Una vez más Disney-Pixar nos enseña sin palabras, y en tan solo 6 minutos, la importancia de ayudar a nuestros hijos a crecer encontrando su propio camino.
Si has visto “Piper” estarás de acuerdo conmigo que en los primeros segundos del corto, entre el sentimiento de ternura y el instinto de madre, da ganas de alimentar en la boca a este pajarito hambriento. Ni qué decir, después de la mala experiencia que atraviesa Piper al ser arrollada por la ola. Yo entendería perfectamente que su madre la arropara y protegiera del peligro.
Pero la naturaleza parece ser más sabia que los seres humanos.
Hay veces que la sobreprotección distorsiona la realidad y perdemos el sentido común. Ponemos algodones al crecimiento natural de nuestros hijos. Evitamos a toda costa que nuestros hijos sufran, en lugar de entender que es parte del aprendizaje.
De la experiencia, se aprende. Si somos capaces de apoyarles para que superen el miedo a salir de su zona de confort, estaremos formando a niños seguros de sí mismos. Fuertes y valientes. Niños que no tienen miedo a caerse, o hundirse como Piper, porque saben, por experiencia propia, que se pueden levantar.
La vida es eso. Ir superando obstáculos, o aprovechándolos. Porque tal vez a nuestros hijos les pase como a Piper, y no solamente pierdan el miedo, sino que en el camino se encuentren con otros seres que les abran los ojos a un mundo visto desde otra perspectiva.
Y descubran que la vida es un viaje. Que puede ser mucho más divertido y provechoso si estamos dispuestos a arriesgarnos.
Aquí comparto con vosotros una pequeña muestra de este magnífico corto, que se mostró junto con “Buscando a Dory” en los cines.
