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La figura del padre, un rol en continua evolución

Cuando recordamos nuestra infancia, solemos hacerlo con añoranza y nostalgia. Recordamos a los amigos, el colegio, pero sobre todo, a nuestros padres  y abuelos, y nos damos cuenta de lo mucho o poco que nos parecemos a ellos ahora que nos toca asumir a nosotros ese papel. Lejos ha quedado la imagen autoritaria del mismo, poco permisiva y poco cariñosa, a la que temíamos y respetábamos, no siempre a partes iguales.

Los padres de hoy en día en casi nada se parecen a ellos y reparten las tareas con las madres en un 50%, o al menos, esa es la tendencia. Los del siglo XXI ponen pañales, se ocupan de la alimentación, llevan y traen a los niños a extraescolares, cumpleaños y demás eventos sociales. Pero, ¿es cierto que ambos comparten las tareas por igual? ¿En qué momento se ha producido esa transformación y a qué se ha debido?

«En general lo que se está observando es que los padres actuales tienen menos autoridad que los nuestros. Podemos decir que a día de hoy se espera de uno, que se aleje lo más posible de una persona autoritaria, que no tenga una actitud directriz, que a veces anteponga los derechos del niño a sus propios deseos, que sea amigo de su hijo, borrando las diferencias generacionales y que delegue precozmente en otros la educación del niño», nos explica Yolanda Carballeira, Psiquiatra Psicoterapeuta de Orientación Psicoanalítica y Humanista.

«En general lo que se está observando es que los padres actuales tienen menos autoridad que los nuestros»

Uno de los motivos que han llevado a esta evolución en el rol de los mismos es la llamada procreación reflexiva. En la actualidad, en la mayoría de los casos, la decisión de tener niños es ampliamente discutida, consensuada y reflexionada, lo que «implica una relación más afectiva, menos autoritaria».

La figura del padre «ha ido evolucionando a través de la historia así como el de familia. Hasta la Edad Moderna tenía autoridad sobre la mujer y los hijos, y es a partir del siglo XIX cuando empieza a tener ciertas limitaciones», en gran medida por el comienzo de las reivindicaciones, de las mujeres. «Esto supone un debilitamiento de su status».

«Los padres están más ausentes por motivos de trabajo y es la madre quien desempeña más esas funciones»

Pero cuando verdaderamente comienza la crítica más virulenta hacia la posición patriarcal del hombre en la familia es en los años 60 y 70, según nos cuenta Yolanda Carballeira. Además, «con la llegada de los 80, la mujer tiene responsabilidades profesionales, lo que implica la separación cada vez más precoz del niño con su madre. Al mismo tiempo el niño se convierte en el centro de la vida familiar y de las preocupaciones públicas, encontrándose la conciencia de la infancia exacerbada».

La figura del padre

Aunque, según afirma Carballeira, su experiencia le lleva a creer que la madre sigue tomando un papel más relevante en el cuidado de los mismos, sobre todo cuando son bebés. «En la población que yo veo, los padres están más ausentes por motivos de trabajo y es la madre quien desempeña más esas funciones», aunque las madres «desean que los ellos participen más en la formación de sus hijos y en ponerles límites».

«Es muy importante que los padres y las madres actuales podamos contribuir a que los niños se conviertan en personas implicadas, con una educación en la igualdad y la responsabilidad»

Algo fundamental para que nuestros hijos en el futuro asuman su papel de padre en igualdad de condiciones con la madre es «educarlos en ese valor, y en la responsabilidad, formarlos para que asuman sus comportamientos y para que adquieran límites claros. Enseñarles a tolerar las frustraciones, a que sepan esperar, a que sean respetuosos con los demás, con las diferencias, para que vivan en una sociedad y en un mundo mejor «.
Según asegura Yolanda Carballeira, es cierto que aún sigue habiendo diferencias a la hora de educar a nuestros hijos e hijas. «Se tiende a que ambos ayuden en las tareas domésticas y a hacer menos diferencias debido a la diferencia de sexo. Pero esto es muy general, todavía se suele ser más protectores con ellas que con ellos».
Además, para la psiquiatra, «es muy importante que los padres y las madres actuales podamos contribuir a que los niños se conviertan en personas implicadas, con una educación en la igualdad y la responsabilidad, proporcionándoles los límites adecuados en un clima afectivo donde predomine el diálogo. Para guiarlos en estas tareas, no siempre fáciles, estamos todos los profesionales que nos ocupamos de la infancia y de la adolescencia».

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