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10 Cosas que puedes hacer cuando tu hijo no quiere comer la cena

Nada es más frustrante que concentrar las energías en cocinar la cena, y que los niños se nieguen a comérsela. No imagino ni a un solo padre que no esté de acuerdo en que gritar, tirarse de los pelos, dejar de cocinar, o alguna combinación entre lo anterior, sean reacciones totalmente comprensibles, aunque sepamos que no debemos actuar así.

Consejos para que nuestros hijos coman la cena sin peleas

Hoy te ofrecemos diez ideas más productivas para conseguir que los niños se coman la cena. Pueden ayudar a incrementar su apetito o al menos su voluntad de intentar probar la cena.

1. Ajusta las horas de las meriendas

En todo el estrés que alimentar a los niños puede causar, olvidamos que ellos tienen apetito y, como nosotros, no desean comer cuando no tienen hambre. Si tu hijo niega constantemente a cenar, puede que debas cambiar el horario de la merienda. Puede que lo único que ocurra es que ellos tengan ya su apetito saciado.

2. Reconsidera cuándo servir verduras u otros alimentos difíciles para ellos

Los adultos solemos pensar en la cena como la comida principal, pero es posible que sea también la comida en la que tu hijo ya se encuentra cansado. Cuando los niños están cansados, son menos propensos a comer alimentos que no les encanten. Si tu hijo almuerza después de una siesta y usualmente está más descansado que para la cena, considera hacer del almuerzo la comida en la cual incluirás más verduras.

3. Sirve solo agua entre comidas

Un gran vaso de leche puede que no nos llene a nosotros, pero ciertamente a un niño sí, y disminuirá su apetito más de lo que crees. Si solamente beben agua entre comidas, tendremos más posibilidades de conseguir que los niños se coman la cena sin tantas peleas.

4. Reduce las porciones de tu hijo

Si no tiene mucha hambre o no le apetece lo que le has servido en el plato, ver grandes porciones puede causar que se sienta abrumado, lo que, sin lugar a duda, se convertirá en obstinación. Las porciones más pequeñas las percibe como más manejables y es más posible que esté abierto a aunque solo sea a probarlas.

5. Inténtalo con un plato de prueba

Si tienes a un hijo quisquilloso con la comida, puede ser una muy buena solución. Ve probando con pequeños platos diferentes comidas que puedan llegar a gustarle. Es una estrategia inteligente.

6. Cuidado con las horas en las que sirves la cena

Si sirves la cena demasiado temprano, antes de que tu hijo tenga hambre, o demasiado tarde, cuando ya está demasiado cansado, es menos probable que le apetezca comer algo. Juega con la hora de cenar de la misma forma que juegas con los horarios de siestas, y recuerda que necesitas ajustarlos a medida que van creciendo y cambiando y fijar nuevas rutinas.

7. Utiliza incentivos positivos

Los postres pueden llegar a ser bastante efectivos como recompensa por haberse comido la cena, siempre sin representar un perjuicio en los hábitos alimenticios correctos. Pero los dulces no son el único incentivo positivo o refuerzo que puedes usar para lograr que las cenas sean más placenteras. Si deseas que tus hijos coman más, más saludable o que al menos no se quejen, considera una tabla de pegatinas o adhesivos, una jarra de canicas, o cualquier otro incentivo positivo que funcione en tu casa.

8. Deja que te ayude a planificar una (o dos) comidas a la semana

Muchos de los retos a la hora de comer provienen de luchas de poder. Y ¿qué mejor manera para que tu hijo intente ganar algo de control que en la mesa a la hora de cenar? Después de todo, no hay nada más personal que comer. A veces, dejar que los niños planifiquen la comida y te ayuden a cocinar. Además, permitir que escojan puede ayudar a calmar la sensación de que no tienen elección en el asunto.

Si son muy pequeños o extremadamente quisquillosos y sus decisiones no son razonables, considera permitir una vez por semana comer gofres, tortitas o algo dulce que les guste para cenar, siempre que el resto de la semana comáis de manera saludable. O dale algunas opciones para que puedan escoger.  Si decides hacer esto, asegúrate de que las opciones de verdad les gusten, con solo unos ligeros cambios por tu parte para hacerla una comida aceptable para la familia.

9. Incluye una comida saludable que tu hijo adore en su plato cada noche

Si existe algo sano que les guste y te preocupa que no se coman la cena, incluye ese alimento cada noche si consideras que debes hacerlo, y así podrás conseguir que los niños se coman la cena. Incluso es posible que encuentres que, con el tiempo, también se coman los otros alimentos del plato. Este enfoque es mucho más efectivo que servir tu cena esperando que tu hijo se la coma, aunque lo hagas antes de ir a dormir cuando se esté quejando de lo hambriento que está.

10. Déjalo pasar y comienza a servir desayunos más abundantes y saludables

Nuestro objetivo al alimentar a nuestros hijos no es que ellos acepten la comida saludable en particular, sino ayudarlos a desarrollar una relación con la comida saludable. Sin embargo, la mejor forma de que ocurra justo lo contrario es pelear noche tras noche, cena tras cena. Si piensas que lo has intentado todo, dale un descanso, al menos por un tiempo, y deja que las cosas fluyan. Cambiará: eso seguro. Y siempre puedes servir desayunos más grandes y saludables por la mañana para obtener esos nutrientes necesarios.

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