Consejos
Educación en casa

Cómo optimizar el tiempo con la Técnica Pomodoro

La Técnica Pomodoro
Sapos y Princesas
Sapos y Princesas
Fecha de actualización: 23.10.19

En los años ochenta, un estudiante universitario empeñado en acortar sus horas de estudio sin que esto repercutiera en su rendimiento, comenzó a probar distintos métodos hasta dar con la combinación más eficaz.

Con la ayuda de un reloj de cocina cuya forma simulaba la de un tomate, descubrió, tras distintas pruebas, una combinación entre periodos de trabajo y descanso, capaz de aportarle mejores resultados en menos tiempo. La Técnica Pomodoro, llamada así por él mismo, no solo ha sobrevivido hasta nuestros días, sino que se ha convertido en una de las herramientas de productividad más seguidas a nivel mundial.

¿En qué consiste la Técnica Pomodoro?

El proceso se sustenta sobre la base de que, cada parada que destinamos a desconectar de la tarea principal, mejora nuestra agilidad mental y concentración en los tramos que dedicamos a la misma. De esta forma, la productividad en el trabajo puede aumentar considerablemente. Para que funcione, ha de ponerse en práctica en el siguiente orden:

  • Planificación de los objetivos, fijando un límite temporal para la consecución del fin perseguido.
  • Preparación del dispositivo de medición deseado, ya sea un cronómetro, un reloj o un teléfono móvil, para que nos avise al finalizar cada paso.
  • Inicio de la fase de trabajo (25 minutos), en la que ha de evitarse cualquier interrupción y alcanzar una concentración total hasta el aviso de la alarma.
  • Descanso (5 minutos), durante el que solo existe una regla: alejar nuestros pensamientos, lo máximo que podamos, de la labor anterior.
  • Comienza el siguiente tramo de actividad a máximo rendimiento (25 minutos)
  • Se siguen alternando las tareas con pausas de desconexión (de 5 minutos) hasta completar el cuarto periodo, tras el que se recomienda descansar entre 25 y 30 minutos.
  • A partir de aquí, se repite cíclicamente el procedimiento hasta la culminación de la meta preestablecida.

Las ventajas de adaptar el modelo a nuestras necesidades

Partiendo del hecho de que no todos somos iguales, como tampoco lo son las circunstancias que nos rodean, la efectividad de cualquier técnica guarda relación con la manera en la que la adaptemos a nuestra situación. Visto así, lo que inicialmente parezca una pega puede convertirse en una oportunidad si sabemos acomodarlo a nuestro contexto particular:

Trabajar en equipo

Una de las críticas más comunes a la Técnica Pomodoro es que está concebida para un uso individual. Sin embargo, nada impide que ampliemos el número de participantes y la practiquemos en equipo. Combinar sus efectos positivos con los valores de solidaridad, compañerismo y sacrificio propios del trabajo grupal puede ser muy útil para alcanzar los objetivos colectivos.

Técnica Pomodoro y trabajo en equipo
La Técnica Pomodoro también puede ser efectiva si se aplica en grupos de trabajo | Fuente: Pixabay

Ajustar los tiempos

Para otras voces discordantes, esos lapsos de 25 minutos son insuficientes o, por el contrario, excesivos. La solución, en este caso, es sencilla. No tenemos más que adecuar la duración a nuestra capacidad de concentración, aunque tampoco debemos ser demasiado laxos ni permitir que se desplome nuestro nivel de autoexigencia. Lo ideal es probar e ir encaminado la elección los tiempos hacia la tendencia que se muestre más productiva.

Adaptar el ciclo al tipo de tarea

No todos los tipos de actividades tienen por qué requerir de un plazo o un esfuerzo similar. Quizá, en algunos casos, nos encajen mejor espacios de trabajo de 20 minutos y, en otros, tengamos que ampliarlos hasta los 40. Algo aplicable también a las paradas para descansar. Dependerá, por tanto, de la concentración que exija cada tipo de tarea, así como de las pausas que se precisen para acometerla al 100%.