ConsejosOpinión de Nora Kurtin

El reto está en ser madre y aprender a disfrutarlo, sin culpa

Cuando supe que estaba embarazada un montón de pensamientos se me amontonaron en la cabeza, pero yo lo tenía claro, quería ser madre y quería ser una buena madre.

Estaba tan feliz y, a la vez, tan preocupada por que todo saliera bien. Uno de los momentos más impactantes fue cuando pusieron a mi bebé sobre mi pecho. Entonces tomé conciencia de todo lo que la vida te puede regalar. Era feliz, y lloraba de emoción.

Los días fueron pasando y cada vez sabía entender mejor a mi bebé. Pero mientras mi hija crecía, también lo hacían mi exigencia y mi gran duda: “¿Debería hacer esto o debería hacer lo otro? ¿Lo estaré haciendo bien?”. Cuando ella lloraba me angustiaba, cuando enfermaba me sentía mal, intentaba hacerlo tan bien, que era incapaz de relajarme.

Luego llegó mi segundo hijo, mis preocupaciones crecieron en la misma proporción. Las fórmulas utilizadas con la primera no funcionaban siempre con el segundo. ¿Qué podía hacer? Había veces que me sentía desbordada, perdida en esas pequeñas cosas del día a día de cualquiera que tiene hijos.

Después de mucho luchar, me di cuenta de que pretender ser madre perfecta y pretender proteger a mis hijos de todo era imposible. Las exigencias y las prisas no ayudarían a crecer a mis hijos y no me hacían sentir bien a mí.

De repente, comprendí que mi incondicionalidad hacia ellos la sentían cuando disfrutaba a su lado. Cuando estaba junto a ellos sin exigencias ni obligaciones.

Puede sonar utópico. Es cierto. Hay días que me cuesta mucho más bajar el ritmo, voy muy acelerada, con muchas cosas en la cabeza y sin darme cuenta, no me conecto con ellos, y ellos lo notan.

Pero sí, cuando puedo estar a su lado y tomar perspectiva, ver cómo van creciendo, formando sus personalidades y sus gustos, disfruto y ellos también lo notan.

De repente, todo se vuelve mejor, el estado de ánimo es más positivo, y yo me río. Sonrío y mis hijos, como en el resto de las cosas, imitan y también sonríen.

Ya no busco ser la madre perfecta. Soy una buena madre disfrutando de mis hijos.

Nora Kurtin, fundadora de Sapos y PrincesasNora Kurtin

Fundadora de Sapos y Princesas

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