La Puerta de Santa María fue uno de los accesos al Alcázar y recinto amurallado de Ciudad Real en la Edad Media, estaba situada en la zona oeste de la ciudad y lamentablemente en la actualidad no queda ningún resto de ella.

Son muy pocos los documentos que se conservan sobre este lugar que se llamaba Santa María del Guadiana aun así se sabe que fue una de las ocho puertas con las que contaba la ciudad.

Un historiador local comenta que la puerta o postigo de Santa María fue asaltada durante la primera guerra carlista. El 27 de mayo de 1838 cuando Palillos se presentó delante de las murallas de Ciudad Real con todos sus efectivos intentó conquistar Ciudad Real al amanecer a través de la puerta de Santa María, no lo consiguió y tuvo que retirarse a Miguelturra con apenas unos muertos a sus espaldas. Cuenta la historia que obligó a los campesinos que trabajaban en sus tierras a derribar parte de las murallas.

Debido a la importancia que tuvo esta puerta para la ciudad se decidió poner en el lugar, donde se cree que estuvo levantada, los restos de la portada del Convento de Nuestra Señora de Altagracia de las Dominicas. Este convento del siglo XV fue derruido en la década de los setenta para construir varios bloques de pisos y debido al valor artístico de su portada con altos y redondos contrafuertes decidió conservarse y posteriormente se reconstruyo en la zona donde estuvo la Puerta de Santa María como una simulación en honor a dicho postigo.

El visitante podrá admirar una “recreación” de lo que en su día fue la Puerta de Santa María pero realmente es la antigua puerta convento de Nuestra Señora de Altagracia, aun así es una solución bastante aceptable para dar vida a un punto histórico de gran importancia para Ciudad Real.