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Opinión de Nora Kurtin

Qué hacer si mi hijo ha sufrido abusos sexuales

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Sapos y Princesas
Sapos y Princesas
Fecha de actualización: 04.06.17

La estadística es abrumadora. En España, una de cada cuatro niñas y uno de cada siete niños sufrirá abusos sexuales a lo largo de su vida. Esto quiere decir que, muy probablemente, en algún momento, nuestros hijos se vean enfrentados a una situación de abuso en la que tendrán que tener las herramientas para saber cómo reaccionar y salir de ella.

Lo primero que enfatizan los expertos es la comunicación con los padres. Los hijos siempre acuden a nosotros como referencia, buscando la definición de lo que está bien y lo que no. Por eso son tan importantes los límites. Los niños tienen que conocer tanto el límite propio como el ajeno, para poder marcárselo a quien lo traspase llegado el momento. De modo que la primera medida es asegurarte de hablar con ellos para evitar que sufra abusos sexuales, en función de su edad y grado de madurez.

Cuando un niño está expuesto a una situación de abuso, instintivamente, sabe que algo va mal. Lo siente internamente, aunque no pueda describir el trasfondo de la situación que le ha resultado incómoda. Nuestro papel como padres es reforzarle que haga caso a esa sensación y afirmarle que cuando se sienta así, nos lo transmita y no lo acepte. Enseñarle a ser contundente con el adulto y a decir no. “No quiero esto, no me gusta”. A partir de ese momento, nos toca a nosotros como adultos tomar cartas en el asunto.

Creo que esta es la situación más complicada. A ningún padre nos gusta aceptar que a nuestros hijos les pueda pasar algo así. Pero con negarlo y mirar hacia otro lado, lo que estamos haciendo es desarmarlos para el resto de su vida y allanar el camino a una persona que se ve con carta blanca para aprovecharse de la situación.

La escucha es fundamental. Debemos escuchar lo que nos dicen nuestros hijos y no pensar que es un juego de niños. Si tienes dudas, imagínate tú en esa situación con un compañero de trabajo, y hazte la misma pregunta “¿es un juego?”. Si la respuesta es no, tampoco lo es para tu hijo.

Si tu hijo ha tenido la confianza de compartir su situación contigo, no te horrorices. Seguramente el primer acercamiento ha sido solo eso. Pero deberían saltar las alarmas. Contacta con un especialista en abuso de menores o con cualquier institución especializada en este tema. Comenta tu caso con ellos y sigue las indicaciones que te marquen.

Lo más importante es que le digas a tu hijo que ha hecho muy bien en compartir contigo lo que le pasaba y que no se preocupe, que tú estarás siempre de su lado y que ahora los mayores se van a ocupar de que no vuelva a pasar. Refuérzale que hay zonas (los genitales y la boca) que nadie debe tocarles ni hacer nada con ellas. Y que con los padres no deben existir los secretos, aunque sí están permitidas las sorpresas. Dile que siga confiando en ti, que por más que se sienta mal, él no es culpable de nada y que compartiendo con los padres todo lo que le pasa, bueno y malo, tanto la alegría como los problemas se reparten y que entre todos podremos más.

No minimices sus comentarios. Te resultará más fácil pensar que era una tontería, pero después saldrá a la luz y tendrás que vivir el resto de tu vida sabiendo que por tu falta de coraje dejaste que tu hijo sufriera y que le quedaran marcas en su sexualidad para el resto de su vida.

No es un tema menor. No hay juegos de niños, y menos con adultos de por medio.

Nora Kurtin, fundadora de Sapos y PrincesasNora Kurtin
Fundadora de Sapos y Princesas