Seguro que recuerdas con cariño todos esos días de juegos y aventuras de cuando eras un niño y quieres que tus hijos e hijas puedan disfrutar como tú disfrutabas. Ahora pueden hacerlo (y tú con ellos), porque lo retro vuelve a estar de moda. Además, el juego compartido en familia multiplica los beneficios del propio juego. Una forma divertida de enseñar a los niños y niñas valores como la cooperación, la empatía y la tolerancia y ayuda a mejorar la comunicación familiar. Según su edad, pueden llegar a ser muy útiles para trabajar ciertos aspectos básicos de su personalidad y desarrollo.

De 1 a 3 años

Jugar en familia favorece la expresión verbal y la comunicación en los niños más pequeños, ya que a través de ellos comenzarán a descubrir el mundo que les rodea. Despertarán su curiosidad, querrán tocar, coger y observar, algo que les ayudará a su desarrollo motor. Además, a través del juego, podemos fortalecer nuestros vínculos afectivos creando recuerdos tan imperecederos como estos juguetes retro.

De 4 a 6 años

En casa, en el patio o al aire libre. Cualquier sitio es bueno para jugar como antaño, y más aún a estas edades y en familia. Una oportunidad ideal para desarrollar las habilidades sociales y forjar esas primeras amistades que, con el paso de los años, recordarán con cariño.

De 7 a 9 años

En esta etapa, les encanta pasar tiempo con sus padres y hermanos y no hay nada que les emocione más que les dediquemos el tiempo de ocio que necesitan. Es momento de sentarnos y compartir partidas con esos juegos de mesa que tanto nos gustaban en nuestra infancia. A través de esta sencilla pero valiosa costumbre, reforzarán la seguridad en ellos mismos, fortaleceremos la convivencia familiar y les ayudaremos a resolver sus problemas con imaginación y creatividad.