‘Generación Porno’, el documental que nos desvela la impactante relación entre los niños y la pornografía

“No conoces a los adolescentes. Antes o después, todos ven pornografía. Pero toca bajarse del pedestal y enterarse”, afirma rotundamente la educadora sexual Marina Marroquí al inicio del documental Generación Porno. Sin ir más lejos, seguro que muchos no sabíais que hay niños y niñas que, ya a los 8 años, tienen su primer contacto con esos contenidos. O que, a los 12, un 50 % los visiona frecuentemente, porcentaje que se eleva al 90 % al llegar a los 15 años.

Es necesario, por tanto, que empecemos a ser conscientes de cosas que no nos apetece saber como padres. Porque, aunque no resulten de nuestro agrado, se trata de un problema muy real que afecta a los menores de hoy en día y condiciona su futuro. Y lo verdaderamente grave no es que sean ellos los que los busquen, sino que, muchas veces, directamente se los encuentran. En buscadores de Internet, en redes sociales como X o Instagram, o incluso a través de archivos que reciben de sus contactos en las aplicaciones de mensajería más utilizadas.

Las impactantes confesiones de los menores

Generación Porno sigue la historia de cuatro unidades familiares de Madrid, Cataluña y el País Vasco, todas ellas con hijos e hijas de 14 a 18 años. El mayor logro de los que han hecho posible este documental reside, sin duda, en conseguir que tanto los padres como los niños sean capaces de hablar abiertamente de sus experiencias individuales.

Y lo hacen sin tapujos. Los menores, detallando sus proveedores de pornografía preferidos, el tipo de escenas que más les excitan e incluso vivencias íntimas en las que describen sus primeros encuentros sexuales. Los progenitores, expresando sus inquietudes desde la más absoluta perplejidad. Aunque, como adultos, penséis que lo habéis visto y oído todo, los testimonios que tendréis ocasión de escuchar a lo largo de las casi cuatro horas de emisión seguro que no os dejarán indiferentes.

A menos que consideréis normal que una niña de 14 años confiese haber recibido fotos del pene de personas de su entorno. O que no os resulte extraño que otro menor, con solo 15 años, proclame que los vídeos de sexo entre dos personas le parecen “poca cosa” y que, para conseguir una erección, necesita recurrir a escenas más fuertes.

Un fenómeno que afecta a toda una generación

Quizá estéis pensando que habéis encontrado la solución al preocupante panorama que se plantea. Puede que creáis que, con el debido control parental de los dispositivos o estableciendo una supervisión estricta del uso que hacen de ellos, el riesgo desaparecerá. Pero sentimos decepcionaros. Y es que la mayoría de los adolescentes sabe cómo desactivar las restricciones, cómo borrar el historial y cuándo ver porno lejos de nuestra vigilancia.

Según explica el psicólogo y sexólogo José Luis García, “es razonable pensar que estamos ante una generación de niños y niñas pornográficos”, que han crecido viendo esos contenidos desde edades tempranas. No en vano, se calcula que, para 7 de cada 10, el porno representa la única fuente de información en el ámbito sexual. Y, como concluye más adelante, “eso no sale gratis”.

De hecho, es cada vez más común que lo que presencian a través de las pantallas lo asimilen como algo normal, como referencias que deben seguir al pie de la letra desde sus primeras experiencias sexuales. En caso contrario, sería imposible encontrar explicación a los testimonios que aportan algunos de los expertos que participan en la producción. Desde jóvenes que acuden al oftalmólogo con problemas en los ojos por un contacto frecuente con el semen hasta otras que, con el fin de insensibilizar su garganta, se interesan por la utilización de analgésicos para realizar felaciones.

Los contenidos extremos, una vuelta de tuerca al problema

Si os parece fuerte lo anterior existen, por desgracia, contenidos más extremos, depravados y repugnantes a los que muchos menores acceden sin problema. Algunos de ellos incluso sancionables penalmente, como vídeos en los que uno o más hombres fuerzan y abusan de una chica, escenas de zoofilia, de necrofilia y hasta de pedofilia con bebés.

Nos referimos a la denominada ‘pornografía buitre’, como la describe el productor de cine para adultos Antonio Marcos. Se trata de una alternativa, añade, que no pretende ofrecer escenas agradables, sino “algo que sea lo más asqueroso posible para que llame la atención” y despierte el interés de los usuarios por pura curiosidad y morbo.

Centrándonos en los contenidos que normalizan la violencia del hombre contra la mujer, ya sea sometiéndola, utilizándola como un objeto o agrediéndola, es importante tener clara la amenaza que representan cuando los adolescentes comienzan a percibirlos como algo natural. Es más, habría que preguntarse en qué medida contribuyen a la escalada en las condenas por delitos sexuales a menores.

Según el INE, de las 269 que hubo en 2017 se pasó a 323 en 2018. En 2019 la cantidad aumentó hasta las 416 y, tras descender a 390 en 2020, año en el que no hay que olvidar que permanecimos más de tres meses de confinamiento total, en 2021 volvieron a subir a 439. Siguiendo esa trayectoria ascendente, en 2022 se cerró el ejercicio, nada más y nada menos, que con 486 sentencias, casi el doble que un lustro antes.

Dónde ver el documental ‘Generación Porno’

Aunque os parezca difícil de creer, lo anterior es solo un avance de lo que podréis descubrir vosotros mismos a lo largo de los cuatro capítulos de Generación Porno. El documental, junto con dos debates en los que participan expertos de diversos ámbitos, puede verse en las webs de las televisiones autonómicas EITB, TV3 y Telemadrid, así como en la plataforma de contenidos de Movistar Plus+.