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Psicología y salud mental

Maite Garaigordobil: “Muchas adolescentes que sufren violencia de género no son conscientes de ser víctimas”

Maite Garaigordobil, psicóloga
Maite Garaigordobil Landazabal
Sapos y Princesas
Sapos y Princesas
Fecha de actualización: 15.07.22

Ella es Maite Garaigordobil Landazabal, doctora en Psicología, especialista en Psicología Clínica y catedrática de Evaluación y Diagnóstico Psicológicos de la Universidad del País Vasco. Entre los numerosos proyectos de investigación que ha emprendido a lo largo de su larga y provechosa carrera destacan los relativos a las competencias socioemocionales, el sexismo, el ciberbullying, el bullying LGTB-fóbico y la depresión infantil. Por todo ello, y mucho más, es una autoridad más que justificada para hablar largo y tendido sobre sexismo y violencia de género en la adolescencia. 

Pionera y trabajadora incansable

Los frutos de una vida profesional dedicada a la docencia y la investigación la han convertido en todo un referente en el ámbito de la intervención psicológica en contextos clínicos y educativos. A ella debemos el desarrollo de numerosos instrumentos de evaluación orientados a niños, adolescentes y adultos. También, la creación de programas de juego cooperativo que han demostrado una gran eficacia para promover el desarrollo socioemocional y prevenir la violencia en la infancia y la adolescencia. Por estos programas conseguido varios premios de investigación.

Forma parte de la RED PROEM (Red de investigación interdisciplinar para la PROmoción de la salud mental y bienestar EMocional en los jóvenes). Ha escrito 32 libros, casi doscientos artículos de investigación y un superior número de ponencias en congresos. Además, ha impartido 121 conferencias y más de cien cursos de formación para profesionales de la Psicología y la Educación. Sin olvidar su labor divulgativa, pues ha participado en muchísimos programas de radio y televisión.

Por si todo esto fuera poco, sus compañeros de profesión no tienen más que buenas palabras para ella. Destacan, por un lado, su excelencia científica, su entrega y su inmensa capacidad de trabajo. Por otro, y no menos importante, su gran calidad humana, su humildad, su generosidad, su amabilidad.

En la entrevista que hemos mantenido con ella, ha dado cumplida muestra de su sabiduría y sus dotes divulgativas, y nos ha regalado lo que podría considerarse una conferencia de lujo sobre la violencia de género y sus consecuencias, el sexismo y la influencia de las redes sociales en la juventud actual. Sin más, compartimos con vosotros lo que nos ha contado.

Una gran cantidad de variantes

SyP: ¿Cuántos tipos de violencia de género existen? ¿Realmente estamos capacitados para diferenciarla y detectarla en cada una de sus formas?

M.G.: Puede definirse como todo acto de violencia hacia una mujer por parte de un hombre que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada.

Lo cierto es que tiene diversas y muy variados medios de expresión. Lo primero que me gustaría destacar es que, en los últimos años, por fortuna, ha evolucionado el concepto que tenemos de la violencia de género. Se ha pasado de entenderla básicamente como violencia física, a matizarla incluyendo la sexual y otra forma más sutil, como es la psicológica.

Violencia de género en la adolescencia: violencia física
La agresión física es la variante más evidente de violencia, pero hay más | Fuente: Canva

El maltrato físico

La física la podemos definir como cualquier acto, no accidental, que provoca o pueda producir enfermedad o daño en el cuerpo de la mujer, conductas como abofetear, empujar, golpear, patear, arrastrar, escupir, asfixiar, estrangular, quemar, amenazar con armas, tirar objetos para dañar…

El sexual

Después se han incluido otras maneras de expresarla, como la sexual, definida como cualquier acto de naturaleza sexual no consentido por la mujer. Dentro de ella, podemos incluir las agresiones y los abusos sexuales a mujeres y niñas. El tráfico y trata de mujeres y niñas (explotación, prostitución y comercio sexual). La violencia contra los derechos sexuales y reproductivos de la mujer (embarazo, aborto, esterilización, matrimonios forzados). La originada por tradiciones culturales (mutilación genital femenina). Y, por último, el acoso sexual en ámbitos laborales, docentes y en muchos otros.

