ConsejosSalud Infantil

Cómo anticiparnos a los problemas más comunes del verano

El sol es uno de los grandes enemigos de los niños en la época estival. A ellos les suele encantar el buen tiempo, pero en general odian ponerse protector solar, lo que se convierte en una lucha constante y diaria de los padres.

Además del sol, existen otros problemas muy típicos de la época, como son los problemas intestinales, la otitis o las picaduras de insecto o medusa. Os dejamos algunas recomendaciones para que sepáis cómo actuar en cada momento.

Riesgos de la exposición al sol

Según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), cada año, en el mundo, se diagnostican más de dos millones de nuevos casos de cáncer de piel. Al mismo tiempo, esta asociación lanza otro dato: alrededor del 80% de los cánceres se producen por factores externos y, por tanto, pueden prevenirse. El de piel es uno de esos en los que es realmente importante lo que hagamos en los primeros años de nuestra vida, ya que dependiendo de la protección que tengamos en torno a qué cosas, puede pasarnos factura o no en el futuro.

Conocer la sensibilidad que tienen los niños al sol es fundamental para protegerlos. Los que tienen la piel más blanca o pecosa con cabellos rubios o pelirrojos deben estar más protegidos frente al sol, pues el riesgo de padecer este tipo de cáncer es mayor.

Según la AECC, las quemaduras solares con ampollas, sobre todo durante la infancia y adolescencia, aumentan el riesgo de padecer cáncer de piel en la edad adulta. Recordad que la piel tiene memoria, y el sol deja una importante huella en ella.

Niños y mayores deben estar bien protegidos: Hay que comprar las leches protectoras adecuadas, aplicar hidratantes tras la exposición al sol y utilizar gorras y camisetas cuando se realizan actividades al aire libre.

Otros riesgos para la piel

El cáncer de piel no es el único riesgo al que nos exponemos al tomar el sol. Las quemaduras, la hiperqueratosis (engrosamiento de la piel), el fotoenvejecimiento o el envejecimiento prematuro de la piel, y las distintas alteraciones de la pigmentación de esta son algunos de los trastornos que podemos padecer por una inadecuada exposición al sol, tanto en la edad adulta como en la infancia.

Problemas oculares

Además de la piel, es importante proteger también los ojos para prevenir la aparición de cataratas con el paso del tiempo.

Los ojos de los niños son especialmente sensibles al sol: su cristalino es casi transparente hasta los 10 o 12 años, según datos publicados en el protocolo de Salud Infantil elaborado por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.

Por ello, es fundamental que las gafas de sol elegidas eviten las radiaciones UVA y UVB, a ser posible con protectores laterales, para así evitar la radiación que es reflejada. De acuerdo con la normativa de la Comisión Europea, los fabricantes deben indicar claramente en las gafas el grado de protección de las lentes.

Insolaciones

Las insolaciones también son muy frecuentes y muy agresivas cuando las sufren los niños, por lo que es fundamental poner los medios necesarios para evitarlas a toda costa. Si el niño advierte de que le duele la cabeza cuando ha estado jugando al sol, no se puede tomar a la ligera. Hay que medirle la temperatura corporal y darle agua para beber con frecuencia. Es recomendable acudir a un centro hospitalario si tiene la fiebre alta.

Cómo aplicar bien la protección solar

  1. Utilizar los protectores adecuados según el tipo de piel, y que contengan siempre filtros frente a los rayos UVA y UVB.
  2. Usar suficiente cantidad, cubriendo toda la superficie corporal sin olvidar zonas como las orejas, el cuero cabelludo o los dedos de los pies.
  3. Aplicar los productos con la piel seca. Si está mojada, las gotas funcionarán como una lupa y aumentarán el riesgo de quemaduras.
  4. Aplicar la crema desde casa, al menos 30 minutos antes de salir.
  5. Emplear fotoprotectores resistentes al agua y ponerlos después de cada baño de más de 20 minutos de duración o cada 2 horas.

Peligros relacionados con el agua

La hidratación es fundamental para que los niños estén sanos en esta época del año, porque son especialmente sensibles a las temperaturas extremas.

