ConsejosPsicología y salud mental

Cómo aceptar los amigos imaginarios de nuestro hijo y no preocuparnos

Los padres nos solemos preocupar cuando nos damos cuenta de que nuestro hijo tiene un amigo imaginario. A veces estos amigos imaginarios son más reales para ellos que sus compañeros de colegio o sus amigos del parque. ¿Por qué tienen nuestros hijos amigos imaginarios? ¿Por qué aparecen y desaparecen? ¿Pueden convertirse en un problema para su salud?

Tener un amigo imaginario en la niñez es algo muy común y normal. Puede ser un osito de peluche, un dinosaurio de plástico o una simple goma de borrar. Objetos con los que de repente pueden hablar y jugar todos los días. Entre el 12% y el 33% de los niños normales entre los 2 años y medio y los 6 años crean amigos imaginarios según el estudio La Creación de Amigos Imaginarios en los Niños:¿Un Problema Clínico? de Jacqueline Benavides Delgado.

Un amigo imaginario les ayuda a expresar sus miedos, problemas y deseos. Sobre todo en situaciones de incertidumbre que pueden cambiar su vida habitual. Por ejemplo la llegada de un hermanito o un repentino cambio de colegio o domicilio.

niña jugando con su amigo imaginarioVentajas de tener un amigo imaginario

Un amigo imaginario les ayuda a expresar sus miedos, problemas y deseos. Sobre todo en situaciones de incertidumbre que pueden cambiar su vida habitual. Por ejemplo la llegada de un hermanito o un repentino cambio de colegio o domicilio. En esos momentos pueden contar a su amigo imaginario lo que les preocupa. Seguro que les dará más seguridad para afrontar aquello que les da miedo.

Pero los padres muchas veces nos preguntamos si es bueno o malo tener un amigo imaginario. Curiosamente un reciente estudio por el psicolingüista australiano Evan Kidd, de la Universidad La Trobe en Melbourne, demostró que tener un amigo imaginario favorece la comunicación y nos hace más sociables y creativos al alcanzar la edad adulta. El estudio se basó en una encuesta entre 330 universitarios para averiguar si recordaban haber tenido un amigo ficticio en su niñez. Los resultados revelaron que los estudiantes que habían tenido esa «compañía» imaginaria mostraban mayores habilidades comunicativas, más empatía y más creatividad como adultos que el resto de sus compañeros.

La fantasía surge como un proceso natural en la madurez de nuestros hijos. “La fabulación es un estadio normal de la evolución de la memoria del niño. El pequeño no distingue lo real de lo imaginario. La frontera entre sus sueños y sus deseos por una parte y la realidad por otra, es tan borrosa que dice lo que piensa que ve y no lo que ve en la vida real. Progresivamente, aprende a discernir la realidad y a distinguir los productos de su imaginación”, según la asociación AMEI-WAECE.

Normalmente los amigos imaginarios son benignos y positivos: un superhéroe, un buen amigo o un ser con poderes al que dan vida en su mundo de fantasía. Si los padres observamos que se trata de un amigo imaginario con un carácter inusual lo mejor es comentarlo con el pediatra. Sobre todo si le impide jugar con otros niños, empieza a tener comportamientos agresivos o a incumplir sus tareas habituales. Los padres tenemos siempre que fomentar que nuestros hijos tengan amigos reales y que no tengan solo amigos imaginarios.

padre e hija con su amigo imaginario

Actitud de los padres ante el amigo imaginario de nuestro hijo

Los padres nos debemos limitar a observar el juego de nuestro hijo con su amigo imaginario. No tenemos que entrar ni participar en el juego. Debemos dejar que ellos jueguen y hablen con él de forma natural. Nunca debemos regañarle ni decirle que no existe. Si lo hacemos, lo más seguro es que empezará a ocultar su existencia y no nos contará nada más.

Normalmente los niños suelen despedirse de su amigo imaginario a los siete u ocho años. No te preocupes si dura un poco más. Cada niño es diferente y tiene su propio ritmo de madurez. Recuerda que un amigo imaginario puede ayudar a nuestro hijo a ser más creativo y más feliz.

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