Viajar con niños
Consejos para viajar

Volar con niños ¿qué deberían comer durante estos trayectos?

Vuelo con niños
Fuente: Canva
Sapos y Princesas
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Fecha de actualización: 16.11.19

Si vais a afrontar un vuelo con niños que se prolongue durante varias horas, será inevitable que coincida con alguna de las comidas diarias. Sin embargo, algunos de los efectos que causan los viajes en avión en nuestro organismo, hacen necesario que tengamos en cuenta diversas pautas a la hora de elegir los alimentos adecuados.

¿Cómo puede afectarnos fisiológicamente un trayecto en avión?

Además del posterior jet lag en recorridos de larga duración y del molesto taponamiento de los oídos causado por los cambios de altura, los desplazamientos aéreos pueden provocar mareos y dolores de cabeza. Algunas personas son más propensas a padecer alguno de estos síntomas y, aunque no siempre es así, los niños pueden encontrarse entre esos casos más susceptibles.

La constante renovación del aire en la cabina provoca unos niveles de humedad excesivamente bajos, incluso inferiores que los presentes en zonas desérticas. Este hecho aumenta la probabilidad de contraer infecciones respiratorias e incluso irritaciones cutáneas. Y, cuanto menos, causará una mayor sequedad en las mucosas y la piel.

La pérdida de agua favorece, por otra parte, el estreñimiento. Debido a la cantidad de horas que vamos sentados se ralentiza la digestión y los movimientos intestinales, algo que agrava esa dificultad para el correcto funcionamiento del sistema digestivo. Este fenómeno no se reduce exclusivamente al desplazamiento, sino que, dependiendo del tiempo transcurrido durante el mismo, puede acompañarnos más o menos días tras llegar a nuestro destino.

¿Qué comidas son más adecuadas en un vuelo con niños?

Antes de nada, es importante tener en cuenta que, si llevamos comida o bebida para nuestros hijos para dársela en el avión, no todas las aerolíneas ofrecen la posibilidad de calentarla. Por eso, si aún son pequeños y requieren de una nutrición específica, es conveniente que hagamos uso de algún tipo de recipiente térmico. Por otra parte, para evitar que se les taponen los oídos, podemos darles algo ligero de comer antes de despegar y aterrizar.

En cuanto a la elección del tipo de alimentos más propicios durante un vuelo con niños, la nutricionista y dietista Vanessa Aguirre, de Zúa Alimentación, nos aporta una serie de consejos a tener muy en cuenta.

En primer lugar, establece una línea roja a la hora de ingerir las siguientes elaboraciones:

1. No hacer comidas abundantes

Evitar las comidas que puedan contribuir a la aparición de “molestias como pesadez, hinchazón, acidez, reflujo, náuseas o incluso estreñimiento”.

2. Evitar a toda costa las grasas

No ingerir alimentos que tengan grasas presentes en los fritos, rebozados, embutidos altos en lípidos o bollería industrial, entre otros, pues ralentizan el proceso digestivo.

3. No ingerir alimentos flatulentos

Conviene evitar las legumbres, el repollo, la coliflor o el brócoli. Aumentan, junto al hecho de ir sentados durante horas, la producción de gases, causando “sensación de hinchazón y malestar abdominal”.

4. No tomar bebidas carbonatadas

Por el mismo motivo, además de por favorecer la deshidratación, no se debe dar a los niños ninguna clase de bebida carbonatada.

5. Nada de postres procesados

También hay que evitar los postres excesivamente edulcorados o procesados, capaces de “producir cambios en el estado anímico como nerviosismo, irritabilidad, ansiedad o incluso cansancio”.

Evitar el cansancio en un vuelo con niños
El exceso de azúcares puede acentuar el cansancio propio de un vuelo con niños. | Fuente: Unsplash

Por contra, se recomiendan una serie de alimentos saludables que, consumidos en cantidades moderadas, pueden minimizar los efectos negativos de los desplazamientos aéreos:

1. Para ayudar a favorecer el tránsito intestinal, la fruta, el yogur, las verduras, las semillas y los cereales integrales ricos en fibra son opciones muy interesantes.

2. Se aconseja también el consumo de preparaciones al vapor, horneadas, marinadas o encurtidas, así como grasas vegetales, dejando a un lado las animales.

3. Las infusiones, tal y como afirma Vanessa Aguirre, “además de hidratarnos podrán facilitar la digestión, evitar las náuseas o mareas o incluso favorecer el descanso”. Tan solo es necesario consultar en el herbolario cuáles son las más adecuadas para los niños en cada caso.

4. Hacer uso de alimentos ricos en magnesio como las semillas de sésamo, chía, amapola o las nueces, pues “favorecen el descanso, reducen el estrés y evitan la tensión muscular propia de los vuelos de larga duración”.

5. Y, sobre todo, es imprescindible hidratarse bien, no solo con agua, sino también con frutas, verduras o zumos.