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Alimentación en familia

Primeras comidas de los bebés: ¿cómo y cuándo hay que ir introduciendo cada nutriente?

Fuente: Pxhere
Sapos y Princesas
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Fecha de actualización: 17.02.21

Cuando llega el momento de incorporar otros nutrientes a la dieta de los niños, compuesta inicialmente por leche de manera exclusiva, comienzan a surgir las dudas de muchos padres. ¿Qué es más conveniente darles? ¿A qué edad y en qué orden hay que hacerlo? Y, una vez conocidos los ingredientes, ¿qué texturas y elaboraciones son más adecuadas? Unas preguntas cuyas respuestas, como afirma el Dr. César Feliu, pediatra y miembro de Doctoralia, no siguen una ciencia exacta. Existen, eso sí, pautas orientativas para establecer los componentes de las primeras comidas de los bebés, así como nutrientes prohibidos que deben ser descartados hasta etapas posteriores.

Entre los 6 meses y el primer año de edad

Por lo general, la OMS aconseja mantener de forma exclusiva la lactancia, ya sea materna, artificial o mixta, hasta los 6 meses. No obstante, según nos explica la nutricionista, epidemióloga y profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC Mireia Obón-Santacana, no todos los bebés están preparados para dar el paso al medio año de vida. Algunos tienen aún el reflejo de extrusión bastante acentuado y habrá que aguardar hasta que desaparezca. A partir de ese momento, se podrá ir recurriendo a otros comestibles, algo que permitirá que nuestros hijos vayan probando distintas texturas y sabores y prevendrá el desarrollo de alergias o intolerancias alimentarias futuras.

El Dr. Feliu destaca una serie de aspectos clave que no debemos perder de vista durante esta etapa:

  • Más que asegurar una cantidad de ingesta mínima de cada elemento, resulta conveniente incentivar la variedad.
  • No hay tener prisa a la hora de introducir nuevos productos, sino que es mejor hacerlo de uno en uno y, a medida que los vayan aceptando, pasar al siguiente. Así irán acostumbrándose paulatinamente a los sabores y el día de mañana comerán mejor y más sano.
  • De igual modo y con el mismo fin, es necesario ofrecerles distintas texturas con cuchara, chafando los alimentos o cortándolos en pequeños pedazos en vez de triturándolos. Esta incorporación de elaboraciones grumosas y semisólidas ha de darse lo antes posible y en ningún caso posponerse más allá de los 8 o 9 meses de edad.
  • También es importante respetar su ritmo y otorgarles cierta autonomía durante las comidas. No obstante, el rechazo inicial a un nuevo ingrediente o textura no debe interpretarse como algo definitivo, sino que es conveniente ser constantes e insistir con calma y cariño.
  • No es bueno, sin embargo, presionar u obligar a los niños, algo que puede generar mucha insatisfacción y frustración en ellos.
  • Y es que, ante todo, concluye el Dr. Feliu, la hora de comer debe constituir un espacio donde, de forma rutinaria, se aprenda y se disfrute en familia con los alimentos sin dejar lugar alguno a las prisas.
    Las primeras comidas de los bebés, mejor en familia
    Las primeras comidas de los bebés deben ser espacios agradables de aprendizaje | Fuente: Pixabay

Ahora sí, pasemos a los nutrientes concretos que recomiendan los pediatras entre los 6 meses y el primer año de vida, al tiempo que se prolonga una lactancia que continuará siendo el principal sustento de los bebés.

Leche y derivados

Si bien las tomas de leche materna vendrán marcadas por la voluntad del niño, cuando se administra la fórmula artificial es conveniente ir adaptando poco a poco los horarios a los de las comidas familiares, con el objetivo de que se vayan acostumbrando a los mismos. Aunque las cantidades corresponderán con la propia demanda de los niños, se recomienda suministrar entre 280 y 500 mililitros diarios a los que tomen una fórmula adaptada, respetando en todo caso su sensación de hambre y saciedad. Como principal novedad, a partir de los 9 o 10 meses podemos ofrecerles pequeñas cantidades de yogur y queso tierno bajo en sal.

Agua

Mientras el bebé sigue una lactancia exclusiva a demanda no necesita beber agua, lo cual cambia al iniciar la alimentación complementaria. Desde ese momento sí que se recomienda ofrecerle agua y que beba hasta calmar la sed. De hecho, en lo sucesivo debe ser la bebida principal, evitando otras alternativas como los zumos y otras bebidas azucaradas.

