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Psicología y salud mental

Deporte con valores: beneficios y maleficios de unos padres forofos

Deporte con valores: fútbol
Sapos y Princesas
Sapos y Princesas
Fecha de actualización: 05.04.17

Son muchos los casos que alertan sobre la crisis de valores que vive el deporte, y más concretamente el fútbol, considerado el ‘rey’ de todos ellos. Somos conscientes de las consecuencias que tiene esta ‘depreciación’ de principios, que es un reflejo de la de la sociedad, en el niño.  Con motivo del Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz conversamos con Alejo García Naveira, coordinador de Psicología del Deporte del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid. Hemos hablado de la práctica de un deporte con valores y, sobre todo, de educación.

Educación, desde todos los frentes y a todos los niveles

Sabemos que el deporte es una pieza clave en el desarrollo de nuestros hijos. Les ayuda a mejorar la salud física y psicológica y, con su práctica, aprenden valores como el respeto, la tolerancia, el crecimiento personal o el trabajo en equipo. Este es el objetivo de todo entrenamiento, pero el esfuerzo no termina aquí. García Naveira recuerda la importancia de que “el niño reciba una educación 360º por parte de las personas más significativas de su entorno”. Esto es: el núcleo familiar, los profesores y, además, los entrenadores.

Defiende que en los clubes haya escuelas de padres lideradas por psicólogos especializados. En su opinión, “a los padres no hay que marginarles ni prohibirles el acceso, sí integrarlos y educarlos”. Por lo que respecta a la figura del entrenador, defiende la existencia de escuelas de entrenadores que formen en el “modelo de entrenador-educador, ya que este último es de gran influencia en el joven, en su desarrollo deportivo y personal”.

En la raíz de esta crisis de valores no solo está el factor del mal comportamiento de los padres, sino “la falta de un proyecto educativo riguroso por parte de los clubes”

El papel de familia

La integración de la familia, tanto en el deporte como en el colegio, es vital. Y aunque algunos clubes infantiles han tomado medidas para evitar la entrada de los progenitores en los entrenamientos y partidos, García Naveira considera que la actuación necesaria es otra. Opina que en “la falta de un proyecto educativo riguroso por parte de los clubes” radica buena parte del problema. 

Según el criterio de este especialista, no es aceptable la equiparación entre colegio y club deportivo a la hora de vetar la presencia de los padres mientras se entrena. “El colegio no es el equipo de fútbol. El primero, además de ser de enseñanza obligatoria hasta cierta edad, es un centro académico. El equipo de fútbol, en cambio, es un deporte impartido en un club, de acceso voluntario, que aspira a formar deportistas y personas”.

Y aunque aboga por implantar un proyecto educativo en los clubes, también recuerda que “en ambos terrenos se requiere de la participación activa de los padres, que son los principales responsables de su educación”.

Deporte con valores: niños
Practicar un deporte con valores, básico en la educación de nuestros niños y niñas | Fuente: Canva

Padres exigentes en el campo de juego 

Lo cierto es que los valores en el colegio deben ser los mismos que en el campo. Y la familia debe participar en ambos entornos. Una mala conducta paterna o materna puede “marcar psicológicamente y generar pequeños traumas en el niño”. El especialista cree que “un mal ejemplo de comportamiento estaría atentando contra la educación del menor”. Además, podría provocar “síntomas de ansiedad y estrés, estado de ánimo bajo, el abandono completo del deporte (síndrome de Burnout) e inclusive serios riesgos para su salud física y psicológica”.

Aún hay más razones de peso para que los padres exaltados y con actitudes agresivas reconsideren seriamente sus salidas de tono en el campo. Porque quienes apoyan desde la grada a sus hijos e hijas convenientemente están ayudándolos también en el terreno escolar, ya que ambas actividades se complementan.

“El colegio contribuye al desarrollo cognitivo del menor, lo que le beneficia a la hora de tomar decisiones dentro y fuera de los terrenos de juego.” Y, por otra parte, “las investigaciones indican que los alumnos que realizan deporte con regularidad tienen un mejor rendimiento académico”. Si das un mal ejemplo como padre o madre en el campo, probablemente estés interfiriendo en estas dos áreas básicas.

Un padre que apoya en el campo está ayudando a su hijo en el terreno escolar

No perder de vista la formación académica

García Naveira recomienda recalcar en los niños y niñas la importancia de la formación académica. Además, el núcleo familiar debe generar las condiciones adecuadas para que se produzca el aprendizaje. En su opinión, la intervención de un psicólogo especializado en caso de conflicto entre las dos áreas es muy necesaria.

El consejo anterior debe tenerse en cuenta, particularmente, en el caso de los niños que muestran una intensa inclinación por el deporte o manifiestan su interés por convertirlo en su profesión. Aquí, los padres tienen que “apoyar sin presionar, dejar claro que tiene que seguir con los estudios, ofrecer los recursos a su alcance y asumir su rol: ocuparse de los gastos económicos, logística de desplazamientos, comida, descanso y estar en la grada animando”.

Llena el deporte de valores

Para García Naveira esta crisis de identidad sociodeportiva es el reflejo de la del ser humano y su entorno social. “El deporte es como un recipiente vacío, depende de las acciones de todos los integrantes de la población deportiva que sea un medio para la educación. Por ello, las entidades competentes tienen que tomar cartas en el asunto y desarrollar proyectos para que sea un beneficio y no un problema en la formación de los menores, futuros ciudadanos”.

Pero, ¿por qué esta crisis se refleja sobre todo en el fútbol? Alejo apunta a la cultura que existe dentro de cada disciplina deportiva. “El fútbol es el deporte rey por la pasión que despierta, por ser el que más licencias federativas tiene y mayor dinero mueve. Un cóctel emocional y de intereses económicos y psicosociales en el que la línea de comportamiento de lo que está bien o mal a veces es difusa, y los excesos no siempre se sancionan. Lamentablemente, esto se está extendiendo a otros ámbitos, como el del tenis y el rugby”, alerta.

Así que no es que haya que continuar trabajando por un fútbol saludable, sino por un deporte con valores en todas las canchas de juego. Para conseguirlo, os invitamos a leer algunos buenos consejos para que padres e hijos practiquen deporte saludable, por Alejo García Naveira.

Alejo García Naveira es coordinador de Psicología del Deporte del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, psicólogo deportivo, entrenador, formador e investigador