Las diferentes reyertas acontecidas el pasado fin de semana en Madrid han vuelto a poner de manifiesto la amenaza que representan las bandas latinas para nuestra sociedad desde hace años. Valiéndose de miembros cada vez más jóvenes, no dudan en asesinar de los modos más sangrientos con el fin de ampliar su influencia e incluso por la simple simpatía de las víctimas hacia otro grupo rival. Sin embargo, actuar contra quienes las integran no es sencillo. Para empezar, porque en ocasiones no es posible imputar a los denunciados debido a su corta edad.
A ello se unen otros factores como el sencillo acceso que estos pandilleros tienen a las armas o la dificultad de detectar hechos delictivos contra muchas víctimas que, presas del temor, ni se plantean denunciar. Pero lejos de desalentarnos por tales dificultades, hemos de encontrar soluciones inmediatas que, mediante la aportación policial, política y ciudadana, ayuden a detener lo antes posible las actividades delictivas de estos colectivos criminales.
Los recientes sucesos en Madrid, el último recordatorio del peligro que representan
Una de las prácticas más comunes y letales, las salidas de caza en busca de rivales, terminó el pasado fin de semana con las muertes de un joven y de un adolescente en distintas zonas de la capital. Este último, con solo 15 años, fue asesinado en Atocha y el primero, de 25, en Usera. Ambos homicidios, con arma blanca y atribuidos, según las investigaciones iniciales, a una de las bandas latinas más extendidas por toda la ciudad: los Dominican Don´t Play.
A esos trágicos sucesos hay que sumar otro ataque posterior a un varón de 19 años en la calle Nicolás Salmerón, dentro del distrito madrileño de Ciudad Lineal. Ocurrió el domingo y, de acuerdo con las pesquisas policiales, lo cometieron pandilleros de la misma facción antes de dispersarse en patinetes. Por fortuna, después de que lo trasladaran al hospital con traumatismos y una herida punzante que afectó a su hígado, el agredido consiguió sobrevivir.