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El corte de digestión: mito o realidad

De pequeños nos decían que después de comer no podíamos meternos en la piscina o en el mar porque nos daría un corte de digestión. Hemos crecido pegados al reloj esperando a que pasaran las horas de la siesta para poder lanzarnos al agua. Sin embargo, ¿estamos hablando de mito o realidad? Como veremos a continuación, hay más de lo primero que de lo segundo, pero algunas de las precauciones que tomaban nuestros mayores tenían su razón de ser. Empecemos aclarando conceptos.

¿Qué es el corte de digestión?

Como punto de partida, tenemos que decir que el corte de digestión no existe como tal. Realmente, se llama síncope de hidrocución y puede producirse independientemente del proceso digestivo.

¿Qué es lo que sucede?

Se ocasiona por un reflejo de inmersión extremo, que es más acusado en los niños que en los adultos. Es la reacción de nuestro organismo a una alteración brusca de los reflejos al contacto con el agua, lo que puede provocar una pérdida de conocimiento o, incluso, una parada cardíaca. Aunque a veces no se llega a perder del todo y aparece “un cuadro de mareos, náuseas y vómitos que permite al paciente salir del agua a tiempo”, explica la pediatra, escritora y madre Lucía Galán Bertand en su conocido blog Lucía, mi pediatra.

Lo que sucede es que, al tener contacto con el agua, se produce una disminución de la frecuencia cardíaca y una vasoconstricción periférica para garantizar que el cerebro tenga un aporte preferencial de sangre y, por tanto, oxígeno. Cuanto más fría esté el agua y más elevada sea la temperatura exterior y la de nuestro cuerpo, más acusado será este reflejo.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que, durante el proceso de la digestión, el estómago necesita mayor aporte de sangre. “Durante este tiempo, el intestino tiene prioridad, por eso los vasos sanguíneos del aparato digestivo se dilatan, mientras que algunas otras partes del cuerpo se pueden quedar con menos riego, como por ejemplo el cerebro”, continúa explicando Lucía Galán. Esto favorece el síncope de hidrocución y también es lo que explica que “tengamos sueño después de una comida copiosa, no podamos concentrarnos o incluso tengamos que dormir una buena siesta.”

Te contamos todo que debes saber sobre un corte de digestión
Lo mejor es meterse en el agua poco a poco para una adaptación progresiva a su temperatura | Fuente: Canva

¿Cuáles son los síntomas previos?

Es muy importante aprender a percibir ciertos síntomas aparentemente inofensivos que pueden preceder a la hidrocución. Estos son: dolor de cabeza, palidez, náuseas, picor, escalofríos, cansancio intenso y anormal, sensación de calor en los muslos y el vientre, calambres, vértigos, dolores abdominales, zumbido de oídos o temblores.

Como la mayoría de los casos ocurren después de comer y las señales más evidentes son, como hemos visto, vómitos, dolor abdominal y mareo (como los de una indigestión) la creencia popular ha achacado este cuadro a la digestión. Pero lo cierto es que el proceso digestivo sigue su curso y los síntomas están provocados por la lipotimia que causa la hidrocución.

Consejos para prevenir la hidrocución

Por todo lo explicado anteriormente, conviene tomar una serie de precauciones, particularmente cuando hace mucho calor. Las más básicas consisten en entrar poco a poco en la piscina, en el mar o el río para que el cuerpo se adapte de manera progresiva a los cambios de temperatura y salir si se siente malestar o mareo. “Recordad —concluye Lucía— que cuanto más contraste haya entre la temperatura del agua y la corporal, más riesgo de hidrocución.”

Además, hay una serie de medidas preventivas para no sufrir este síncope:

1. No tomar el sol durante mucho tiempo ni realizar ejercicio intenso

Si lo hacemos, aumentará mucho nuestra temperatura corporal, por lo que el choque térmico será mayor.

2. Evitar las comidas copiosas

Durante la digestión se generan sustancias depresoras del sistema nervioso central que hacen que se debilite y ‘le cueste más’ afrontar esta situación.

3. Tener cuidado con la ingesta de alcohol

Este aumenta la temperatura corporal y también es depresor del sistema nervioso, por lo que no es aconsejable su consumo.

4. No tomar psicofármacos

Producen disminución del estado de alerta, somnolencia, reducción de los reflejos y relajación muscular, por lo que dejan a nuestro organismo en malas condiciones para reaccionar a la hidrocución.

5. Evitar la entrada brusca en el agua

No debemos zambullirnos de golpe, sino poco a poco. Además, el hecho de saltar desde una gran altura y caer en mala posición puede dar lugar a un traumatismo. Esto a su vez afectará al funcionamiento del cerebro y del corazón, que se pueden ver alterados.

Según la OMS, cada año tienen lugar miles de casos de ahogamiento, a pesar de ello, no hay ninguno provocado directamente por corte de digestión. No obstante, la hidrocución puede tener consecuencias muy graves, por ello los expertos recomiendan aplicar medidas preventivas como las que acabamos de mencionar.

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