Frutas, verduras y hortalizas

Las frutas, verduras y hortalizas, por su consistencia menos exigente, suelen protagonizar el inicio del consumo de sólidos en la infancia. Al principio batidos, después chafados y, posteriormente, respetando su estructura natural. El límite de las cantidades se corresponderá con la demanda solicitada por cada niño. Las acelgas, espinacas y otros vegetales de hojas verdes han de excluirse de la dieta durante esta etapa por su alto contenido en nitratos.

Hidratos de carbono

Siguiendo con las texturas sólidas, tan necesarias a estas alturas como comentábamos antes, ya podemos añadir los hidratos de carbono a las primeras comidas de los bebés. Así pues, el arroz, la pasta en formatos pequeños y en sus versiones integrales mejor que las refinadas, el pan integral, los cereales sin azúcar, la sémola de maíz o la patata, entre otras opciones, deberían comenzar a estar presentes de manera habitual. Aimismo, y según indica Mireia Obón-Santacana, las legumbres pueden introducirse cuando el bebé tenga los 6 meses recién cumplidos. Es mejor empezar añadiendo un puñadito de lentejas, garbanzos o alubias en el puré de verduras, en vez de hacer un puré solo de legumbres. Si se quiere introducir este alimento mediante BLW, pueden hacerse “bolitas” de legumbres con verduras o hummus.

Aunque al principio probablemente nos veamos obligados a triturar por completo los productos, lo ideal es ir aumentando progresivamente la consistencia de los mismos. Primero machacándolos totalmente, luego de un modo parcial y, finalmente, sirviéndoselos en su estado original. En cuanto a las cantidades, han de adaptarse en exclusiva a la sensación de apetito que manifieste el niño.

Gluten

Ahondando en los cereales, Obón-Santacana recomienda recurrir a las variedades con o sin gluten desde el sexto mes. Según la evidencia que tenemos actualmente, añade, no hay edad determinada en que sea mejor o peor ofrecer esta proteína contenida en las semillas, a no ser que exista un historial familiar de intolerancia. En ese caso será el pediatra quien deba abordar la situación.

Proteínas animales

El principal cambio que nos encontramos en la categoría de proteínas animales, como advierte la Agencia de Salud Pública de Cataluña, es la necesidad de limitar la ingesta máxima a las necesidades nutricionales del bebé. A lo largo de esta etapa, se establecen los siguientes topes para las diferentes alternativas:

  • Carnes: de 20 a 30 gramos al día.
  • Pescado blanco o azul sin espinas: entre 30 y 40 gramos diarios.
  • Huevos: Una unidad pequeña, de menos de 53 gramos, al día.

Se trata, que quede claro, de opciones paralelas que no deben coincidir en la misma jornada. Si se desea combinarlas, tendremos que calcular la parte proporcional de cada una para no superar las cantidades totales recomendadas. El aporte excesivo y continuado de estos productos podría derivar en casos de obesidad infantil.

Hierro

La Dra. Mary L. Gavin, del sistema de salud Nemours, recuerda que el hierro de origen animal es más sencillo de absorber que el contenido en las plantas. No obstante, además de en el pollo, el cerdo, la ternera y los mariscos (cuyas cabezas no debemos ofrecer a nuestros hijos por su inadecuada composición nutricional), podemos encontrarlo en el tofu, las legumbres, la fruta deshidratada y la verdura de hoja oscura (excluyendo las acelgas y las espinacas hasta los 12 meses de edad). Proporcionar alimentos ricos en este mineral junto con otros que contengan vitamina C, como el tomate, el brócoli, las naranjas o las fresas, favorece su absorción.

Las cantidades a suministrar, según esta pediatra especializada en nutrición, oscilarían en función de las siguientes etapas:

  • De los 6 a los 7 meses se cubrirían las necesidades mediante la introducción de la carne y de cereales enriquecidos. En cambio, los bebés amamantados que no ingieran suficiente cantidad de hierro deberían recibirlo en gotas recetadas por el médico. Sin embargo, si se toma leche de fórmula, no es necesario recurrir a dichos suplementos.
  • Entre los 7 y los 12 meses, el montante aconsejado de esta indispensable sustancia en la dieta es de unos 11 miligramos al día.
    Hierro y vitamina C en las primeras comidas de los bebés
    Es bueno incluir en las mismas comidas alimentos con hierro y otros ricos en vitamina C | Fuente: Pixnio

Entre 1 y 3 años

Pasado el primer año de vida, pueden incorporarse nuevos productos a la dieta infantil, que seguirá incluyendo la lactancia a demanda todo el tiempo que madre e hijo deseen. Los principales aspectos clave de este periodo pasan por:

  • Empezar a prestar más atención a las cantidades, adaptándolas a las necesidades nutricionales.
  • Alternar los métodos de cocinado, de manera que experimenten con las texturas y el sabor de las comidas a la plancha, al vapor o al horno, así como de los hervidos, los guisados, los estofados, los asados y, en menor medida, de las frituras.

