ConsejosPsicología y salud mental

Cómo sentar las bases de una buena comunicación con los hijos

Todos los padres desean tener una relación de intimidad, confianza y buena comunicación con los hijos. Deseamos ser sus confidentes, que nos cuenten sus temores, sus miedos, sus problemas, y que compartan con nosotros aspectos de su vida que son importantes y que nos ayudarán a poder educarles y guiarles.

Esto se hace más patente en la adolescencia, cuando se alejan de los padres, empiezan a salir a solas, a relacionarse con mucha gente que no conocemos, y a desplazarse a otras localidades. Los padres podemos llegar a tener una sensación de falta de control y de información que a menudo nos angustia. Sería deseable que llegado ese momento, hayamos sido capaces de cultivar una relación estrecha y de confianza con nuestros hijos, para convertirnos así en compañeros en ese camino de descubrimiento y búsqueda de identidad que es la adolescencia.

Padres esperando un bebé

La comunicación empieza antes del nacimiento

Los fetos ya en el vientre materno reconocen la voz la de su madre, y canciones familiares que han escuchado desde el embarazo. Háblale a tu bebé y cántale canciones cuando aun está en tu tripita.

Los primeros años: la clave de una comunicación estrecha

Nos comunicamos con el tacto, con la mirada, con los gestos, con la voz. Coge mucho a tu bebé, acaríciale, bésale. Mírale a los ojos cuando le hables, y háblale!

La etapa preescolar

Durante esta etapa se produce la eclosión del lenguaje. Suelen tener muchas ganas de hablar, porque necesitan practicar mucho! Así que escúchale con atención cuando te hable. Si dice alguna palabra mal con esa lengüita de trapo, no le corrijas: simplemente repítela pronunciándola bien. Es el momento de leerle cuentos, de enseñarle canciones. Son los años dorados de la infancia.

Cómo sentar las bases de una buena comunicación con los hijos

La etapa escolar

El potencial comunicativo de nuestro hijo cambia totalmente. Tiene un desarrollo del lenguaje muy complejo. Ya podemos empezar a hablar de “tú a tú”, siempre adaptándonos a su edad. Pero la diversidad de temas que podemos abordar es enorme. Es en esta etapa cuando muchos padres se quejan: “le pregunto cómo le ha ido el cole y no me cuenta nada”. Es cierto que muchos niños se vuelven reservados en esta etapa. Y por ello se vuelve determinante cómo nos comuniquemos con ellos durante estos años.

Aquí os damos unos trucos para mantener la comunicación fluida.

  1. Si quieres que tu hijo te cuente cosas, empieza tú. Los padres no nos damos cuenta a veces de lo reservados que somos con ellos. No les contamos cosas nuestras, no les decimos cómo nos sentimos, muchas veces abrir la puerta de las confidencias empieza por nosotros mismos.
  2. Si quieres que tu hijo te escuche cuando le hablas, escúchale tú a él. Cuántas veces está nuestro hijo contándonos sus cosas y estamos mirando el móvil, la tele, haciendo la comida o cualquier otra cosa y no le prestamos atención. Cuántas veces le decimos “ah muy bien” sin escucharle realmente. ¿Creéis que no se dan cuenta? Por muy poco interesantes que sean sus batallitas, sus discusiones con amigos con el cole, o su última partida al videojuego, escúchale como si te estuviera contando lo más interesante del mundo. Porque si no, dejará de contarte cosas, y no te escuchará a ti cuando se las cuentes.
  3. Si confía en ti para confesar alguna trastada que ha hecho, valora la sinceridad y la confianza por encima de todo. Y si has de corregirle la conducta, explícale siempre lo valiente que ha sido contándotelo, cuánto valoras su confianza, y que pese a ello debes corregirle porque ha hecho algo incorrecto y tu obligación es educarle. Lo entienden muy bien.

Y cuando llega la adolescencia

Ya has sembrado una base de confianza y comunicación con tu hijo. Ahora tienes que ser paciente porque entra en una etapa de muchos cambios verdaderamente vertiginosos para ellos. Respeta su intimidad, su reserva, sus silencios y adáptate a ellos. En este momento necesitan despegarse de nosotros. Pero eso no significa que les recordemos que seguimos estando ahí para lo que necesiten. Que les preguntemos (no interrogándoles!) por sus cosas, pero siempre respetando que haya cosas que no quieran compartir.

Con el tiempo, las cosas se irán normalizando y se abrirán mucho más a nosotros. Pero los primeros años de la adolescencia están caracterizados por la rebeldía y por la necesidad de enfrentarse a los padres. Míralo como una etapa más, desde la tranquilidad, y deja las cosas fluir. Seguro que va todo bien.

La comunicación con nuestros hijos es una carrera de fondo. Lo más importante que es que estés abierto a crecer con ellos y adaptarte a cada etapa. Que les escuches de verdad y les enseñes con el ejemplo a hablar de emociones, a reconocer errores, a pedir perdón. Y a que respetas sinceramente tanto sus silencios como sus confidencias.

Úrsula Perona
Psicóloga infantil
Colaboradora de Sapos y Princesas

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