El psicológico

Más recientemente se pone el énfasis en otra forma de manifestarla mucho más sutil: la violencia psicológica. Consiste en conductas destinadas a descalificar y hacer sufrir, como humillar, desvalorizar, vejar, degradar, someter, insultar, aislar, privar de libertad, culpar o amenazar con dañar, por ejemplo. Dentro de ella podemos identificar la violencia de control (aislar a la víctima de la familia y amigos, vigilar su paradero, su correo y otros aspectos de su vida), la vicaria (amenazar con dañar o dañar a sus seres queridos), la económica (impedirle el acceso al dinero propio, decidir sus gastos y otros modos de coartar su libertad), el acecho o acoso (telefónico, presencial o en redes sociales, que genera en la víctima temor por su seguridad), o el acoso laboral por razón de género.

El ciberacoso

En la actualidad, a menudo se utilizan las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), es decir, móviles, Internet y redes sociales, para ejercer la violencia de género. Entre las formas de ciberviolencia se pueden mencionar el ciberacoso, las ciberamenazas, la ciberdifamación, la pornografía no consentida, la extorsión sexual, la difusión de imágenes sexuales o comprometidas de la víctima, y las amenazas de violación y de muerte.

Con frecuencia, tras la ruptura de la pareja, el acosador utiliza las TIC para chantajear emocionalmente a la mujer. Suele hacerlo con la intención de que vuelva a establecer la relación de pareja. En muchas ocasiones, las conductas de violencia de género que se ejercen a través de Internet o el móvil no son percibidas con el riesgo y la gravedad que implican. Las TIC han facilitado comportamientos de abuso, en especial de carácter psicológico —acoso, control, dominio—, dentro de las relaciones de pareja.

Hoy podemos afirmar que, en general, los adultos estamos bastante capacitados para identificar la violencia de género, aunque en algunas de sus formas, como la sexual y la psicológica, son conceptos que se están difundiendo recientemente en la sociedad y son más difíciles de detectar. Y, en concreto, cabe matizar que muchas adolescentes que sufren violencia de género no son conscientes de ser víctimas.

Las Tecnologías de la Información han facilitado comportamientos de abuso, especialmente de carácter psicológico (acoso, control, dominio), dentro de las relaciones de pareja.

Las cifras de la vergüenza

SyP:¿Cuál es la más común?

M.G.: La forma más frecuente es la psicológica, pero antes comentaré algunas cifras que nos permiten reflexionar sobre la gran magnitud de esta lacra social, de este luctuoso y grave problema social. El porcentaje de mujeres que la experimenta es digno de consideración y preocupación. En España, desde enero de 2003 a junio de 2022, 1.150 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas. La OMS informa de que un 30 % de las que han tenido una relación de pareja dice haber sufrido violencia física o sexual de su pareja en algún momento de su vida. La Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea concluye que el 33 % han padecido violencia física y/o sexual desde los 15 años. Y que el 43 % han experimentado agresiones psicológicas de alguna pareja.

La última Macroencuesta de Violencia contra la Mujer, elaborada por el Ministerio de Igualdad en 2019, destaca, al analizar la violencia total, que un 57,3 % de las españolas de 16 o más han vivido algún tipo de agresión a lo largo de su vida, siendo las jóvenes las que la experimentan en mayor medida. El 6,5 % han sufrido violencia sexual (3,4 % antes de cumplir los 15 años) y únicamente un 8 % de las mujeres que la han padecido han denunciado.

Al revisar los abusos ejercidos por alguna pareja encuentran que un 14,2 % han sido víctimas de violencia física y/o sexual y un 31,9 %, psicológica. Por consiguiente, los datos apoyan la idea de que su forma más frecuente es la psicológica, que es sutil, y a veces más difícil de identificar.

Algunas cifras nos permiten reflexionar sobre la gran magnitud de esta lacra social. En España, desde enero de 2003 a junio de 2022, 1.150 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas.

Las secuelas que deja

SyP:¿Qué consecuencias tiene la violencia de género?

