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¿Cómo llegar a septiembre sin separarnos? Consejos para intentarlo

Todos conocemos esas estadísticas que vaticinan que a la vuelta de vacaciones aumentan los casos de divorcio. Las cifras arrojadas por el Consejo Superior del Poder Judicial, si se estudian con detenimiento, refieren más bien un frenazo durante los meses estivales, y un ligero aumento en el último trimestre del año. Esto puede deberse a que las parejas probablemente no consideran las vacaciones un buen momento para divorciarse.

Al margen de que sea cierto o no que después del verano aumentan los divorcios, lo que si está claro es que las vacaciones en familia pueden resultar muy estresantes y conflictivas. Y lo que también es cierto, es que al margen del mes en que se produzcan, los divorcios se triplicaron en España en los últimos 15 años.

Consejos para conservar nuestra pareja a la vuelta de vacaciones

1. No forzar la convivencia.

El roce hace el cariño, pero también aumenta las fricciones, los conflictos y las discusiones. Es una realidad. Si pasamos mucho tiempo con una persona, al final se produce saturación. En verano esta convivencia se acentúa, se convierte en 24 horas al día todos los días. Y surge lo inevitable. Por ello debemos reservar un tiempo a solas cada día: salir a caminar, a hacer unas compras, a practicar deporte etc. Si cuidamos este tiempo para estar solos, y separarnos un poco de nuestra pareja, se producirá un respiro.

2. Tiempo solos

Si es posible, reservar un tiempo de las vacaciones para estar en pareja, sin niños. Queremos aprovechar el verano para pasar el máximo tiempo en familia y  disfrutar de nuestros hijos, pero es muy recomendable guardar unos días, aunque sean dos o tres, para hacer una escapada sin ellos. Cuidar la pareja, al igual que hacerlo de nosotros mismos, es también una manera de cuidar de nuestros hijos. Porque cuando mejor nos sintamos, cuanto más felices estemos y más unida esté la pareja, mejor estarán ellos.

3. Ser realistas

Tener expectativas realistas sobre las vacaciones. En muchas ocasiones la frustración proviene de unas  expectativas idealizadas. Puede que hagamos planes con mucha ilusión para las vacaciones, pero poco ajustados a la realidad de una familia con niños pequeños. Si buscamos planes con niños, hoteles familiares y no recargamos de actividades las vacaciones, probablemente saldremos de ellas menos estresados. Es recomendable huir de viajes programados, con excesivas excursiones, o destinos urbanos. Los mejores planes con niños suelen estar al aire libre, en contacto con la naturaleza y el mar.

4. Buscar ayuda y aprender a delegar

Imaginamos una idílica semana en la playa, con la que llevamos soñando casi un año. Los preparativos ya empiezan a convertirse en una carga: maletas, sombrillas, juguetes para que se entretengan… para cuando llega el momento de salir ya estamos cansados.  Puede ser una buena idea reservar un día o dos para realizar los preparativos del viaje sin tanto estrés.   Finalmente y tras un largo viaje en coche, llegamos al apartamento. Y vuelta a empezar: deshacer maletas, llenar la nevera, cocinar… A veces vale la pena invertir en algo de ayuda en destino para estas tareas, aunque suponga estar unos días menos. Porque los que estemos, serán de más calidad. Y menos estrés es menos discusiones.

5. No pretender resolver nuestros problemas en verano

A veces atribuimos los problemas de pareja al distanciamiento que puede producir el ajetreo de la vida cotidiana. Y pensamos que durante las vacaciones, al pasar más tiempo juntos, mejorará la comunicación. Pero creer esto no es muy realista: si llegamos a las vacaciones con problemas de pareja, estas no los resolverán. En todo caso los agudizarán por los motivos que hemos comentado. Así que es mejor ser realistas y no posponer para el verano la solución de los problemas de pareja.

Úrsula Perona
Psicóloga infantil
Colaboradora de Sapos y Princesas

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