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Piruletas de parmesano

Las piruletas de parmesano, vistosas, crujientes y exquisitas, son muy fáciles de hacer. Pueden prepararse tanto en el horno como en una sartén antiadherente, algo muy ventajoso, ya que en función de la época del año en la que estemos, de frío o de calor, nos vendrá mejor una u otra opción. Estas llevan, además del queso, unas semillas de amapola, pero valen también las de sésamo y lino.

Incluso está la posibilidad de ponerles alguna hierba –orégano, por ejemplo, que le va de maravilla al queso– o especias –jengibre, nuez moscada o pimienta–. Se conservan bien durante tres días fuera de la nevera, envueltas en papel de aluminio.

Como es de suponer, las piruletas de parmesano nos llegan de Italia, al igual que tantos platos ricos que son ya internacionales. Allí, donde se consume este queso en grandes cantidades, aprovechan en esta receta las cortezas, que no son más que la parte exterior del propio parmesano que se queda muy endurecida. Las lavan y las frotan para eliminar las letras impresas de la marca, las dejan en remojo durante una hora para ablandarlas y luego las cortan en dados y las trituran.

Nosotros emplearemos una cuña de este queso sin más, con lo que nos saltaremos el paso descrito anteriormente. Pero está bien saber que se puede hacer de ese modo, porque si somos consumidores más o menos habituales de este tipo de queso, podemos ir congelando las cortezas que nos vayan quedando y, cuando hayamos juntado unas cuantas, descongelarlas y aprovecharlas así.

Y, por supuesto, es la ocasión perfecta para utilizar esa cuña de queso que compramos en su día y que se nos ha quedado demasiado dura en la nevera. En este caso, en vez de rallarlo como se explica en la receta que te damos a continuación, pásalo mejor por la picadora.

Ingredientes

  • 200 g de queso parmesano
  • 10 g de semillas de amapola
  • Aceite de oliva
Piruletas de parmesano: cortezas de queso
Los italianos usan cortezas de parmesano para las piruletas | Fuente: conunpocodizucchero

Preparación

  1. Ralla el queso con un rallador. Engrasa ligeramente las semillas de amapola con unas gotas de aceite. Mezcla ambos ingredientes en un cuenco. Precalienta el horno a 220°C.
  2. Unta con aceite una bandeja de horno, cúbrela con una hoja de papel vegetal y engrásalo también con un poco de aceite, extendiéndolo bien con un pincel de cocina; este paso es importante para despegar luego las piruletas fácilmente y sin riesgo de que se rompan.
  3. Coloca un aro de repostería de siete u ocho centímetros de diámetro sobre el papel, rellénalo con una cucharada y media de la mezcla de queso rallado, y aplástalo bien. Levanta el aro y pon una brocheta de madera corta en el centro del círculo. Cúbrelo con un poco más de queso y presiona con el dedo.
  4. Forma igual las demás piruletas, una al lado de la otra (si las vas alternando con el disco de queso arriba y el de al lado abajo, te cabrán más). Hornéalas cuatro minutos
  5. Saca la bandeja y deja que el queso se enfríe por completo antes de despegar las piruletas de parmesano con cuidado, para que no se rompan.
  6. Si las vas a hacer en una sartén, emplea una de buen tamaño y hazlas por tandas siguiendo el mismo procedimiento.

 

Este formato de presentación es siempre muy atractivo para los niños. Si quieres más ideas parecidas, tenemos unas piruletas de sándwiches que resultan muy apetecibles.

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