La otitis externa es otra enfermedad asociada al verano y, en concreto, a las piscinas. Uno de cada 200 españoles la sufre durante la época estival, en su mayoría niños. Visitar al otorrino antes del verano para que les haga una “puesta a punto” y les extraiga tapones de cera si los tienen es más que aconsejable.

Cuando se bañen en la playa o en la piscina, hay que ponerles tapones si son propensos a padecer otitis y secarles siempre los oídos cuando salgan del agua. Sin duda, controlar a los niños con el buen tiempo es más complicado, pero es fundamental no perderlos de vista en playas y piscinas, ya que son algunas de las actividades en las que se producen más accidentes infantiles.

Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), el 90% de los accidentes típicos del verano podrían evitarse siguiendo unas precauciones básicas, como vallar la piscina. Además, poner al alcance del niño flotadores o manguitos así como detectores que alerten de cada entrada en el agua pueden ser de gran utilidad para evitar accidentes.

Flotadores

Según datos del Primer Informe Nacional de Ahogamientos de Menores del año 2017, los ahogamientos son la segunda causa de mortalidad infantil en niños de 2 a 4 años, y cuatro de cada cinco no estaban vigilados. De hecho, el 58% de los casos ocurre en piscinas.

El uso de toboganes, saltos al borde de las piscinas o el bañarse en mar abierto son algunas de las grandes amenazas para niños y jóvenes.

Si se va a practicar submarinismo o buceo, hay que tener en cuenta que el cuerpo de un niño se enfría más rápidamente que el de un adulto, por lo que se recomienda que los menores de 12 años no practiquen submarinismo. Si lo realizan, la inmersión no deberá durar más de 10 minutos en aguas frías y 25 en aguas cálidas.

Los niños que practican buceo con tubo deben utilizar un equipo adecuado y conocer ciertas señales básicas para transmitir cómo se sienten en cada momento.

Salidas en bici

Aunque sea verano y vayan de paseo por una zona tranquila, siempre hay que montar en bici con cascos homologados. La normativa es más flexible, pero la seguridad, los datos de accidentes y el sentido común dictan una mayor precaución.

No hay que olvidarse nunca de la protección solar y de llevar agua.

Enfermedades gastrointestinales

El calor favorece la aparición de virus y bacterias en la comida. La salmonelosis es una de las enfermedades más conocidas por esta causa, pero la gastroenteritis y otro tipo de infecciones intestinales también son muy frecuentes.

Se recomienda lavar muy bien los alimentos crudos y extremar las precauciones con otros alimentos como el huevo, la leche o el agua, para así evitar padecer estas molestas enfermedades.

Si se va a viajar a la naturaleza, hay que seguir los consejos de los organizadores de campamentos y no olvidarse de meter en la maleta un champú antipiojos y repelentes de mosquitos. Se debe prestar atención también a los tábanos, las avispas, las medusas y demás animales.

Piña

Cómo prevenir las picaduras

La Asociación Española de Pediatría recomienda prevenir las picaduras con unos simples consejos:

  • Evitar estar cerca de un avispero o panal de abejas.
  • No utilizar jabones o champús perfumados para la higiene de los niños.
  • Utilizar ropa clara, ya que la oscura atrae más a los insectos.
  • Si al niño le ha picado un insecto, intentar identificar de cuál se trata y el número de picaduras que presenta. Lavar la zona con agua y jabón. Si presenta una reacción importante, aplicar frío para evitar mayor inflamación y la absorción del veneno. Si no se inflama, pero el niño se queja de que le duele la zona, entonces es conveniente aplicar calor. Observar la reacción de la piel y el estado general del niño. Ante cualquier signo alarmante, acudir a un servicio de urgencias.

Es fundamental estar pendientes de todos los peligros que puedan surgir, sobre todo en este período del año en el que, probablemente, los hijos pasen menos tiempo con los padres. Precisamente por eso es importante conocer todos los riesgos que existen para estar preparados para cualquier imprevisto.

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