuándo los bebés empiezan a dormir toda la noche
Es normal que los bebés se despierten varias veces en sus primeros meses de vida | Fuente: Canva

También los adultos nos despertamos con frecuencia, aunque no seamos conscientes. Es precisamente esa inconsciencia la que nos diferencia de los bebés en lo que a este aspecto se refiere, ya que el problema es que ellos no pueden volver a dormirse solos y necesitan una conexión con el mundo que aún no conocen.

Después, esa evolución en su sueño se da paralela a la de su cerebro. Es un proceso similar al de gatear o ponerse de pie y echar a andar, y ocurre de manera no forzada. De modo que el niño comenzará a dormir de corrido cuando simplemente esté preparado para ello. Lo que debemos tener claro es que es lógico, natural y beneficioso que se despierte por las noches.

2. Generar buenos hábitos nocturnos

A partir del primer año de vida, el niño ya pasará más tiempo dormido, aunque puede despertarse puntualmente. Y a veces solo se trata de una reacción o instinto humano innato de alerta.

Luego, entre los 2 o 3 años, esas interrupciones del sueño nocturno serán normales. También lo será el hecho de que tengan pesadillas, necesiten ir al baño o cualquier otra cosa. Y llegará el momento en que conseguirán descansar del tirón. De nuevo, esto depende de cada niño, así como de la alimentación y los estímulos diarios.

Ahí van algunas recomendaciones que nos pueden ayudar a que adquieran unos buenos hábitos nocturnos: 

  • Llevar al niño a la cama cuando veamos que está somnoliento, aunque sea un poco antes de la hora habitual de acostarse. Así conseguimos que asocie ese tiempo con el de descansar.
  • Seguir una rutina para dormir y evitar que por la noche se sientan demasiado estimulados o alterados por algún cambio de ritmo. La tranquilidad es fundamental para ese descanso duradero y sin sobresaltos. Y a ello contribuye también mantener el ambiente calmado y silencioso para asociarlo con el momento de irse a la cama.
  • Esperar a que se ponga cómodo en su cuna o se haga a su habitación o lugar donde esté. La presencia de su madre o su padre es a veces todo lo que necesita porque le da seguridad.
  • Usar el chupete les suele ayudar a coger el sueño.
  • Respetar sus costumbres tanto si se duerme tarde como si se despierta temprano; estas también variarán con el tiempo.
Cuándo empiezan los bebés a dormir del tirón
La presencia de los padres tranquiliza a los bebés | Fuente: Canva

3. Herencia genética

Como dato general, se estima que la duración y calidad del sueño de cada niño las determina la herencia genética en un 50 %. Pero hay también otras circunstancias que pueden influir, como los factores prenatales referidos a las condiciones y cuidados de la madre y el bebé en el periodo de gestación y en el nacimiento. Y, además, el peso del recién nacido, los horarios de comer y la actividad física y social de los pequeños, así como las actitudes y los hábitos que fomenten sus padres ante su descanso.

En conclusión, si logramos un equilibrio entre esos factores y el desarrollo tanto físico como sensorial de cada niño, será más fácil determinar y alcanzar ese momento el que los bebés empiezan a dormir toda la noche y de la mejor manera.