M.G.: En su versión más extrema produce cada año un alto número de mujeres asesinadas en el mundo. Pero, incluso cuando no tiene resultados mortales, siempre implica innumerables efectos negativos. La violencia de género constituye un serio problema de salud pública, ya que las mujeres maltratadas sufren graves consecuencias de diversa índole. Consecuencias físicas (tienen un 60 % más de enfermedades: lesiones, problemas crónicos de salud, trastornos gastrointestinales y de las vías urinarias, mutilación genital femenina). Mentales (muchas experimentan diversidad de trastornos: estrés postraumático, depresivos, disociativos, consumo y abuso de sustancias). Y sexuales (riesgo de infecciones, afecciones ginecológicas y abortos, entre otros). Todas ellas pueden prolongarse durante años e incrementarse con el tiempo.

Sin olvidar las secuelas que se producen en los hijos e hijas, que suelen desarrollar trastornos físicos (retraso en el crecimiento, alteraciones del sueño, alimentación), alteraciones emocionales (ansiedad, ira, depresión, baja autoestima, estrés postraumático), cognitivas (bajo rendimiento académico, por ejemplo) y de conducta (agresividad). Por último, implica, asimismo, consecuencias sociales, laborales y económicas. Entre ellas figuran el aislamiento social, el absentismo laboral, la pérdida empleo o los costes de la prevención y el tratamiento.

Mujer joven con trastorno depresivo por violencia de género en las adolescentes
Los trastornos depresivos son una de las muchas secuelas que deja el maltrato | Fuente: Canva

El sexismo, un lastre social

SyP:¿Cuáles son las expresiones, comportamientos y actitudes en las que debemos poner el foco?

M.G.: Debemos poner el foco en todas y cada una de las expresiones y comportamientos violentos, sean físicos, sexuales o psicológicos. En cuanto a las actitudes que están en la base de la violencia de género, hay que destacar una muy relevante: el sexismo.

Es un hecho que esta lacra social se relaciona con los valores sexistas que existen en la sociedad y que se asienta sobre ideas machistas de poder de los hombres sobre las mujeres. Se sustenta ideológicamente en un sistema patriarcal basado en la organización social y cultural que, a lo largo de la historia, ha defendido que hombres y mujeres tienen distintos roles. Es decir, en un sistema en el que el hombre ejerce la autoridad y en el que las relaciones entre mujeres y hombres son desiguales.

El sexismo y la violencia de género están estrechamente vinculados y son asuntos muy graves en la sociedad actual. Las actitudes sexistas hacia las mujeres y la concomitante violencia contra ellas son un problema de proporciones epidémicas prácticamente en todo el mundo. Es una de las principales creencias que mantienen las desigualdades entre sexos, y uno de sus efectos es la violencia de género, que produce un alto número de mujeres asesinadas en todo el mundo.

Hay muchos estudios que han evidenciado las relaciones directas que existen entre sexismo y agresiones físicas, sexuales y psicológicas hacia las mujeres. Por consiguiente, es importante acabar con él, poner fin a una cultura que tolera la violación y eliminar el patriarcado que fundamenta estas creencias.

Las actitudes sexistas hacia las mujeres y la concomitante violencia contra ellas son un problema de proporciones epidémicas prácticamente en todo el mundo.

SyP:¿Cómo podemos actuar desde el hogar? Ya sea para detectar a un posible acosador o para averiguar si nuestra hija está siendo víctima de violencia de género.

M.G.: Para detectar a un acosador hace falta tener claras las conductas que implica la violencia de género y mostrar una actitud de tolerancia cero en todos los ámbitos: en el hogar, en la escuela, en el trabajo. Ni agresiones físicas, ni sexuales ni psicológicas. Si se detecta que en el hogar la pareja ejerce cualquier tipo de maltrato, se le debe hacer saber que su comportamiento es violento y hace sufrir, y que no se va a tolerar. Y, si no cesa, entonces hay que denunciarlo.

