ConsejosSalud Infantil

Claves para la protección y el cuidado de los niños durante el verano

Llegan las vacaciones de verano y nuestros hijos tienen más tiempo libre para realizar actividades de ocio, ya sean campamentos, talleres o escapadas a la playa. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta época trae consigo algunas complicaciones para ellos, entre ellas, enfermedades estomacales o de oído, quemaduras, golpes de calor y otros accidentes. A continuación, detallamos cada una de ellas y os damos una serie de recomendaciones para el cuidado de los niños


1. El sol y la piel

Aunque el astro rey puede ser beneficioso en ciertos aspectos vitales, como en la producción de vitamina D o en la mejora de algunos tipos de dermatitis y enfermedades reumáticas, los beneficios son mucho menores que las complicaciones que es capaz de provocar en nuestra salud y, en especial, en la de nuestros hijos.

En este sentido, el Dr. Juan Casado, Jefe del Departamento de Intensivos Pediátricos del Hospital infantil Niño Jesús de Madrid, nos habla del “capital solar”, que es nuestra capacidad limitada de defensa a las radiaciones y que es importante tener en cuenta. Según un informe de la OMS, antes de llegar a los 18 años, hemos consumido más del 50% del mismo.

La consecuencia más peligrosa de esto, según el doctor, es el cáncer de piel o melanoma, cuya relación directa con el sol está totalmente demostrada, al igual que lo está la relación de este con el envejecimiento de la piel, que la hace más sensible a cualquier enfermedad cutánea. De hecho, si nos exponemos de una forma imprudente desde la infancia, es fácil que esta pierda su función protectora y, al ser más frágil, permita fácilmente la entrada de gérmenes y microbios.

¿Qué medidas preventivas podemos tomar?

Tanto el Dr. Casado, como la Dra. Aurora Guerra, Jefa de dermatología del Hospital 12 de Octubre de Madrid, coinciden en que lo mejor es un uso correcto de cremas solares pediátricas, que debemos aplicar en nuestros hijos media hora antes de la exposición al sol y repetir al menos cada cuatro horas. Además, es importante el uso de ropa adecuada, de un color claro y que cubra lo máximo posible, y de un sombrero o gorra que les proteja la cabeza. Y lo más importante: vigilar y reducir al máximo el tiempo de exposición al sol, que es la única forma totalmente segura de protegernos de su agresión.


2. Golpes de calor

El golpe de calor es otro de los protagonistas en nuestras preocupaciones debido a la subida de las temperaturas. El Dr. Casado nos explica que el cuerpo humano tiene una capacidad de refrigeración que nos protege ante cambios bruscos de temperatura, pero los niños tienen esta capacidad muy limitada, por lo que es más fácil que sufran uno. Es fundamental saber cuáles son sus síntomas para poder reaccionar a tiempo y de la forma adecuada. Entre ellos, calambres musculares (en piernas, abdomen o brazos), sequedad o piel roja, agotamiento, fatiga, náuseas o vómitos, dolor intenso de cabeza o pérdida de conocimiento.

¿Qué medidas preventivas podemos tomar?

Debemos evitar que los niños tengan una exposición directa y prolongada al sol, sobre todo en las horas centrales del día, que la ropa les cubra y proteja y en especial la cabeza. Es muy importante que permanezcan el mayor tiempo posible en lugares frescos, a la sombra o climatizados y, lo más importante, tienen que estar hidratados en todo momento.

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Fuente: Canva

3. Accidentes 

En verano, incluso los niños más tranquilos se tornan más activos por las posibilidades que les ofrece tanto tiempo de ocio.

Lesiones

Según la Agencia Española de Pediatría, las lesiones por accidente constituyen la primera causa de muerte en la infancia entre los 5 y los 18 años en la Unión europea y el riesgo de que estos sucedan aumenta considerablemente en época estival.

