Ocio en casa
Experimentos caseros

Crea tu propia casa de los espejos y enseña a los niños conceptos de óptica

espejos cóncavos
Sapos y Princesas
Sapos y Princesas
Fecha de actualización: 11.07.20

Es posible que alguna vez en la feria o en el parque de atracciones hayas pasado por un lugar donde tu imagen aparece distorsionada por espejos de diferente curvatura. ¿Cómo ocurre esto? ¿La forma de los espejos puede cambiar lo que vemos reflejado? ¿Por qué sucede?

Con esta actividad vas a aprender un poco más de óptica y ver cómo cambian las imágenes con distintos espejos cóncavos y convexos. Para ello te proponemos la construcción de tu propia casa de los espejos en miniatura.

Materiales

  • Papel reflejado, que puedes comprar en una tienda de manualidades, o papel de aluminio nuevo.
  • 1 lámina de goma EVA
  • 2 palitos de brocheta
  • Goma elástica
  • Juguetes pequeños, fichas de dominó…
  • Opcional: cuchara de acero inoxidable lo más nueva posible, pegamento.

Preparación

  1. Corta un rectángulo del papel de espejo poder papel de aluminio.
  2. Haz lo mismo con un pedazo de goma EVA.
  3. Coloca el papel sobre la goma EVA y pega para que no se separen.
  4. Haz dos pequeños agujeros en los extremos del rectángulo y mete los palitos de brocheta.
  5. Juega con los palitos haciendo formas cóncavas y convexas con tu espejo casero.
  6. Puedes unir los extremos de los palos con una goma elástica para que se mantenga la forma.
  7. Pon la figura o el juguete delante. Verás cómo cambia su forma.
  8. Puedes probar el mismo experimento con objetos cóncavos y convexos. El más común es la cuchara. Mírate y comprueba cómo cambia tu imagen.

Explicación

Se crea un espejo convexo haciendo que el centro sobresalga, como si tuviera una panza. Cuando miras a uno de estos objetos no solo ves lo que tiene frente a él, sino que además, puedes observar todo lo que hay en su entorno. Se construye una imagen virtual donde a medida que uno se acerca al espejo, el tamaño aumenta.

Este tipo de espejos se pueden ver, por ejemplo, en las esquinas de las calles para que los conductores que quieren atravesarlas puedan asegurarse de que no viene otro vehículo.

Por su parte los espejos cóncavos, también llamados convergentes, están curvados hacia dentro. El resultado es que la imagen que llega a nuestros ojos es de mayor tamaño, por eso verás más grande el juguete que has puesto frente a él. Esto sucede porque los rayos convergen en un solo punto, el focal.

Los espejos cóncavos tienen muchas utilidades científicas. Por ejemplo, son usados desde por los odontólogos, para ver los dientes de mayor tamaño, a en telescopios, para observar las estrellas y los planetas.

Vemos los objetos cuando la luz que reflejan es captada por nuestros ojos. Cuando entra la luz el cerebro usa las señales que recibe para reconstruir la imagen del objeto. El cerebro supone que todos los rayos de luz viajan en línea recta desde el mismo y hasta nuestro ojo y, aunque generalmente es así, en algunos casos puede cambiar de dirección. Esto sucede, por ejemplo, cuando un rayo de luz entra o sale de un material transparente, como el agua, o rebota en un espejo.

El funcionamiento de la luz es parecido al bote de una pelota en el suelo. Si la dejas caer desde arriba, regresará. Pero si la lanzas en ángulo rebotara de una forma distinta. Lo mismo ocurre con el rayo de luz y el ojo. La luz que se acerca la superficie es el rayo incidente. Si golpea en un ángulo en particular, vuelve al ojo en el mismo ángulo pero en el lado contrario, es decir como si dibujara una “V” simétrica.

Los espejos normales son lisos lo que hace que el ojo pueda reconstruir la imagen a la perfección. Pero si son borrosas o irregulares, la imagen llega distorsionada.