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Alimentación en familia

¿Existen las dietas infantiles? ¿Cuándo debemos poner a régimen a un niño?

¿Cuándo poner a un niño a dieta?
Fuente: Canva
Sapos y Princesas
Sapos y Princesas
Fecha de actualización: 22.07.20

Los niños durante su crecimiento adquieren hábitos de manera más sencilla que en la edad adulta. Tiene sentido, por ello, que muchas familias consideren de utilidad “poner a dieta” a los más pequeños ante el miedo de que estos desarrollen malos hábitos que puedan repercutir en su salud o porque ya muestran distintas señales que son motivo de alarma, como el exceso de peso.

En primer lugar, debemos saber que el término tiene dos significados, dieta como el control diario de ingestas planificadas o como el conjunto de alimentos que consumimos de manera frecuente en nuestro día a día.

Tras esta aclaración sobre este concepto, ¿qué niños son los qué necesitarían la ayuda de un profesional sanitario nutricionista?

Es importante diferenciar entre los que gozan de un estado de salud plena, pero su dieta (conjunto de alimentos que toman diariamente) es deficiente y no se ajusta al patrón saludable, y entre los que han sido diagnosticados con alguna patología médica como el exceso de peso.

Buena salud pero dieta deficiente

En el primer caso, es aconsejable no subestimar que, aunque el niño no presente ninguna señal, no tengamos que preocuparnos por mejorar su alimentación. Lo ideal en este caso sería enseñar al menor la importancia de comer sano y equilibrado, fomentando el consumo de diferentes grupos de alimentos y enseñándoles a aceptar y reconocer las diferentes texturas, olores y sabores que puede ofrecernos cada uno, fundamental para la correcta adquisición de hábitos.

Pero en este camino podemos encontrarnos varios inconvenientes:

  • Puede resultar complejo explicarle los beneficios que puede suponer para su vida el consumo de vegetales, productos integrales y la reducción de grasas y azúcares.
  • Son los niños, precisamente, los que más expuestos están a un constante aprendizaje en torno a la alimentación, y por eso pueden manifestar un rechazo ante la imposición de tomar alimentos que los adultos consideran sanos o recomendados. De este modo, puede calificar como negativa la incorporación de ese plato a su rutina alimentaria por el hecho de no entender, a su corta edad, el beneficio que puede producirle en su salud.
  • Para muchas familias, también, podría suponer todo un reto reconocer qué productos son más adecuados o de qué manera elaborar las verduras para hacerlas atractivas a los niños, por ejemplo.

En cualquier caso, tenemos que confiar en nuestra capacidad creativa y la de nuestros hijos para experimentar nuevas combinaciones de alimentos que puedan resultar agradables para los más exigentes degustadores oficiales: los niños, así como apoyarnos en los profesionales cualificados que nos ayuden a elaborar un plan de educación alimentaria específico y adaptado a las necesidades y gustos alimentarios de cada uno.

En caso de que haya un exceso de peso

En el caso de que nuestro niño ya presenté un exceso de peso o que sospechemos de ello, debemos acudir al pediatra o al nutricionista, que será la persona que confirme este hecho mediante las tablas de percentil de peso para cada edad y sexo. En este caso, hablaríamos de la necesidad de un tratamiento dietético para el pequeño.

En esta situación un Dietista-Nutricionista es el encargado de mejorar esta situación. El primer paso de este tratamiento personalizado se basa en realizar una evaluación de la situación general, tanto del niño como de la familia, conocer el punto de partida desde el que se va a empezar a trabajar y elaborar un plan de trabajo en el que el fin último sea la salud del menor.

Al principio, puede ser útil establecer una dieta pautada, que debería ser acordada según los gustos del niño, así como las necesidades de la familia, que será la encargada de hacer que se lleve a cabo. Junto con esta dieta, se debe trabajar el concepto de la educación alimentaria, es decir, enseñar a comer de forma sana, fomentando los hábitos saludables en el hogar. En función de la edad el menor, se le puede ir involucrando en este aprendizaje.

Centrándonos en los aspectos puramente nutricionales, y a modo general, podemos decir que hay cuatro pilares que siempre debemos de tener en cuenta en los tratamientos dietéticos en niños:

  1. Es conveniente que todas nuestras comidas tengan una base vegetal de verduras u hortalizas. La variedad existente de vegetales y la diversidad propia de cada especie nos ofrece una gama de minerales, vitaminas y otros compuestos bioactivos que enriquecerán nuestras comidas.
  2. Una pequeña parte de elementos proteicos: carnes, pescados, huevos, lácteos, legumbres y frutos secos.
  3. Una guarnición de alimentos procedentes de granos integrales o féculas: pasta, arroz, pan, derivados cereales o patata.
  4. Fruta. La fomentaremos en postres y meriendas, tanto en su versión cruda como en platos más elaborados.

En definitiva, si sospechamos que nuestro hijo tiene un problema alimentario, el primer paso es acudir al pediatra o al nutricionista infantil, y a partir de ahí ponernos en manos cualificadas, teniendo en cuenta que cualquier tratamiento dietético debe de estar personalizado a las necesidades del niño y a la situación familiar en el hogar.

Lydia Serrano
Coordinadora en Madrid de Cómocomo School
Comocomoschool.com