Es recomendable vigilar y estar atento a las actividades de los mismos, no inducir conductas temerarias pero tampoco al miedo, porque también es importante que aprenda a conocer dónde está el peligro sin sobreprotegerle.

Ahogamientos

Para evitar ahogamientos, el Dr. Juan Casado nos recomienda que el niño aprenda a nadar o al menos a manejarse y flotar en el agua. También nos recomienda evitar las zonas de corrientes o rocosas y hacer caso de las recomendaciones de baño en las playas.

Picaduras

Las picaduras son también una constante en los meses de verano. Sean de mosquito, avispa, o animales marinos, lo primero a tener en cuenta es la reacción de nuestro hijo para ver si es alérgico. Si tiene un trastorno local grave, lo más conveniente es llevarlo al centro de salud más cercano para asegurarnos de si es una reacción alérgica o no.

En cualquier caso, si se trata de una provocada por un insecto, habría que aplicar una compresa fría y administrarle un analgésico o antihistamínico. Si es de un animal marino, lo mejor es extraer en primer lugar la espina o aguijón. En caso de haberlo, aplicar una compresa de amoníaco mezclado con agua caliente y una pomada para bajar la hinchazón, así como no dejar que el niño se rasque, para evitar una posible infección.


4. Enfermedades o infecciones propias de esta época

Intoxicaciones alimentarias

El cambio de hábitos alimenticios que sufrimos durante esta época del año junto con el calor (que hace que los alimentos se conserven peor), son algunas de las causas que hacen que las posibilidades de una intoxicación o de una infección intestinal crezcan considerablemente en verano.

Las intoxicaciones alimentarias en niños se multiplican durante estos meses por el mayor número de comidas que se realizan fuera del hogar y el incremento de temperaturas que favorece la proliferación de microorganismos en las mismas. Así lo advierte la Sociedad Valenciana de Pediatría (SVP). De hecho, estas se producen por la ingesta de alimentos contaminados por bacterias o sus toxinas, virus o parásitos, cuyos efectos dañinos en el organismo pueden ser importantes.

Para prevenir estos problemas estomacales, tendremos que poner especial atención en la manipulación de los alimentos, lavarnos bien las manos y evitar la ingesta de dos productos, en especial: la mayonesa casera y el agua de origen no controlado.

Otitis

Otra enfermedad muy común en verano y, sobre todo, en los niños es la otitis o infección del oído. Existen varios tipos, pero la más corriente en esta época es la externa, que se produce por el exceso de agua que entra al oído producto de un baño muy prolongado y, más aún, cuando esta está contaminada por gérmenes. El frío y la humedad producen también una maceración de la piel del conducto auditivo, lo que facilita el ingreso de bacterias y la proliferación de hongos.

Para que no se dé esta infección, lo ideal es evitar la entrada de agua en el conducto auditivo y secar bien los oídos al salir del mar. En caso de detectar síntomas de otitis, como dolor de oído, picor, supuración abundante o inflamación, es imprescindible consultar con el médico especialista para que el problema no se agrave.

Si no hemos podido evitarla, su tratamiento consistirá en la administración oral de antiinflamatorio (ibuprofeno) junto a la distilación de gotas tópicas con antibiótico y corticoides en el oído de 7 a 10 días. A veces, el uso de antibióticos orales es también necesario. Durante este tiempo, el oído no deberá mojarse en ningún momento.

Contagio de hongos

El contagio de hongos nos acecha sobre todo en la piscina aunque también puede hacerlo en la playa. Lo ideal es que los niños estén siempre calzados en cualquier lugar con suelo mojado, ya que estos benefician su propagación.

Pero esto es algo complicado en su ir y venir constante de juegos, así que como medida preventiva para evitar su propagación os recomendamos el consejo que nos da la Dra. Guerra: controlar que el niño tenga los pies secos en cuanto salga de esa zona de suelo mojado secándolos bien, en especial entre los dedos.

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