Todos somos conscientes de los múltiples beneficios de la música en niños, bebés y adultos. Consigue no solo apelar a nuestros sentimientos, sino también a nuestros sentidos. Desde mejorar la capacidad de concentración y la sociabilidad, hasta estimular la inteligencia y desarrollar la creatividad, la música nos acompaña en cada paso de nuestra vida y de nuestro crecimiento como persona, ayudándonos en nuestro desarrollo afectivo, emocional, social e intelectual.
Un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Plymouth demuestra que escuchar o tocar música puede ayudar a las personas con demencia, TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), autismo y que han sufrido un infarto, a mejorar sus habilidades comunicativas.
Así lo asegura el investigador principal, Jocey Quinn, quien afirma que han conseguido demostrar que “la música puede dar una nueva voz a la gente y les permite explorar su creatividad, así como la comunicación, tanto del placer como en el dolor”.
“Tanto tocar como escuchar música permite que los cuidadores y familiares puedan ver el potencial del individuo, especialmente en niños. La identidad de una persona puede volver a surgir, aun cuando se creía perdida”, asegura Quinn. Y es que la música emociona, conmueve, educa, expresa y nos llega a todos por igual, como podemos comprobar en este famoso vídeo viral en el que un niño con autismo llegó a emocionarse escuchando la canción Fix you en un concierto de Coldplay en México.
La Asociación Estadounidense para el Fomento de la Ciencia descubrió que el procesamiento del lenguaje y la música instrumental en el cerebro están superpuestos. Las nuevas investigaciones indican que la educación musical puede ayudar a los niños disléxicos o con autismo a usar el lenguaje con mayor precisión, pues el efecto que la música produce es una experiencia multisensorial que activa vínculos con varias partes del cerebro.