Para detectar si nuestra hija está siendo víctima de ella es fundamental la comunicación, que la familia hable de este tema con sus hijos e hijas, para sensibilizarlos, para que tomen conciencia de las conductas que entran dentro de esta clasificación. También es necesario generar la confianza que les permita informar de dichas actitudes, tanto si las sufren como si las observan en los grupos con los que se relacionan.

El control a la pareja y supervisar su móvil también es violencia de género en la adolescencia y a cualquier edad
Muchas adolescentes normalizan actos de violencia sutil como el control o la subordinación | Fuente: Canva

Signos claros de alarma

En una guía elaborada por Paola Fernández Zurbarán (2018) se identifica un conjunto de indicadores observables en chicas adolescentes útiles para detectar a víctimas de violencia de género. Por ejemplo:

  • Cuando justifica los celos de él.
  • Cuestiona sistemáticamente a quienes antes habían sido sus amistades, así como sus aficiones o las actividades que antes realizaba y ya no realiza.
  • Cuando se producen enfrentamientos con la familia motivados por lo que ven los padres sobre esa relación de pareja que la hija tiene.
  • Se muestra más reservada o se comporta de una forma diferente cuando él se encuentra presente, está demasiado atenta a sus deseos, opiniones y actos, a agradarle o a complacerle.
  • Justifica su escasa participación en las redes sociales o grupos de WhatsApp.
  • Se muestra agradecida, sorprendida o afortunada porque él la quiera con lo ‘difícil’ que es ella.
  • Informa permanentemente a su pareja de todo lo que hace de día y de noche, van juntos a todos sitios, él se presenta por sorpresa en situaciones en las que no ha sido invitado, y ella lo interpreta como un signo de amor.
  • Expresa que en una relación de pareja hay que ceder, si bien muestra dificultades para reconocer que es ella quien cede siempre.
  • Cambia su estilo de vestir, escudándose en razones de moda, comodidad o porque no se ve guapa ya con cosas así, cuando en realidad el cambio se debe a la petición de él.

Para detectar a un acosador hace falta tener claras las conductas que implica la violencia de género y mostrar una actitud de tolerancia cero en todos los ámbitos: en el hogar, en la escuela, en el trabajo.

  • Se siente culpable y responsable de los problemas de la relación.
  • Se compara desfavorablemente con otras chicas. Expresa dudas sobre su valía o sus comportamientos.
  • Muestra miedo a ser abandonada por él. Expresa que cree que él no soportaría la idea de terminar la relación. Manifiesta miedo y dudas sobre cómo decirle las cosas, porque no quiere hacerle daño.
  • Reconoce que él golpea paredes, muebles o puertas, que tira y/o rompe objetos, que conduce de forma temeraria, y lo disculpa responsabilizándose a sí misma o a otras personas.
  • Reconoce que alguna vez la ha empujado, escupido, pellizcado, golpeado, tirado del pelo o abandonado en algún sitio, pero ella lo vive como algo puntual, dentro del contexto de una pelea de pareja, o siente que ella fue la responsable de que él perdiera el control.
  • Expresa que los chicos y las chicas tienen necesidades sexuales muy diferentes, que es normal que su pareja ‘siempre tenga ganas’ y ella no, pero que mantiene relaciones sexuales, aunque no le apetezca porque lo quiere, o porque piensa que él la puede dejar por otra chica.
  • Baja su rendimiento escolar o laboral. No participa en actividades del centro educativo (viaje de fin de curso o excursiones, por ejemplo), excusándose en que no le apetece ir.
  • Acude a consulta médica o psicológica con depresión, ansiedad, estrés postraumático, muestra alteraciones en su apetito, en el sueño o dificultades para concentrarse en sus actividades.
  • Informa permanentemente a su pareja de todo lo que hace de día y de noche, van juntos a todos sitios, él se presenta por sorpresa en situaciones en las que no ha sido invitado, y ella lo interpreta como un signo de amor.

La educación como herramienta contra el maltrato

SyP: ¿Consideras que están los jóvenes de ahora más concienciados que antes? ¿Igual? ¿O crees que ahora se permite más y se asumen como válidas ciertas situaciones de maltrato?

