ConsejosPsicología y salud mental

Elogiar en exceso a los niños, ¿puede afectar a su autoestima?

Puede ser interesante pararse a pensar y hacer una lista de las cualidades positivas de nuestros hijos. A veces estamos demasiado pendientes de lo que hacen con más dificultad y perdemos de vista las cosas interesantes, bonitas, inteligentes y amables.

Una sonrisa o decirles que te gusta cómo han hecho este trabajo son algunos de los mensajes positivos que podemos enviarles, en definitiva, es muy importante darse cuenta de lo positivo y expresarlo. Pero ¡cuidado! No se trata de elogiar por elogiar sin moderación ni motivo. Los elogios más eficaces son los que se refieren a actuaciones concretas, aquellos que ayudan al niño a desarrollar una mayor conciencia de lo que sí está bien y de lo que no está correcto.

Los elogios más eficaces son los que se refieren a actuaciones concretas

Reconocer lo positivo de los niños les ayuda a sentirse bien con ellos mismos y les motiva a aceptar el esfuerzo que supone un aprendizaje, ya que están seguros de sus capacidades, no obstante, el elogio excesivo y sin propósito, en ocasiones suele provocar que el móvil de las acciones del niño deje de ser interno para pasar a perseguir la recompensa externa, con lo que la satisfacción de sentirse capaz de hacer algo bien y de haberlo hecho pasaría a un segundo término. De hecho, cuando reciben elogios en exceso empiezan a ser dependientes de la opinión de los demás y actúan correctamente cuando saben que existe una recompensa. Como adultos tenemos la creencia de que el elogio aumenta la autoestima, sin embargo el efecto puede ser contrario y en lugar de desarrollar la confianza y la seguridad en ellos mismos puede desembocar en una dependencia de las alabanzas.

 Cuando reciben elogios en exceso empiezan a ser dependientes de la opinión de los demás

Los niños “adictos a los elogios” sufren una mínima tolerancia a la frustración, dependen de la aprobación de los demás y no quieren “correr riesgos”, su deseo es moverse en terreno seguro, así seguirán recibiendo alabanzas y continuarán forjándose una imagen positiva de sí mismos un tanto ficticia. Como padres, es importante reconocer en nuestros hijos el esfuerzo, el interés y la dedicación a determinados asuntos (actualmente la “cultura del esfuerzo” parece haber caído en el desuso), en lugar de decir: “¡eres un genio tocando el violín! sería interesante decir: “¡qué bien suena!, ¡se nota que has practicado!…

Un estudio con resultados interesantes sobre este tema fue el realizado por Joan Grusec (Universidad de Toronto) con niños de ocho a nueve años a quienes se les consideraba muy generosos y eran continuamente elogiados por ello. Estos niños desarrollaron tolerancia a la alabanza y necesitaban cada vez mayores dosis, se convirtieron en “adictos a los elogios”; cada vez que los niños escuchaban “palabras bonitas de su persona” manifestaban menos conductas de generosidad hacia sus compañeros.

Elogiar  en exceso a los niños puede hacer que pierdan el placer y el orgullo de disfrutar de sus propios logros 

Una de las grandes alegrías de la infancia es descubrir algo nuevo y saberse capaz de hacer algo por sí mismo. Los elogios en exceso pueden hacer que el niño pierda el placer y el orgullo de disfrutar de sus propios logros. Resulta imprescindible animarles a tener iniciativas y a hacer cosas por su cuenta comentándoles cuáles son sus fortalezas y debilidades y cómo convertir estas últimas en fortalezas, ellos lo agradecerán en el futuro.

Ana  Roa
Pedagoga
https://roaeducacion.wordpress.com

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