ConsejosPsicología y salud mental

Lo que nunca te contaron antes de ser madre

Si hay algo que saben todas las mujeres que han tenido hijos, es que ser madre es como enamorarse, hasta que no te ocurre no sabes cómo es. Te lo habrás imaginado de mil formas, habrás escuchado testimonios, consejos, cosas buenas y terribles, algunas que hablan de ello como algo místico y maravilloso y otras que se arrepienten. Pero hay cosas que hasta que no las vives no te das cuenta y sobre todo, de las que nadie habla. Sin embargo, que ocurren, ¡claro que ocurren!

El embarazo, toda una experiencia

Durante el embarazo vas a ir al ginecólogo más que nunca en tu vida, mínimo una vez al mes. De hecho, se convertirá en tu mejor amigo. Además, tendrás un radar para detectar mujeres embarazadas y os miraréis cómplices al descubriros. También te darás cuenta de que no solo el anuncio de Clear Blue se repite en bucle, sino que hay cientos de campañas relacionadas que te interesarán y emocionarán a partes iguales porque todo lo que tenga que ver con tu estado te parecerá apasionante.

El dolor es real

Descubrirás que, por mucho miedo que tengas, el parto no es lo más molesto. Lo peor son los puntos de la episiotomía y, sobre todo, recuperarte de ello. Pero, al final, saldrás de esta. Experimentarás dolores inhumanos en tu pecho en momentos como la subida de la leche, cuando se te agrietan los pezones o cuando tu bebé absorbe con fuerza la leche materna. Además, tu espalda también sufrirá con la lactancia y tendrás la sensación de que no haces otra cosa en todo el día que dar el pecho.

¿Y qué hay del sueño y el cansancio?

Dormir más de 3 o 4 horas seguidas durante los primeros meses es muy complicado. Si finalmente lo consigues, olvídate de hacerlo a pierna suelta como antes, pues seguramente tengas puesto el modo «alerta». Seguro que cuando tu hijo lo haga plácidamente, te levantarás a comprobar que respira y está vivo. No olvides que vas a madrugar mucho durante los próximos años, mientras esté creciendo, no importa el día de la semana que sea.

Los kilos de más y el cansancio harán que seas incapaz de levantar una pierna para dar un paseo, y hacer abdominales te parecerá misión imposible.

Cambiarás tu perspectiva de todo

Disfrutarás como jamás imaginaste con eructos, pedos, gases, cacas. Sí, sí, todo eso que antes te daba asco, ¡ahora será una fiesta! Si tu bebé es de los que regurgita, el olor a leche agria será tu perfume más habitual y quedará patente en tu ropa en forma de manchas a la altura de tus hombros. No desesperes, no hay nada con lo que una toallita húmeda no pueda, llegados a este punto son tus máximas aliadas, jamás imaginaste lo importantes que llegarían a ser.

Tu bebé será lo primero, siempre

No querrás separarte de él, y cuando lo hagas, estarás deseando llegar a casa y comprobar que está bien. Además, si te parecía que ibas mucho al médico cuando estabas embarazada, prepárate porque entre vacunas, catarros rutinarios y urgencias, vas a pasarte el día haciendo visitas al pediatra. 

Tu visión de la familia cambiará y querrás ver más que nunca a tus padres y hermanos para que disfruten de tu hijo (y lo mimen mucho). También buscarás parecidos durante horas y te morirás de la emoción cuando alguien te diga que tiene un aire a ti.

Te sentirás culpable por muchas cosas, pero aprenderás a vivir con ello ¡Perdónate! Sobre todo, descubrirás que ser madre, a pesar de todos los sacrificios y preocupaciones que conlleva mola, y mucho.

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