ConsejosPsicología y salud mental

La técnica del semáforo: ayuda a los niños a controlar sus emociones fácilmente

Tus hijos están jugando en el salón. Escuchas risas, saltos y ruidos. Desde la cocina notas cómo va subiendo el nivel de activación y estimulación los niños. Ya se oyen gritos, algún lloriqueo y golpes. Y te imaginas cuál va a ser el desenlace: puede que acaben perdiendo el control y pegándose o enfadándose entre ellos.

Todos hemos vivido situaciones similares a menudo cuando estamos con niños pequeños. Su sistema emocional es inmaduro y les cuesta mucho autorregularse. No son conscientes de que están activándose demasiado, o están poniéndose nerviosos o hiperestimulados. No sienten con la misma claridad que el adulto los indicadores corporales y psicológicos de las emociones, y ello les impide “parar” o detener una situación que nosotros sí somos capaces de predecir cómo va a terminar.

La técnica del semáforo

No se trata de una técnica para reprimir las emociones, sino para ayudar al niño de forma externa a reconocer el estado emocional en que se encuentra a través de los colores del semáforo y darle la posibilidad de poner en juego alguna estrategia para calmarse o cambiar de conducta.

La técnica del semáforo se utiliza para que los menores aprendan a identificar y reconocer las sensaciones corporales previas a sus conductas impulsivas. En ocasiones, estos no son conscientes de su estado de activación, lo que les conduce a presentar conductas de desobediencia que dan lugar a frecuentes situaciones de conflicto. No se trata de que no quieran autocontrolarse, sino que entran en la emoción demasiado deprisa y una vez activados son incapaces de hacerlo. Lo que da lugar a una respuesta disruptiva y agresiva (gritos, agresiones, destrucción de objetos o insultos).

Sin embargo, si el niño logra detectar su estado de activación fisiológica previa al mal comportamiento, podrá poner en marcha estrategias incompatibles con el estallido impulsivo y, por tanto, evitar su manifestación.

Para ponerla en práctica, en primer lugar se debe imprimir un dibujo como el del ejemplo y explicarle el funcionamiento. Se usa el símil con un semáforo de tráfico, donde verde es que la conducta es buena, amarillo es peligro, te estás alterando demasiado, y rojo es “STOP”, llevaste a cabo una mala conducta y tendrá una consecuencia negativa.

  • Para ello, los padres deben acercarse al niño y decirle “amarillo”, cuando este se está empezando a alterar, dándole la posibilidad de reconducir su comportamiento y aplicar estrategias de autocontrol.
  • Cuando, pese al aviso, continúe alterándose y no reconduzca su comportamiento, hay que emitir la señal “rojo”, que implica un comportamiento inadecuado que conlleva una retirada de privilegios o tiempo fuera.
  • Es importante que cuando el niño redirija su comportamiento y controle su enfado, se refuerce la conducta diciéndole “verde”, a modo de felicitación.

Pongamos un ejemplo: Si el niño discute con su hermano y empieza a enfadarse, se le dice “amarillo” para que reconozca que está demasiado activado y pueda aplicar lo aprendido. Si no se controla y se desborda, se le dirá “rojo” y se aplicará el castigo pertinente (rincón de pensar o retirada de privilegios). Por el contrario, baja su nivel de activación y se queda tranquilo, se le indicará que está en “verde” y se le felicitará.

Técnica del semáforo, autocontrolCASTIGO por no haber controlado tu enfado.

PELIGRO, estás demasiado activado, pon en práctica lo aprendido.

Te estás comportando MUY BIEN, sigue así.

 

Úrsula Perona
Psicóloga infantil
Colaboradora de Sapos y Princesas

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