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Cómo pasar del colecho a la cama sin consecuencias para nuestros hijos

Cómo pasar del colecho a la cama sin consecuencias para nuestros hijos
Sapos y Princesas
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Fecha de actualización: 31.03.17

¿Qué es el colecho?

El colecho es la práctica por la que optan muchos padres y que consiste que en que el bebé duerma con ellos en la misma cama, todas las noches, durante al menos cuatro horas.

Actualmente la Asociación Española de Pediatría no recomienda explícitamente su práctica, sin embargo, no señala inconvenientes para la misma si se aseguran unas adecuadas medidas de seguridad que reduzcan las posibilidades de asfixia o caídas. Diversos estudios señalan que el colecho reporta grandes beneficios tanto para la madre como para el recién nacido:

  • El descanso del bebé es más profundo y calmo.
  • Los bebés experimentan menor ansiedad y lloran menos, puesto que se sienten más arropados y seguros.
  • Son más amamantados que los bebés que duermen en cunas.
  • Los despertares del bebé son más cortos y se concilia mejor el sueño.
  • Se refuerza el vínculo afectivo entre los padres y el recién nacido.
  • La madre descansa mejor y durante más tiempo.
  • Disminuye el riesgo de muerte súbita del lactante.

Sin embargo, a medida que el bebé va creciendo muchos padres encuentran incómodo continuar compartiendo lecho con su pequeño. Incluso el propio niño a menudo no descansa bien y empieza a necesitar su espacio.

¿Cuándo es el mejor momento para pasarlo a su cama?

No hay un “mejor momento” que sirva por igual para todos los niños o familias. Depende de muchos factores, pero por lo general, a medida que el bebé crece, empieza a dar patadas, se mueve mucho en la cama, interrumpe el sueño de los padres y la intimidad de la pareja se ve afectada. Es entonces cuando los papás deben valorar si el momento adecuado para trasladarlo a su habitación. No obstante, muchos padres escogen esta opción cuando el bebé ya no realiza las tomas nocturnas y duerme toda la noche sin despertarse.

¿Cómo hacer la transición?

El proceso de transición entre el colecho y cuna o cama supone un periodo de muchos cambios para el pequeño, por lo que deberemos realizar esta tarea de manera progresiva y comprendiendo las necesidades del niño en cada momento.

Para ello, podemos seguir algunas recomendaciones que nos ayudarán a realizar la tarea con éxito:

  • Primero haremos el traslado a la cuna, en la misma habitación, y cuando se haya acostumbrado, valoraremos el pasarlo a su habitación.
  • Establecer una adecuada rutina de sueño, estable y predecible. Cena, baño, cuento o música relajante…y acostarlo.
  • Realizar una adecuada progresión. Hay que tener en cuenta que desde que estaba en el vientre materno y luego desde su nacimiento, ha aprendido a dormir con la compañía, calor y cariño de sus padres, por lo que al principio se debe tener paciencia y ser flexibles. La primera noche, lo más adecuado será llevarlo a su cuna, arroparlo y permanecer allí hasta que se duerma. Podemos darle la mano, cantarle etc.
  • Es esperable que durante la noche, al despertarse, el bebé extrañe a sus padres y, por tanto, llore. No resulta conveniente dejarlo llorar hasta que se duerma, puesto que esto genera una elevada ansiedad incompatible con el descanso y la sensación de seguridad así como para un adecuado desarrollo del apego. Lo más adecuado, es acudir a su lado, acariciarlo y ayudarle a calmarse sin sacarlo de la cuna si es posible, y una vez dormido, retirarnos nuevamente.
  • Es importante tratar de no retroceder y llevarlo a nuestra cama, porque esto podría dificultar el proceso.
  • A medida que el bebé se va adaptando a la nueva situación, ya no será necesario permanecer en la habitación hasta que se duerma, podremos darle el beso de despedida, arroparlo y retirarnos.
  • En niños más mayores, es posible que a mitad de noche se levanten y acudan a la cama de sus padres. En tal caso, se le indicará con dulzura que debe dormir en su habitación y se le llevará a su cuna o cama, en donde se esperara nuevamente a que se duerma para retirarnos. Cuando esto se consiga, podremos acostarle y dejar que se vuelva a dormir solito.
  • Es aconsejable evitar reñir al bebé o al niño por llorar o levantarse por la noche, debemos recordar que cada niño tiene su ritmo y hay que respetar sus necesidades, ayudándolo a adaptarse con cariño y amor a la nueva situación.

Durante este periodo es esperable que el descanso no sea tan profundo y que la calidad del mismo disminuya. Sin embargo, si somos constantes alcanzaremos nuestra meta y el sueño de nuestro pequeño al igual que el nuestro volverá a la normalidad.

Por Úrsula Perona
Psicóloga infantil
Colaboradora de Sapos y Princesas