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El ballet: arte, diversión y disciplina

Las actividades extraescolares, esas que encantan a nuestros hijos y que tanto les aportan para su formación, tanto académica, como deportiva y artística, son el recurso perfecto para que disfruten del tiempo libre. Son una buena manera de que los niños descubran qué les gusta desde temprana edad. Una de las que más gustan, es sin duda alguna, el ballet, porque ¿a quién no le gusta bailar? Y es que, además, ofrece múltiples beneficios para el cerebro y, por supuesto, para el cuerpo.

¿De dónde surge esta danza?

Considerado una de las grandes Artes Escénicas, nació entre los siglos XV y XVI en Italia y Francia, también llamado danza clásica. En principio se practicaba en las bodas como entretenimiento y después pasó a ser también pasatiempo para los reyes. Su contenido era alegórico-mitológico. Más adelante evolucionó en cuatro tipos: romántico, clásico, De Diághilev y moderno. A partir del siglo XVII es cuando llega a España, hasta hoy.

Esta disciplina puede practicarse desde una edad temprana (tres o cuatro años) en unos niveles bajos de dificultad, para posteriormente ir aumentándola. En esta etapa pueden reforzar su desarrollo psicomotor, de modo que van adquiriendo equilibrio y coordinación.

ballet niña

El ballet puede ayudar, y mucho, a inculcar un sentido de la disciplina que les servirá tanto para su presente como para su futuro y que ayuda tanto al desarrollo físico como mental. A través de ella, se convertirán en personas con más capacidad para gestionar el estrés, tendrán más paciencia y serán más perfeccionistas. Todo esto se les extrapolará a más ámbitos a lo largo de su vida, como en la forma de actuar en el colegio, en la familia, en los grupos de amigos y más adelante en el trabajo. Es algo que siempre irá con ellos.

Se trata de una expresión artística cuyos resultados no suelen tardar mucho en salir a la luz. Aunque no por ello es que estemos hablando de una labor fácil. Se trata de un tipo de baile que requiere esfuerzo y superación. Es por ello que aunque tengamos en mente la cantidad de beneficios que nos da este deporte, no debemos dejar de lado la exigencia física que supone. Los esguinces, contracturas y sobrecargas son problemas que debemos intentar evitar con una realización responsable de ella.

Los beneficios del ballet

1. Mejora la elasticidad

Tanto la flexibilidad como la elasticidad son imprescindibles para ejecutar los movimientos de este baile. Es por ello que realizarlos de continuo mejorará la capacidad de realizar ciertos movimientos con más fluidez.

2. Ayuda a corregir la postura

La postura puede entrenarse y si lo fomentamos desde pequeños mucho mejor, así evitaremos posibles futuras enfermedades de espalda. Los ejercicios como plie, grand plie, relevés y cambrés trabajan el movimiento de la postura del cuerpo. Tanto de la espalda, de los tobillos y rodillas, del suelo pélvico y de las piernas.

3. Relaja y libera adrenalina

El ballet es saludable también para la mente. La adrenalina, liberada por las glándulas suprarrenales, nos hace sentir más vivos y felices y por lo tanto más relajados. Es por ello que este tipo de danza generará que el niño descanse mejor y evite la agresividad.

4. Aumenta la concentración

Tal y como hemos visto, entrenar el cuerpo y calmar la mente son los dos pasos fundamentales de esta actividad, por lo que de la mano de ellos irán la concentración, serenidad y confianza. Parte del esfuerzo y de seguir una metodología muy concreta, por lo que concentrarse no será una opción. ¡Saldrá solo!

5. Potencia la creatividad

Fomentar el movimiento mediante esta expresión artística genera que los niños, al bailar, tanto solos como acompañados, comiencen a conocerse y a imaginar nuevas posiciones. Y es que, la creatividad es algo que todos los humanos tenemos innato y potenciarla es muy positivo para nuestro desarrollo humano.

6. Fomenta el trabajo en equipo

Bailar en grupo genera vínculos y con ello un sentimiento de pertenencia que más adelante da lugar a valores como la empatía o la responsabilidad. Valores que si se comienzan a trabajar desde pequeños, darán lugar a un adulto con más confianza en sí mismo y capaz de saber relacionarse mejor en cualquier contexto social.

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