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Educación en casa

6 Consejos para lidiar con los abuelos entrometidos y mantener la armonía familiar

Paciencia con los abuelos entrometidos
Fuente: Canva
Sapos y Princesas
Sapos y Princesas
Fecha de actualización: 24.03.22

Un problema común que se suele presentar en las familias es el de los abuelos entrometidos. Muchas veces el amor por sus nietos les hace olvidar ciertos límites y esto trae discusiones en el hogar. Es más frecuente cuando los padres y las madres deben salir a trabajar y dejan a sus hijos e hijas a su cuidado. Esto crea más situaciones en las que ellos toman decisiones clave sobre la crianza saltándose las directrices recibidas y siguiendo su propio criterio.

Cómo enfrentarse a esta situación

Aquí te dejamos varias recomendaciones para hacer frente a esta circunstancia con sabiduría, calma y, a la vez, firmeza:

1. Habla con claridad

Es esencial que les hagas saber a los abuelos entrometidos lo que consideras aceptable o no en términos de reglas y comportamientos. Por ejemplo, podrías decirles que no pueden darles de comer determinados alimentos que no quieres incluir en su dieta o muchas golosinas.

Decide aquellos puntos que para ti son innegociables y exprésalos con claridad. Si tus padres no son conscientes de esto, no los culpes cuando cometan un error. Quizás se sientan inseguros sobre lo que esperas de ellos. Al mismo tiempo, hazles sentir que son muy necesarios e importantes para todos vosotros.

Debemos tener paciencia con los abuelos entrometidos
La buena comunicación es clave para mantener la armonía en la familia | Fuente: Canva

2. Sé sincero cuando sobrepasen los límites

Tarde o temprano ocurrirá que te digan algo sobre la crianza que no te gustará nada. En ese momento intenta no ponerte a la defensiva; al contrario, expresa tus ideas con tranquilidad y naturalidad.

Ten en cuenta que quieren muchísimo a sus nietos y harían todo por ellos, pero debemos comprender sus puntos de vista diferentes y sus equivocaciones, sin dejar de comentarles respetuosamente lo que consideremos necesario.

Aunque a veces es complicado. Meagan Hammerbacher lo atestigua. Ella es una madre de dos pequeños de 3 y 5 años. En un artículo para The New York Times cuenta su experiencia sobre cómo lidia con su suegra en relación con este tema.

“Le he pedido varias veces que se abstenga de darles dulces y bebidas azucaradas, y que considere la comida que generalmente les ofrece. Lamentablemente, rara vez escucha mis peticiones”, asegura. No fue fácil convencer a su esposo para que la apoyara en este aspecto, incluso lo alentó a asistir a terapia para que se sintiera más cómodo al oponerse a su madre, pero las cosas no han mejorado.

“Con toda honestidad, no veo que la situación se resuelva porque su madre es de una era diferente. Me he dado cuenta de que ella nunca me va a escuchar y seguir mis instrucciones, y no vale la pena la pelea constante con mi pareja porque él no quiere contradecirla”, asegura.

Meagan ha decidido retroceder un poco hasta sentirse preparada para retomar esta conversación. “La otra solución es educar a mis hijos sobre alimentación saludable para que puedan defenderse por sí mismos. Es más probable que los escuche a ellos cuando le digan: ‘¡Esa comida no me hace bien!’”, concluye.

3. Busca que sean tus aliados

Si hacemos las cosas de manera inteligente, nuestros padres y suegros se pueden convertir en los principales aliados a la hora de la crianza. Intentemos lograr que en casa de la abuela se mantengan las mismas reglas que en el hogar cuando nuestros hijos e hijas estén presentes.

Algunos son demasiado permisivos con sus nietos, dejan que corran alocadamente por la vivienda, que vean demasiado la tele o ceden a todos sus caprichos. Y luego en casa cuesta más mantener la disciplina. Por el contrario, otros son, a nuestros ojos, demasiado autoritarios y exigentes.

Esto se puede tratar de solucionar si llegamos a un acuerdo con nuestros mayores para fijar las mismas normas en todos los hogares, especialmente aquellas relacionadas con la alimentación, las rutinas y la forma de comportarse. En cualquier caso, tenemos que hacerles ver, educadamente, que a este respecto nuestro criterio es el que debe prevalecer.

Abuelos entrometidos: la intención suele ser buena
La relación con los abuelos es muy importante para los niños | Fuente: Canva

4. Considera el otro punto de vista

Si creemos que los abuelos han cometido algún error o hacen cosas que no aprobamos, procurad no alteraros. Lo más probable es que entre sus pretensiones no esté herir a nadie ni causar un problema. Simplemente, tienen conceptos diferentes sobre lo que es correcto. Es posible que opinen que tienes en brazos al bebé demasiado tiempo o que ya deberías haberle quitado el pañal, por poner un par de ejemplos. 

Cuando se presente un conflicto, procura ponerte en su lugar y comprender su punto de vista. Lo mejor es respirar hondo y, amablemente, pero con firmeza, les digas que haces las cosas como conscientemente consideras oportuno y que esperas que ellos respeten este modo de proceder.

5. Cuida esa relación

Debemos procurar que el vínculo entre abuelos y nietos se fortalezca, y esto debe ir más allá de nosotros. Cuando surjan situaciones complicadas, intentemos que ellos sigan pasando tiempo juntos. Podemos realizar videollamadas un par de veces a la semana y propiciar paseos al parque u otros sitios de esparcimiento.

Abuelos entrometidos: a veces son muy permisivos con los dulces
Procura que la relación con los abuelos se fortalezca | Fuente: Canva

6. Sé firme en tus decisiones

Después de que les hayas dejado claras tus expectativas y directrices, debes ser firme en tus resoluciones y no enviar mensajes contradictorios. Si le pediste que mantuvieran la misma rutina para irse a la cama, no le digas después que su nieto o nieta puede acostarse más tarde.

La psicoterapeuta neoyorquina Roslyn Hunter les recuerda a los padres en un artículo del Times, que ellos tienen la última palabra. “No olvidemos que los abuelos no tienen más poder que vosotros, incluso si brindan algún tipo de apoyo”, menciona, refiriéndose a cuando respaldan económicamente a la familia. Sin embargo, esto no les da derecho de imponer las normas de crianza ni a desautorizar al padre o la madre.

La comunicación y la honestidad siempre serán la clave para preservar una buena relación en el hogar, así como para evitar conflictos innecesarios que se puedan agravar con el tiempo.