En lo relativo a las novedades por categoría de alimento, las más destacadas son las siguientes:

Lácteos

A partir de los 12 meses de edad, se puede incorporar la leche de vaca que, en primera instancia, debe ser entera. Según la Asociación Española de Pediatría, como en esta etapa crecen muy deprisa, pero al mismo tiempo tienen un estómago pequeñito, conviene que tomen alimentos con muchas calorías. Además, la grasa de la leche favorece que se absorban mejor las vitaminas A y D y, salvo excepciones, el colesterol no supone un riesgo a estas alturas. Desde los 2 años sí se puede optar por la variedad semidesnatada o, en caso de tener sobrepeso o consumir muchos lácteos, por la desnatada.

Verduras

Ya es posible incorporar las acelgas y las espinacas al menú, pero hasta los 3 años no debería consumirse más de una ración diaria de cualquiera de las mismas. El escenario ideal a estas alturas es sustituir las elaboraciones trituradas o machacadas por texturas sólidas.

Hidratos de carbono

Como en el caso anterior, resulta aconsejable seguir ofreciendo los productos cada vez más enteros hasta que los niños sean capaces de tomarlos en su formato natural. En cuanto a los cereales, es aconsejable decantarse por las modalidades integrales, más ricas en nutrientes y fibras que las convencionales.

Los cereales en las primeras comidas de los bebés, mejor integrales
Los cereales incluidos en las primeras comidas de los bebés deben ser integrales | Fuente: Pixabay

Proteínas animales

Entre los 12 meses y los 3 años, la ingesta de proteínas de origen animal no ha de rebasar determinadas cantidades diarias, que deberán satisfacerse exclusivamente con uno de los siguientes tipos de alimento y no combinarse, o ajustando las proporciones si se hace, durante la misma jornada:

  • Carnes: entre 40 y 50 gramos al día
  • Pescados: de 60 a 70 gramos diarios.
  • Huevos: una unidad mediana (53-63 gramos) o grande (63-73 gramos) al día.

Hierro

A lo largo de este periodo, indica Mary L. Gavin, los niños necesitan 7 mg de hierro al día. Para asegurarnos de que se ingiera ese mínimo, plantea tres consejos:

  • Limitar el consumo de leche a un volumen diario comprendido entre los 470 y los 710 mililitros.
  • Servir cereales enriquecidos hasta que tengan entre 18 y 24 meses.
  • Proporcionar alimentos ricos en hierro junto con otros que contengan vitamina C, como el tomate, el brócoli, las naranjas o las fresas, debido a que favorecen su absorción.

Sal

Aunque sea posible comenzar a añadir sal en las comidas de los niños de esta edad, se aconseja que sea yodada, así como reducir al máximo su utilización y no superar nunca la cantidad diaria equivalente a la contenida en una cuchara pequeña. Dicho límite tiene en cuenta aquella que esté presente en los alimentos procesados, si bien estos deben ser sustituidos, siempre que se pueda, por otros frescos.

Alimentos a evitar durante las etapas iniciales de la infancia

Antes de decidir qué incluir definitivamente en las primeras comidas de los bebés, es imprescindible tener en cuenta la lista de productos prohibidos a lo largo de las etapas iniciales de la infancia:

Hasta los 12 meses

  • Acelgas y espinacas, por su contenido en nitratos.
  • Miel, debido al riesgo de intoxicación alimentaria por botulismo.
  • Alimentos superfluos como azúcares, mermeladas, chocolate, bollería o embutidos, que podrán incorporarse a partir del año de edad. No obstante cuanto más tarde y en menor cantidad se haga, mejor.

Hasta los 3 años

  • Pescados de gran tamaño como el pez espada, el atún, el cazón o la tintorera, a causa de su alto contenido en mercurio. Desde los 3 a los 12 años, no deben rebasarse los 50 gramos semanales.
  • Cabezas de crustáceos, por la abundante presencia de cadmio en las mismas.
  • Sólidos que impliquen riesgo de atragantamiento, como los frutos secos o frutas como las uvas o cerezas enteras, así como otras en trozos demasiado grandes.

Hasta los 6 años

  • Carne de caza de animales abatidos con proyectiles de plomo, debido a los daños neuronales que este elemento puede provocar en los niños.

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