¿Has visto que tu hijo o hija ha llegado a casa con síntomas evidentes de estar bajo los efectos del alcohol? Aunque nunca nos lo esperamos, lo más probable es que un día decidan probar la bebida para integrarse en su grupo o simplemente por curiosidad. Pondrán excusas diversas y nos prometerán que no lo volverán a hacer, pero desde ese momento tendremos que estar alerta para que no se convierta en un riesgo o una dependencia. A continuación, repasaremos las últimas estadísticas sobre el empleo que hacen de él los adolescentes, las consecuencias y la forma más adecuada de reaccionar ante su abuso.
El alcohol está muy presente en el tiempo libre y en las relaciones sociales de los jóvenes y no debemos olvidar que es algo que también sucede con los adultos, pues es un psicoactivo legal y ampliamente aceptado por la sociedad. Los adolescentes suelen considerarlo un elemento de desahogo y esparcimiento o un medio para una mejor integración en un grupo. Incluso pueden llegar a sentirse marginados si toman la decisión de no beber cuando los demás lo hacen.
Las cifras en los jóvenes
1. La sustancia psicoactiva más utilizada
Las cifras sobre el uso que se hace de él en la adolescencia son preocupantes. Según la Monografía Alcohol 2021. Consumo y consecuencias, elaborada por Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA), “es, con diferencia, la sustancia psicoactiva más consumida entre los estudiantes de enseñanzas secundarias de 14 a 18 años”.
La Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España ESTUDES 2018, cuyos resultados se recogen en la monografía de OEDA, refleja que “el consumo de alcohol está muy extendido entre los estudiantes de enseñanzas secundarias: el 77,9 % lo consumió alguna vez en su vida (76,3 % en hombres y 79,4 % en mujeres), el 77,5 % algún día durante el último año (74,1 % en hombres y 77,5 % en mujeres) y el 58,5 % algún día durante el último mes (57,2 % en hombres y 59,8 % en mujeres)”.