M.G.: Aunque no se puede generalizar sobre la actitud de los y las jóvenes, los informes de la Fundación ANAR nos aportan datos que permiten concluir la importancia de poner el foco en la educación en este ámbito.

El informe de ANAR destaca la dificultad para detectar la violencia de género en adolescentes y jóvenes, que es un fenómeno en aumento, y aporta algunos datos muy significativos:

  • 1 de cada 4 mujeres de entre 16 y 24 años la sufren en su variante psicológica de control.
  • Muchas adolescentes normalizan actos de violencia sutil como el control o la subordinación.
  • Hay muchas chicas no sienten como violencia el hecho de que sus novios las obliguen a tener relaciones sexuales aunque ellas no quieran.
  • Más de la mitad de las adolescentes sometidas a violencia de género no se considera una víctima.
  • El 60 % afirma haber sufrido también agresiones a través de las TIC.
  • A pesar de que muchas consideran que este es un problema social grave, luego no lo identifican cuando aparece, especialmente cuando se trata de la violencia de control (presencial y/o mediante las TIC), ya que en ocasiones la malinterpretan como signos de amor o afecto.
Ciberacoso: una forma de maltrato
Entre las conductas de violencia psicológica se encuentra el ciberacoso | Fuente: Canva

Tipos de violencia de género en la adolescencia

Entre los tipos de violencia de género más frecuentes en las parejas adolescentes o jóvenes se pueden identificar conductas de violencia psicológica:

Imposiciones (aislamiento, control, privación de libertad, prohibición de salir con amigas, controlar qué hace, dónde y con quien está).

Acoso/ciberacoso (controlar donde está, debe estar localizable 24 horas al día y en ocasiones la adolescente interpreta ese comportamiento como amor).

Desvalorizaciones y humillaciones (ignorar su presencia o sus sentimientos para crearle angustia y desasosiego, bromas irónicas, desprecios, hacerle sentirse inferior, infravalorarla intelectualmente, ridiculizarla y humillarla antes sus amistades).

Agresiones verbales y no verbales (gritos, insultos, acusaciones).

Abuso emocional (culpabilizarla de todo lo que pase).

Amenazas e intimidaciones. Aunque también se observan conductas de violencia física (agresiones físicas, rotura de objetos significativos para la víctima) y las de índole sexual (relaciones sexuales forzadas).

La que aparece con más frecuencia —en el 97 % de las llamadas a la Fundación ANAR— es la psicológica.

Cada vez hay más casos

Los datos evidencian que se está produciendo un aumento del número de adolescentes y jóvenes de entre 14 y 24 años que reconocen haber sufrido situaciones de maltrato por parte de su pareja. Esto incluye violencia física, psicológica y sexual. Este hecho es muy preocupante en la sociedad actual por sus nocivas consecuencias en la salud física, psicológica y sexual de las víctimas. Eso sin mencionar lo que sufren en sus relaciones interpersonales y en su calidad de vida.

Es una realidad alarmantemente creciente y supone un problema social de gran relevancia, debido a su alta prevalencia y a la gravedad de las consecuencias para quienes la padecen, que, además, afectará a las relaciones que tengan en la edad adulta.

Se está produciendo un aumento del número de adolescentes y jóvenes de entre 14 y 24 años que reconocen haber sufrido situaciones de maltrato por parte de su pareja.

SyP: Mantener relaciones sexuales por imposición de la pareja también es violencia de género. ¿Cómo podemos concienciar sobre esto?

M.G.: Sí, claramente lo es cuando la chica no desea mantener relaciones sexuales y el chico se impone y la obliga a mantenerlas. No obstante, en muchas ocasiones ellas no tienen conciencia de la violencia que esa imposición supone, y atribuyen ese comportamiento a las diferencias en la apetencia sexual de ambos sexos. Lo que supone que consideran que es su obligación satisfacer las demandas de su pareja. A su vez, bajo esta claudicación subyace el miedo a perder la relación, a ser abandonadas si no ceden a mantener relaciones sexuales.

