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Padres de hoy. Manual de uso práctico. Problemas sociales

A medida que van creciendo, nuestros hijos deben aprender a hacer frente a algunas situaciones complicadas derivadas de sus relaciones con otros niños y su introducción en la sociedad como individuos independientes. El acoso escolar o la presión académica son solo algunos de los problemas a los que, posiblemente, tendrán que enfrentarse a lo largo de su vida en mayor o menor medida, pero nosotros, como padres, podemos darles las herramientas para saber saber solventarlos y que se conviertan en personas felices y buenas.

En este manual práctico para padres de hoy ya te hemos hablado acerca de otras cuestiones, como los estilos de crianza y a aspectos esenciales como el sueño, la alimentación y la disciplina.

En esta ocasión, ponemos el foco en el acoso, la identidad de género, la moral y la presión académica.

Problemas Sociales

1. Acoso 

Para ayudar a tu hijo a lidiar con el acoso y el conflicto lo más útil es que sepas diferenciar con cuál de los dos estáis tratando. Los niños que son acosados se encuentran al borde del maltrato y son incapaces de defenderse por sí mismos, mientras que a los niños en conflicto les resulta difícil llevarse bien con los demás. Afortunadamente, la mayoría de estos roces ocurren en campo del conflicto, una inevitable y poco placentera de las relaciones sociales, y no en el campo del acoso.

Si los niños son acosados, lo más importante es asegurarles que merecen apoyo, y que deben alertar a un adulto sobre lo que está pasando. Además, puedes recordarle a tu hijo que debe defender a otro compañero que está siendo acosado, sin importar cómo le caiga la persona que está siendo acosada, tienes que dejarle claro que debe hacer, al menos, una de estas tres cosas: confrontar al acosador, acompañar a la víctima y alertar a un adulto.

Cuando se trata de conflicto, debes ayudarle a tratar el asunto correctamente y a que aprenda a valerse por sí mismo sin tener que pisotear a los demás.

Niña siendo acosada
Niña siendo acosada por sus compañeros | Fuente: Pixabay

2. Género

Para los niños, el género es un concepto cambiante, y no es uno que siempre se ve de la misma forma cuando se es adulto. Los niños de tres años son capaces de identificarse ellos mismos como niños o niñas, y sin embargo hay niños que a esta edad creen que pueden crecer para convertirse en madres si así lo desean, y viceversa en el caso de las niñas. A las edades de 4 o 5 años, los niños comienzan a ver el género como un rasgo fijo. Observarás como, a menudo, desarrollan obsesiones por las princesas o por los superhéroes, quizás al incursionar en la femineidad o masculinidad extrema, para compensar la sensación de estarse perdiendo la otra mitad del género.

La mayoría de los niños dejan de ver el género de esa manera tan extrema antes de llegar a la adolescencia. Las chicas generalmente gozan de mayor flexibilidad que los chicos, en cuanto al tema de la identidad de género se refiere. En la mayoría de las ocasiones, los chicos optan por vigilarse como policías los unos a los otros por si perciben un comportamiento que pueda considerarse femenino.

Como padre, quieres ayudar a que tu hijo se sienta bien siendo niño o niña, y a definir qué significará eso para él o para ella, lo que implica que tienes que ayudarlos a responder preguntas altamente estereotipadas y representaciones de género fuertemente basadas en los medios publicitarios. Es importante que sepan que el género y la identidad sexual son dos cosas totalmente diferentes.

3. Moral

Todos los padres tienen algo en común: el deseo de que sus hijos sean buenas personas. En algunas familias, la participación regular en alguna institución religiosa les brinda tiempo a la familia para reflejar sus valores y les permite a los padres transmitir a sus hijos esas creencias que son aceptadas por miembros de una amplia comunidad, y que se extiende más allá de los hogares.

Por supuesto, cada día hay oportunidades para inculcar valores a tu hijo fuera de una organización religiosa, como cuando ayudas a una persona mayor o cuando le llevas contigo a hacer trabajo voluntario para causas importantes.

4. Presión académica

La escuela es un terreno bastante complicado para los padres. Queremos que nuestros hijos se esfuercen, aprendan mucho y tengan buenas notas, pero no queremos presionarlos injustamente o causarles un estrés innecesario. A cualquier edad y con cualquier talento, los niños necesitan que los padres les ayudan a concentrarse en mejorar sus habilidades, en lugar de tener que demostrarlas. En otras palabras, deben entender que sus dotes intelectuales solo son un comienzo, y que sus capacidades pueden incrementarse con esfuerzo.

Los niños que adoptan esta mentalidad están menos estresados que aquellos que creen que sus capacidades son fijas, y sus resultados académicos son mejores. Además, valoran la retroalimentación y se sienten motivados ante las tareas más difíciles e inspirados por los logros de sus compañeros de clase.

Para criar niños con mentalidades crecientes, haz énfasis en la celebración del esfuerzo, no en la astucia, mientras los niños estudian.

Pero sí hay ciertos momentos en lo que debemos intervenir directamente, sobre todo, cuando están continuamente estresados por los deberes o exámenes. En este caso, debemos reconocer cuál es la causa de esta situación. Algunos estudiantes intentan llegar a objetivos inalcanzables, bien sea por ellos mismos o por presiones externas. Otros fallan durante el camino por alguna diferencia de aprendizaje no diagnosticada, o simplemente, porque su estudio es ineficaz. Lo importante para nosotros es determinar cuál es la causa y empezar a ponerle remedio.

Ahora que ya sabemos más acerca de los problemas sociales, en este manual para padres de hoy pasamos a otros aspectos que van un paso más allá. No te pierdas nuestros artículos sobre:

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