ConsejosOpinión de Nora Kurtin

Solidaridad, respeto y toma de conciencia

Educar en valores es esencial para que los niños de hoy aprendan a ser adultos responsables del impacto que tendrán sus actos en el futuro. En la sociedad actual, donde cada persona se desarrolla de manera personal, el individualismo cada vez tiene más peso. Para mejorar como sociedad necesitamos cultivar la capacidad del ser humano de sentir empatía por otras personas y de prestar su ayuda. La solidaridad es el valor que hace que nos ayudemos unos a otros en pro de un bien común.

Este criterio es aplicable en todos los aspectos de la sociedad, desde luchar contra las injusticias sociales hasta fomentar el respeto, la igualdad de género, el cuidado del medio ambiente y la protección de la infancia. La solidaridad es la toma de conciencia de las necesidades de los demás y el deseo de colaborar para generar el cambio.

Hablar con nuestros hijos de la paz, la empatía, el respeto o la resolución de conflictos es necesario, pero lo más importante es que vean que actuamos en consecuencia. Ellos incorporan cómo reaccionamos, nos relacionamos con la gente que nos rodea y los comentarios que hacemos sobre situaciones. El ejemplo es la mejor y única forma de educar. Por ello, debemos poner atención en los comportamientos prosociales, mostrarnos solidarios con otras personas y colectivos ante el sufrimiento, los problemas y las situaciones difíciles. Esta manera de relacionarnos tiene un impacto positivo tanto en la persona que la practica como en quien la recibe.

Si nuestros hijos son pequeños puede que no entiendan el concepto más trascendental de la solidaridad, pero sin darse cuenta, lo irán incorporando en su forma de ver el mundo si aprenden a compartir y practicar la empatía poniéndose en el lugar de otros. En lo cotidiano es difícil hacerles entender la suerte que tienen por la situación en la que viven, ya que lo que ellos conocen es su propia realidad y la de su entorno.

El altruismo se aprende y se afianza practicándolo

Debemos explicarles que hay niños que no tienen la suerte de ir al colegio, aunque a ellos no les entusiasme, o que abrir un grifo de agua potable es un lujo limitado a solo una parte de la población mundial, aunque les parezca exagerado. Concienciarlos mediante películas o libros que presenten otras realidades, y participar de acciones solidarias enfocadas a los más desfavorecidos son buenas formas de hacerles a sentir que pueden y tienen responsabilidad de ayudar a otras personas.

El altruismo se aprende y se afianza practicándolo. Si logramos que nuestros hijos actúen sin buscar recompensa material, beneficiando a los demás, obtendrán relaciones sociales más satisfactorias y favorables también para ellos mismos. Podemos ayudarlos a ser generosos animándoles a elegir regalos solidarios y productos de consumo sostenible, apadrinando a un niño que se encuentra en una situación desfavorecida o participando en un proyecto de apoyo a la infancia. El voluntariado también es una buena vía de enseñar a los niños y adolescentes la importancia de ser solidarios e implicarse para cambiar la situación en diferentes partes del mundo.

Nora Kurtin, fundadora de Sapos y Princesas

Nora Kurtin

Fundadora de Sapos y Princesas

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