Hoy en día, si un adolescente no tiene móvil, se queda aislado del resto de sus amigos. Por esta razón, a partir de los 12 años, casi todos tienen un teléfono con conexión a internet. Es su canal para comunicarse, mandarse mensajes, conocer gente, tener redes sociales y compartir contenido. Pero debemos mantenernos alerta porque es una fuente de peligros que nos compete prevenir. Según un informe elaborado por UNICEF, el 30 % de los menores hace un empleo problemático de la tecnología. ¿Saben nuestros hijos e hijas usar el móvil con cabeza? Podréis ayudarlos mejor si sabéis cómo identificar el ciberbullying, el primer paso para evitar que se conviertan en víctimas o acosadores.
Qué es el ciberbullying o ciberacoso
Con este término nos referimos a la utilización de medios digitales con la intención de acosar psicológicamente a otros. Se da entre adolescentes, jóvenes e incluso niños, y el agresor y la víctima suelen tener la misma edad, comparten un contexto social y no intervienen adultos. En el supuesto de que lo hiciesen, estaríamos hablando de otro tipo de delito.
Su inexperiencia y el deseo de pertenecer a los grupos populares de la clase les hace ser imprudentes y, sin pensar en las consecuencias, difunden contenido de otros compañeros a los que convierten en objeto de mofa. Esto está sucediendo más de lo que nos imaginamos y el alcance de estas prácticas es tremendo. El ciberacoso tiene una prevalencia de hasta el 34 % en los adolescentes, una cifra realmente escalofriante.
Las imágenes y los vídeos se divulgan de manera muy rápida la mayoría de las veces. Y hay que recordar que es un delito compartir estos archivos digitales de menores de edad sin tener el consentimiento. Suelen enviarlos para dejar en ridículo a otros niños o niñas de la clase, reírse de ellos y criticarlos.