En la educación está la respuesta

Para concienciar de que esta conducta es violencia de género es necesario llevar a cabo en la escuela programas para prevenirla e intervenir si se produce, para fomentar la igualdad entre sexos y eliminar el sexismo. Programas que contengan actividades que ayuden a las chicas y los chicos adolescentes a analizar los casos en los que se produce en las parejas de su edad. A tomar conciencia de que el sexismo y el machismo están en la base de la violencia de género, así como a eliminar los mitos e ideas erróneas que subyacen en ella. Que ayuden a detectar y reconocer el maltrato físico, psicológico y sexual. Y a aprender estrategias para afrontar la violencia de género cuando se sufre y cuando se observa.

La educación en la escuela es muy importante, pero también es fundamental en la familia. Es esencial que los adolescentes de ambos sexos hablen de estos temas libremente. Por ello hay que fomentar espacios para que puedan dialogar sobre ello, tanto en el contexto familiar como en el escolar.

La educación en la escuela es muy importante, pero también es fundamental la educación en la familia. Es esencial que los adolescentes de ambos sexos hablen de estos temas libremente.

La violencia de género digital

SyP: ¿Piensas que los jóvenes están mejor que las personas de nuestra generación? ¿Cómo están influyendo las redes sociales en ellos? ¿Cómo pueden y deben nuestros jóvenes establecer los límites en este mundo virtual que a veces se escapa del propio control del usuario?

M.G.: En algunos aspectos, los jóvenes están mejor que otras generaciones, tienen más conocimientos, experiencias y libertad. Sin embargo, bajo la influencia de las redes sociales se ha impulsado la violencia de género digital. Esta variante adopta muchas formas y es muy frecuente entre las adolescentes. Por ejemplo: interferir en las relaciones con otras personas en Internet, espiar su móvil, censurar fotos que publica y comparte en las redes sociales y controlar lo que hace en ellas. También exigir su geolocalización, obligarle a que le envíe imágenes íntimas, a compartir las contraseñas y a mostrar chats con otra persona. O enfadarse por no tener siempre una respuesta inmediata online.

La educación es fundamental para eludir esta variante de maltrato digital y para saber manejarla. Y debe ser multidireccional y llevarse a cabo en la escuela, en la familia y en los medios de comunicación. Educación para una cultura de paz y ética.

Internet ha propiciado una hipersexualización de los adolescentes
Hay una hipersexualización de los jóvenes y es de carácter claramente masculino | Fuente: Canva

Hipersexualización y redes sociales

SyP: ¿Consideras que los padres somos conscientes de la hipersexualización de nuestros hijos, especialmente de nuestras hijas, y lo evitamos?

M.G.: Las madres y los padres saben muy poco sobre lo que sus hijos e hijas hacen en el ciberespacio, sobre sus conductas en un mundo virtual que es para ellos, sin ninguna duda, tan real como el real. En un reciente estudio que realizamos, únicamente un porcentaje muy pequeño de las madres y los padres controlaba el tiempo que sus hijos e hijas pasaban en Internet y en las redes sociales. Y era casi insignificante el porcentaje de los que controlaban los espacios virtuales a los que sus hijas e hijos accedían.

Y sí, el acceso incontrolado a Internet ha provocado una hipersexualización de niños, adolescentes y jóvenes, y matizando un poco más, esta sexualidad es de carácter claramente masculino. Es la sexualidad masculina la que predomina en Internet y, por desgracia, muchas adolescentes y jóvenes la toman como modelo de lo que ellas deben hacer. Aunque esto también afecta a los chicos, que tienen como modelos de masculinidad figuras muchas veces sexistas y violentas. Además, el acceso a páginas de pornografía de todo tipo se produce cada vez a edades más tempranas, lo que ejerce un nocivo efecto en su desarrollo infanto-juvenil, en especial en su desarrollo sexual, en la comprensión de la sexualidad.

El acceso incontrolado a Internet ha provocado una hipersexualización de niños, adolescentes y jóvenes, y matizando un poco más, esta sexualidad es de carácter claramente masculino. Es mejor educar para formar.

SyP: ¿Qué redes deberíamos asegurarnos de que nuestros hijos no las tienen o que entienden el peligro que conllevan? ¿Only Fans es un peligro?

