ConsejosPsicología y salud mental

5 Cosas que deberías dejar de esperar de tus hijos, será mejor para todos

Todos tenemos expectativas con respecto a nuestros hijos, pero a veces las cosas que esperamos nunca llegan a suceder y las expectativas, al final, acaban haciéndonos más daño que bien. Por ello, el saber qué puedes esperar de tu hijo y qué no hará que vuestra situación en casa sea mucho menos tensa.

Pero no estás solo, a todos nos pasa lo mismo, y es por ello que es necesario que hablemos de estas cinco cosas que, sencillamente, deberías dejar de esperar de ellos.

1. Deja de esperar que tus hijos sean buenos

Si lo piensas bien, esperar que nuestros hijos sean buenos no tiene sentido. Nadie es bueno todo el tiempo. Todos tenemos días malos. Todos tenemos días en los que no estamos de ánimo para hacer lo que deberíamos hacer. Pero, ¿qué es lo que realmente esperamos cuando queremos que sean buenos?

  • Sé específico sobre lo que ser bueno significa: “Quiero que compartas tus juguetes con tu hermana.” En lugar de decir “Eres muy bueno,” dile “Gracias por leerle un cuento a tu hermano,” o “Gracias por haber organizado tus juguetes.”
  • Nadie es bueno todo el tiempo, así que dale a tus hijos un descanso. Dejar pasar algunas de las cosas malas cuando no son prioridades y no hacen daño ni a ellos ni a los demás hará que la crianza sea mucho más fácil.

2. Deja de esperar que tus hijos actúen como si fueran mayores de lo que realmente son

Los niños son muchas cosas. Pueden ser angelitos un minuto y volverte loco al siguiente. A veces son curiosos, a veces son callados y a veces son escurridizos. La mayor parte de los niños actúan acorde a su edad. Los niños necesitan explorar, probar cosas, hacer tonterías. Déjalos.

  • Entiende que los niños son niños.
  • Presta atención a esos niños que actúan con mayor madurez de la que deberían tener acorde a su edad. Solo porque tu hijo actúe como si fuera mayor no significa que sea un adulto.

3. Deja de esperar que se comporten como otros niños

Es normal darte cuenta de que tu hijo es más extrovertido y tu hija más reservada, o que tu hija es la más bajita o la más alta de su clase. Todos comparamos a nuestros hijos con los demás, de forma consciente o inconsciente. Aunque esto es normal, la forma en que verbalizamos las comparaciones puede hacer mucho daño.

Estudios sugieren que comparar a los hermanos en forma desfavorable puede generar consecuencias sumamente negativas en el hermano que está siendo juzgado como menos competente. Cuando comparamos a nuestros hijos de forma desfavorable con respecto a otros niños, les hacemos entender que no son lo suficientemente buenos. Les decimos que deberían aspirar a ser como otra persona.

De igual modo, cuando comparamos a nuestros hijos de forma favorable con respecto a otros, les enseñamos que deben ser mejor que los demás en lugar de enseñarles a ser la mejor versión de sí mismos y a superarse a sí mismos. Cuando tu hijo hace un pequeño esfuerzo y aceptas unos resultados que pueden considerarse mediocres por encontrarse al mismo nivel de sus amigos, le das el mensaje de que ese mínimo esfuerzo es aceptable.

Lo que puedes hacer en su lugar:

  • Enséñale a tu hijo que esperas lo mejor de él, y que lo mejor que puede hacer es suficiente.
    Enfócate en las fortalezas y debilidades de tu hijo, no en que tan bien o tan mal lo hacen sus compañeros.
  • Fija expectativas realistas. Hay evidencias que prueban que los niños se desarrollan mejor cuando no esperamos de ellos cosas que están fuera de su alcance.

4. Deja de esperar que tu hijo se conforme

¿Has notado que a veces reaccionas de manera diferente ante los comportamientos de tu hijo dependiendo de si estás en compañía de otros o si estás solo?

Muchos de nuestros hábitos de enseñanza están determinados por nuestro entorno. Puede que no estemos de acuerdo necesariamente con las normas sociales o incluso algunas normas familiares y valores, pero aun así intentamos imponer dichas normas a nuestros hijos – de forma voluntaria o involuntaria.

Lo que puedes hacer en su lugar:

  • Confía en que eres lo suficientemente bueno como padre y sé firme ante tus elecciones a la hora de enseñarles valores. Recuerda que tus hijos aprenden mucho al mirarte. Cuando eres firme con respecto a tus creencias, les enseñas que lo que ellos creen es válido.
  • Acepta que tu hijo es un individuo y tiene derechos propios.
  • Identifica tus propios valores y prioridades de enseñanza.

5. Deja de esperar que tus hijos no sean como tú

Los niños, especialmente cuando son jóvenes, suelen ser una extensión de sus padres.

Cuando nuestros hijos nos ven ahorrar de forma regular, es más probable que sean ahorradores. Cuando la percepción que tenemos sobre mucho de lo que acontece en nuestras vidas es negativa, también están destinados a desarrollar un punto de vista pesimista de las cosas. Cuando nos escuchan gritar porque estamos molestos, aprenden que gritar es la forma correcta de expresar las emociones.

Lo que puedes hacer en su lugar:

  • No le digas a tu hijo cómo debe actuar; enséñale a través de tu propio comportamiento. Como una vez dijo James Baldwin, “los niños nunca han sido muy buenos escuchando a los mayores, pero nunca fallan al imitarlos.”

Recuerda, nuestros hijos están siempre atentos a lo que decimos y hacemos. Muestra lo mejor de ti que es eso con lo que se quedarán.

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