Cada 27 de marzo tiene lugar el Día Mundial del Teatro, creado por el Instituto Internacional del Teatro en 1961, y para que os unáis esta celebración, os invitamos a acercar a vuestros hijos a esta disciplina artística. Ya sea como espectadores o como actores, el teatro infantil potencia muchas cualidades en los niños.
Pequeños espectadores
A día de hoy y sobre todo en las grandes ciudades, podemos encontrar ofertas de espectáculos infantiles para todas las edades. Y es que, además de ser una estupenda forma de entretenimiento y ocio en familia, es una fuente de aprendizaje para los niños.
Ver obras aumenta su concentración y hace que entiendan mejor el mundo gracias al análisis de las situaciones que se les plantean. Además, la mayoría de ellas cuentan con una moraleja o mensajes que les transmiten valores; es decir, les ayudan a distinguir el bien del mal, al igual que lo hacen muchos cuentos o películas. Algo que resulta muy importante, ya que podrán aplicar estas enseñanzas en muchos aspectos de su vida.
También, es una buena manera de acercar y reforzar de forma amena conocimientos que dan en clase: Arte, dramatización en inglés, adaptaciones literarias e incluso obras históricas.
El teatro como actividad extraescolar
Si tu hijo ya te ha dicho ‘Mamá quiero ser artista’, ¡no te lo tomes a broma! Que vaya a clases de esta disciplina sólo va a aportarle cosas buenas. Esta práctica estimula (aún más) su imaginación y ayuda al desarrollo de sus capacidades expresivas. Para los más tímidos, puede hacer que aprendan a soltarse, e incluso mejorar sus habilidades sociales, potenciando su autoestima y seguridad en sí mismo.
El trabajo en equipo es otro de los valores de esta actividad. El niño tiene que trabajar y empatizar día a día con sus compañeros para sacar adelante el proyecto. Aquellos que acuden a partir de los 5 o 6 años, también tienen la oportunidad de mejorar su nivel lectura y expresión oral.