M.G.: Sin ninguna duda es un peligro. Madres y padres deberían asegurarse de que sus hijos e hijas no están suscritos a determinas webs nocivas para ellos, sea Only Fans, por su acceso sin control a contenidos sexuales de todo tipo, que a ciertas edades ejercen un efecto nocivo sobre el desarrollo en general y específicamente sobre el sexual, u otras webs que fomentan el odio y la violencia.

Es mejor educar para formar y evitar el acceso de los menores a estas webs, que prohibir, pero si no funciona, se debe prohibir y controlar el acceso a lo que ven. Si es posible, mejor educar para que entiendan los peligros del ciberespacio, de algunas webs, y que aprendan a discriminar para acceder a contenidos positivos y evitar otros que puedan perturbar su evolución.

Madres y padres deberían asegurarse de que sus hijos e hijas no están suscritos a determinas webs que en ciertas edades ejercen un efecto nocivo sobre el desarrollo en general y específicamente sobre el sexual.

Los padres deben informar a sus hijas e hijos sobre los peligros derivados del uso de TIC. Y darles herramientas para afrontarlos cuando se produzcan problemas. Por ejemplo, resulta esencial que ellos sean conscientes de:

Las consecuencias y el concepto de delito. Clarificar los efectos que tiene emitir una información falsa o denigrante para otra persona. Explicar las posibles repercusiones y castigos de estas situaciones. Dialogar sobre lo que se debe hacer o y lo que no en Internet. Enseñar el concepto de delito: las conductas tienen consecuencias.

Cuidado con lo que se publica. Advertir a los menores de que vigilen las fotos que publican: pueden permanecer toda su vida en la red y facilitan mucha información. El mensaje que hay que trasladarles es “piensa antes de publicar”.

En la red, no todo es lo que parece. Explicarles lo importante que es no creer todo lo que se lee en Internet. Enseñar a las hijas e hijos a diferenciar entre información creíble y no creíble.

Desconfianza. Deben aprender a desconfiar de mensajes extraños, provengan de conocidos o desconocidos. Evitar los enlaces y la ejecución de archivos sospechosos. No acceder a sitios web de dudosa reputación.

No aportar datos personales. Insistir a tu hijo o hija que no debe dar ni pedir direcciones, contraseñas, números de teléfono que puedan identificarlo en Internet, así como revelar a qué escuela va ni los lugares a los que suele ir para jugar.

Conviene advertir a los menores de que vigilen las fotos que publican: pueden permanecer toda su vida en la red y facilitan mucha información. El mensaje que hay que trasladarles es “piensa antes de publicar”.

Peligros de Internet. Explicar al menor todos y cada uno de los peligros de la red y del uso excesivo de las tecnologías: sexting, sextorsión, grooming, adicción a las TIC y demás.

Grooming. Chats y Messenger. Alertarlo de que debe avisar a los mayores siempre que algún ‘amigo’ de Internet insista respecto a informaciones o hábitos personales o sobre su familia. Ser claros, sin alarmar, sobre los riesgos que pueden derivarse de chatear con desconocidos.

Descargas legales. Enseñarles a no descargar programas, música o archivos ilegales. Compartir archivos y descargar textos, imágenes y documentos de sitios web puede infringir las leyes sobre derechos de autor y puede ser ilegal.

Navegación segura. Recomendar hábitos como no entrar en páginas que no sean fiables, el uso de contraseñas robustas y que las cambien de forma periódica.

El necesario control parental

SyP: ¿Y cómo podemos controlar los padres el uso que están haciendo de sus dispositivos, si están siendo víctimas de acoso, el contenido que manejan y otros aspectos?

M.G.: Hay numerosos programas de control parental que los padres pueden utilizar para saber lo que sus hijas e hijos están haciendo en Internet. En las tiendas de informática y de telefonía pueden encontrar información sobre estos programas.

