ConsejosPsicología y salud mental

¿Qué hay detrás del exceso de regalos a los niños?

En pocas semanas llegarán días de fiesta, reuniones familiares y la noche más mágica del año, que se caracteriza muchas veces por el exceso de regalos. Mientras los niños ansían la muy esperada llegada de Sus Majestades Los Reyes Magos de Oriente, los padres nos rompemos la cabeza pensando en cómo sorprender a nuestros hijos. Muchos creen que cuantos más regalos tenga el niño, más feliz será ese día. En cambio, es frecuente que los más pequeños, a pesar de todos los presentes recibidos, solo hagan caso a un juguete, quedando los otros olvidados y amontonados en un rincón de la casa. Es entonces cuando nos planteamos la gran duda: ¿cuántos objetos debe poseer un niño?

Estas fechas se emplean en ocasiones para compensar con regalos el poco tiempo que los padres hemos pasado con nuestros hijos, debido al trabajo y quehaceres diarios. La idea de que estos son una forma de demostrarles amor, sumado al sentimiento de culpabilidad, nos lleva a suplir la falta de afecto y atención con objetos materiales.

Exceso de regalos

Pero, ¿cómo se sentirá el pequeño hasta arriba de regalos cuando no pueda compartir esos juguetes con unos padres que nunca tienen tiempo para él?

Los niños no necesitan montañas de regalos, necesitan afecto, estar en compañía de sus seres queridos y compartir sus regalos con ellos

Por otro lado, muchas veces damos refuerzos positivos a nuestros hijos a través de juguetes o buscamos distraerlos con presentes para así poder nosotros disfrutar de una rica cena con nuestros amigos. Pero, de nuevo, ¿es esto realmente lo que necesita el pequeño? Los niños necesitan disfrutar de actividades en familia, recibir abrazos, besos, caricias y refuerzos verbales positivos. Los regalos materiales excesivos no son otra cosa que intentar acallar todo aquello que no podemos darles y que nosotros como padres no sabemos gestionar.

Niña a punto de abrir su regalo de Navidad

¿Qué consecuencias negativas hay detrás de los montones de juguetes que nuestros hijos reciben?

En primer lugar, la entrega excesiva de juguetes supone un exceso de estimulación en el niño. Cuando este reciba grandes cantidades de regalos, es probable que se aturulle, sin saber muy bien a qué objeto atender. Esta sobrecarga de estímulos provocará que no sea capaz de concentrarse en una tarea, es decir, demasiados presentes afectarán a su capacidad de atención.

Para continuar, al regalar a nuestros hijos todo aquello que piden, ellos aprenderán que siempre tendrán lo que quieran, sin ser conscientes del esfuerzo necesario para conseguirlo. De esta manera, no se podrán exponer a situaciones que generen tolerancia a la frustración.

Asimismo, esta situación llevará a nuestros hijos a valorar solo lo material. Le estaremos enseñando a tapar su soledad y vacío con objetos, que le darán bienestar momentáneo, pero no evitarán que se sienta únicamente a largo plazo. Si el niño acostumbra a recibir muchos regalos, además, llegará un punto en que no obtendrá placer con ellos ni los apreciará.

Con todo ello no solamente les haremos creer que pueden suplir su necesidad de afecto con un juguete. Los niños terminarán también por entender que sus emociones y sentimientos de malestar no son importantes. Cuando entren en la edad adulta, gestionarán sus emociones tal y como aprendieron en casa, lo que puede llevar al desarrollo de diferentes trastornos ansiosos que se reflejarán en, por ejemplo, compras compulsivas o atracones.

Por último, cuando reciben montañas de regalos, pero no disfrutan de tiempo en familia, los más pequeños pueden sentir que no hay una conexión emocional con sus padres y que estos no se dan cuenta de sus necesidades. Al final, ocultarán sus emociones por completo y se harán ellos responsables de las de sus progenitores.

¿En qué basarnos a la hora de elegir regalos para nuestros hijos?

Para empezar, es recomendable escribir con ellos la carta de los Reyes Magos. Pasaremos un tiempo agradable juntos y tendremos la oportunidad de explicar por qué algunos regalos no son adecuados para que estén en su lista y cuáles lo son. A continuación, podremos seguir las siguientes pautas:

  • Hay tener en cuenta el gusto del niño.
  • Debemos elegir juguetes que fomenten el desarrollo de habilidades y con los que se pueda compartir tiempo en familia.
  • No regalaremos todo lo que piden. Es preferible entregar pocos presentes pero bien seleccionados en relación con la edad y el gusto del niño. Así se trabajará la tolerancia a la frustración.
  • Es importante no castigar sin regalos de Reyes por una mala conducta o por malas notas. Para un niño no recibir presentes ese día puede suponer un gran daño emocional. No solo por la decepción que ello supone, sino también por lo que supondrá la vuelta al cole y las inevitables comparaciones. Educar a nuestros hijos sin recurrir al castigo es posible.
  • Un regalo interesante puede ser realizar algún tipo de actividad juntos que permita pasar un rato agradable en familia.

Recuerda, no es más feliz el que más posee, sino el que más tiempo de calidad, afecto y diversión disfruta en compañía de sus progenitores. Hacer un hueco en el horario para jugar con los más pequeños de la casa es imprescindible. Los niños podrán contar con una habitación llena de juguetes, pero esto no será suficiente si no tienen con quién compartirlos.

Lidia García Asensi
Psicoterapeuta
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