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Los grandes olvidados: creatividad, pensamiento crítico, valores y educación emocional

La creatividad es la capacidad de crear, de generar ideas, solucionar problemas, hallar caminos distintos y transformar el entorno. Las personas creativas suelen tener confianza en sí mismas, fineza de percepción, imaginación, capacidad intuitiva, curiosidad intelectual y entusiasmo.

El pensamiento crítico o divergente es la capacidad de pensar de forma original y rompedora. Supone la capacidad de salirse de los caminos establecidos para encontrar soluciones alternativas. No es exactamente lo mismo que la creatividad. Supone la capacidad de potenciar el pensamiento divergente y abandonar las ideas preconcebidas. No solo es útil en el trabajo o en el estudio, sino en todas las áreas de la vida.

Los valores son convicciones profundas que tenemos las personas y que guían nuestra conducta. Cada persona construye su propio sistema de valores, según el cual nos conducimos en la vida y nos realizamos como mejores personas. Cuando una persona es coherente con su sistema de valores vive con integridad.

La honestidad, el respeto, la humildad, la prudencia o la sensibilidad son algunos de los valores universales más importantes.

La educación emocional es el desarrollo de competencias emocionales: conciencia emocional, regulación emocional, autogestión, inteligencia interpersonal, habilidades de vida y bienestar. Nos ayuda a desarrollar una sana autoestima, a conocernos y saber regularnos, a relacionarnos de manera exitosa a través de unas habilidades sociales adecuadas, y en general, a vivir con plenitud y consciencia.

Creatividad, niña escribiendo en una pizarra

Hemos descrito cuatro aspectos importantes que deberían incluirse y fomentarse educativamente desde los primeros años de la niñez, dado el gran impacto que van a tener en la vida de nuestros hijos a lo largo de la vida.

Lamentablemente son los grandes olvidados educativamente. No se abordan en la educación reglada ni forman parte del currículo educativo. Siendo como son tan importantes para el desarrollo integral de las personas, no se potencian ni enseñan desde la escuela.

Tenemos los padres entonces una labor importante al respecto. Si queremos que nuestros hijos sean personas íntegras, buenas, cívicas y respetuosas, es nuestra responsabilidad fomentar un sistema de valores adecuado.

Si deseamos para nuestros hijos la capacidad de crear, imaginar, divertirse, salirse de lo común y de la rutina, vivir plenamente la vida y fomentar su curiosidad, tendremos que despertar su creatividad, o más bien, no dejar que se apague.

Si queremos que sean capaces de pensar por sí mismos, de ser críticos con la información, de cuestionarse las cosas y afrontar los problemas con valentía y creatividad, deberemos enseñarles a pensar de manera crítica.

Si deseamos que nuestros niños se conviertan en adultos felices, plenos, habilidosos socialmente, que saben conducirse por la vida y afrontar los problemas, es nuestra tarea fomentar su educación emocional.

¿Qué podemos hacer los padres?

La familia tiene un potencial educativo enorme. Es un entorno educativo muy poderoso. Si desde casa fomentamos valores como el respeto, la prudencia, la responsabilidad, o cualquier otro que forme parte de nuestro sistema de valores y creencias, algo quedará en el niño. Comentemos con el niño las noticias de la tele, enseñemos las consecuencias de las distintas formas de comportarse, estemos pendientes de su conducta y guiemos su desarrollo para que aprenda los valores más importantes.

Niño creativo

Para favorecer la creatividad y el pensamiento divergente, es muy importante que el niño tenga tiempo libre, no estructurado, que tenga la posibilidad de aburrirse, distraerse de pensar. Es positivo también darle la posibilidad de acudir a clases de arte: pintura, música, baile, teatro.

Y sobre todo, enseñarle a cuestionarse las cosas, a buscar otros puntos de vista, a no juzgar, y permitir que afloren las ideas sin opiniones preestablecidas.

La educación emocional es compleja por lo vasta que es. Implica el autoconocimiento, autoestima y habilidades sociales entre otras cosas. Trabajarla desde casa a veces se puede volver complejo. Sin embargo, cada día aumentan las opciones de talleres de habilidades sociales para niños, de meditación, que pueden ayudar en esta tarea.

Es importante como padres que abordemos la educación de nuestros hijos de una manera integral, no centrándonos únicamente en lo académico, sino tratando de abordar otros aspectos tan importantes como los que hemos comentado.

Úrsula Perona
Psicóloga infantil
Colaboradora de Sapos y Princesas

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