Caperucita, lo que nunca se contó, es un espectáculo divertido, una versión del relato que se transforma en comedia, llena de enredos dislocados. Muestra a una Caperucita actual, con personalidad, que sabe cuidarse sola. También resalta otros valores que resultan educativos para los niños, como el amor a los abuelos, la bondad, el fomento de la lectura, la alimentación sana y la desmitificación del lobo cómo animal fiero y malvado, inculcando el respeto a los animales y al medio ambiente.

¿Caperucita, otra vez? ¿Cuántas veces se ha contado este cuento? Muchas, miles, millones. Tantas como madres y padres se lo contaron a sus hijos. Comenzó como un cuento popular que pasaba de boca en boca; Charles Perrault lo hizo libro. Los hermanos Grimm salvaron a la abuela y a Caperucita, introduciendo al leñador. Y se hicieron muchas películas.

¿Vale la pena volver a contarlo? Probablemente sí. Algo tiene este cuento que pasa de generación en generación. ¿Y cómo lo contaremos? A nuestra manera, jugando con los personajes, transformando el relato en una comedia de enredos dislocados. Nada es como debería ser y nadie sabe como este juego puede terminar…