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10 Claves para aumentar el liderazgo de las niñas

Cuando hablamos de niñas y ambición, el patrón es claro: a las chicas no se les anima a ser líderes. Llamar a las niñas mandonas, por ejemplo, es una de las muchas cosas que hacemos para disuadirlas de ser líderes. Como padres, abuelos y cuidadores, hay pequeños cambios que cada uno de nosotros podemos hacer y que tendrán un gran impacto en la confianza y la ambición de las niñas. En la rutina de la vida diaria, los adultos tenemos múltiples oportunidades para modelar cómo ser auténtico, asertivo, y seguro de sí mismo. Los cuidadores más eficaces no sólo lo transmiten son sus palabras, si no que lo fomentan activamente. Lo que decimos importa tanto como lo que hacemos.

Aquí tenéis algunos consejos que pueden suponer una gran diferencia en el modo de hacer emerger la capacidad y habilidad de liderar nuestras hijas y nietas.

Anima a liderar a tus hijas e hijos por igual

Ya en la educación secundaria, los padres dan más valor al liderazgo de los niños que al de las niñas. Por eso, debemos reflexionar sobre los diferentes mensajes que transmitimos a una hija o un hijo sobre la ambición y el éxito futuro. Pregunta a tu hija cómo cambiaría el mundo. Invítale a que te cuente lo que significa el liderazgo para ella. ¿Se ve a sí misma como líder? ¿De qué manera ve que lidera ahora y de qué manera le gustaría hacerlo en el futuro?

Sé consciente de la manera en que hablas con tu hija

Las niñas aprenden pronto que un exceso de confianza puede llevarlas al ostracismo, y prueba de ello es el modo en que suenan cuando se comunican. Muchas empiezan las frases con las disculpas («No estoy segura de que esto sea correcto, pero…) o utilizando frases que transmiten su inseguridad y debilitan sus convicciones como «una especie de…» y «del tipo…» Es importante que las madres seamos conscientes de cómo nos comunicamos delante de nuestras hijas, debemos evitar suavizar nuestras opiniones con renuncias o disculpas.

Haz que tu hogar respire igualdad

¿Sabías que la brecha salarial empieza en el hogar? A las niñas se les paga menos que a los niños para las tareas domésticas. Nuestra casa es un aula muy poderosa para nuestros hijos. ¿Hacen las chicas las “típicas tareas de chicas” como la limpieza, poner la lavadora, mientras que ellos sacan la basura y cortan el césped? Intercambia esta asignación de responsabilidades y distribúyelas por igual. Si finalmente eres tú quien termina haciendo las tareas para evitar discusiones, asegúrate de no hacer el trabajo de un niño más que de otro.

Enséñale a respetar sus sentimientos

Las niñas aprenden desde el principio que caer bien y evitar los conflictos – incluso cuando están molestos – ayuda a mejorar y aumentar el estatus social. A muchas chicas se les dice que deben «superar» sus sentimientos o dejar de ser «tan sensibles”. Enseña a tu hija a respetarse a sí misma haciéndole saber que está bien sentir lo que sienta y hablar de ello. Cuando esté lista para compartir con los demás lo que sienta, sé sincera con ella acerca del reto que supone hablar en un mundo que todavía espera que las niñas sean agradables por encima de todo.

Madres y abuelas: sed modelo de comportamiento asertivo

Las niñas a menudo responden a lo que se les pide aunque no estén de acuerdo y después, se sienten resentidos. Tu hija necesita que le enseñes cómo establecer límites en las relaciones y que hacerlo no terminará con ellas. Intenta rechazar una tarea cuando estés sobrecargado y explícale a tu hija por qué. Deja que tu hija vea cómo te desenvuelves ante un conflicto familiar de manera constructiva con un amigo cercano, familiar o compañero de trabajo y cómo sales de él de manera exitosa.

Padres y abuelos: sed conscientes de vuestra influencia

Las niñas cuyos padres están involucrados positivamente en sus vidas también tienden a tener una mayor autoestima y estar más dispuestas a probar cosas nuevas. Padres y abuelos deben ser conscientes del poder de sus palabras y acciones. Ellos importan. Mostrar respeto por las mujeres que forman parte de su vida y de las de ellas les ayudará a desarrollar altas expectativas hacia el resto de los hombres.

Aprovecha el potencial del deporte y las actividades 

Las actividades extracurriculares aportan una formación y entrenamiento en liderazgo muy atractivo para las niñas. El deporte puede ser especialmente positivo para ellas ya que, según se desprende de una encuesta, el 80% de las mujeres que alcanzaron puestos ejecutivos en una empresa habían practicado algún deporte en la infancia. Pero si a tu hija no le interesa el deporte, anímala a buscar otra en la que pueda formar parte de un equipo, como teatro, banda de música, ajedrez o tecnología, seguro que hay una alternativa que se ajuste a sus gustos, en alguna parte hay un grupo adecuado para cada uno de nosotros.

Analizad juntos los mensajes de los medios

Pregunta a tu hija lo que está viendo y leyendo y por qué le gusta. Escoge una película o programa de televisión y pregúntale cosas como ¿Qué tipos de mensajes acerca de las niñas y las mujeres nos está transmitiendo? ¿Cómo se retratan las relaciones entre niñas y mujeres? ¿Están esas relaciones basadas en la confianza y el cariño? Se trata de tener una conversación sobre ello, no de darle una charla. Hazle saber tus preocupaciones, pero recuerda que te tendrá más en cuenta si hacéis juntos el análisis de su programa favorito.

Deja que resuelva ella misma sus problemas

Cuando tu hija tenga un problema, haz una pausa y pregúntale: «¿Qué quieres hacer al respecto?» Si ella dice, «No sé,» empújala suavemente para considerar estrategias que podría utilizar para hacer frente a la situación y luego pregúntale acerca de los posibles resultados. Tu confianza en su capacidad para resolver problemas por su cuenta es fundamental para construir la suya propia.

Anímala a dejar su zona de confort

Muchas niñas tienen dificultades para asumir riesgos porque les preocupa fracasar o decepcionar a los demás. Anima a tu hija a probar cosas nuevas, lo mismo para que vaya a un evento en el que no conozca a mucha gente, como para comprobar la cuenta con la cajera del supermercado. La valentía es una habilidad que se adquiere poco a poco, con el tiempo. Hazle saber que la primera vez que haga algo no tiene por qué hacerlo perfecto. Sólo tiene que intentarlo.

En el camino para aprender a ser buenos padres, debemos recordar que las palabras pueden realmente marcar la diferencia, seamos conscientes de lo que decimos a nuestros hijos.

Descarga aquí los consejos de liderazgo para padres de Ban Bossy. LeanIn.org

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