No obstante, se pueden sugerir pautas de educación parental para prevenir los problemas que los hijos puedan tener derivados de sus actividades en el mundo virtual. Una pauta básica consiste en mantener una comunicación abierta y positiva diaria. Esto supone hablar cada día con nuestros hijos e hijas, escuchar sus opiniones y hablar sobre la navegación. E informarse sobre lo que ven, hablan y consultan. Conocer sus gustos, sus actividades (dónde van, con quién). Interesarse por quién hay detrás de cada contacto, cada mail. Navegar y chatear juntos algunas veces, para inducirlos a una mayor confianza con los padres respecto a los contenidos de sus conversaciones en la red.

Principales señales de acoso

Además, existen algunos indicadores que se permiten observar y que inducen a sospechar que nuestro hijo o hija pueda estar siendo acosado o ciberacosado. Por ejemplo, si manifiesta:

  • Conductas depresivas. Tristeza, apatía, indiferencia, poco comunicativo, pesimista, llora con facilidad.
  • Actitudes ansiosas. Nerviosismo, ansiedad, angustia, insomnio, pesadillas.
  • Cambios de humor. Humor inestable, alterna momentos de tristeza, apatía o indiferencia con otros de irritabilidad o agresividad.
  • Dificultades en las relaciones sociales con iguales. No quiere salir de casa, no tiene amigos, no le invitan a fiestas.
  • Un descenso en el rendimiento académico.
  • Señales de agresión física. Moratones, la ropa rota o estropeada, lesiones externas o marcas corporales reiteradas sin explicación razonable.
  • Síntomas psicosomáticos. Con frecuencia tiene enfermedades, dolores de cabeza, de estómago, vómitos, malestar generalizado, mareos o diarreas frecuentes.
  • Modificación de sus hábitos alimenticios. Pérdida de apetito y otros trastornos relacionados con la alimentación.
  • Abandona actividades de ocio hasta ese momento preferidas.
  • Parece alterado después de estar en el ordenador, de ver un mensaje en el móvil o recibir una llamada extraña cuyo origen oculta.

Frente a signos de este tipo hay que profundizar para diagnosticar con precisión si está siendo víctima de acoso y/o ciberacoso, fenómenos que suelen solaparse.

SyP: ¿Cómo podemos hacerles entender el gran peligro que supone el sexting, aunque lo hagan solo con su pareja?

M.G.: Explicándoles las graves consecuencias que puede tener, con ejemplos reales de adolescentes o jóvenes que vieron truncadas sus vidas por enviar fotos íntimas y/o sexuales a sus parejas. Fotos o vídeos que luego fueron difundidos o encontrados, por ejemplo, en páginas de adultos o sitios web de pederastas. No son pocos los casos de suicidios motivados por la difusión del sexting y sus efectos. Es fundamental hacerles entender que una vez enviada una foto o un vídeo, es casi imposible hacerlo desaparecer. Ser conscientes de lo que puede suponer esa conducta ayudará a evitar que se hagan fotos eróticas o pornográficas y las envíen a personas en principio de su confianza.

hipersexualización adolescente
Enviar fotos o vídeos de contenido sexual puede tener graves consecuencias | Fuente: Canva

Las imágenes eróticas como arma arrojadiza

SyP: ¿Qué es el porno de venganza?

M.G.: Es una forma de venganza de un hombre hacia su expareja que consiste en publicar en Internet, sin su consentimiento, imágenes íntimas por lo general de naturaleza sexual, con la única finalidad de hacer daño. Habitualmente es un modo de vengarse, una forma de violencia machista ejercida por hombres contra sus parejas o exparejas.

La situación de la mujer es de impotencia y tiene serias consecuencias para ella. Causa daño psicológico o emocional, daño en su reputación, incluso pérdidas económicas. Frente a esta situación, primero debe comunicarle al acosador que lo que hace es un delito y que elimine los contenidos. Y si éste no los retira, entonces hay que denunciarlo al administrador web, a la policía cibernética y en el juzgado.

En la reforma del Código Penal del 2015 se ha incluido como nuevo delito la divulgación no autorizada de grabaciones o imágenes íntimas obtenidas con el consentimiento de la víctima, pero luego divulgadas sin su consentimiento, cuando afecten gravemente a su intimidad, es decir, sexting.