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11 Consejos para un verano seguro en las piscinas y en las playas

El mejor momento para los niños seguramente sea la llegada del verano, con el sol, la piscina y la playa, pero para algunos padres se convierte en una pesadilla continua conseguir que sus hijos disfruten del verano de la forma más segura posible.

Con el fin de evitar posibles riesgos y garantizar un verano tranquilo, aquí tenéis unos consejos clave para poner en práctica si tienes niños pequeños:

1. Nunca solos

Lo primero de todo será nunca dejarlos solos ni en la piscina, ni en la playa, y siempre mantener una continua vigilancia del niño. Sin dar por hecho que ya hay otra persona, como nuestra pareja, los abuelos o la niñera, vigilándolo. Si por algún motivo necesitamos ausentarnos o hacer otra cosa que nos impida el contacto visual permanente, debemos comunicárselo a otro adulto para que tome el relevo. Y para realizar una correcta vigilancia seguiremos la llamada norma 10/20, que consiste en mirar a la piscina o playa cada 10 segundos y siempre estando en un lugar en el que tardemos menos de 20 segundos en llegar al agua.

2. Ordenado y seguro

En el caso de las piscinas colocar dispositivos de seguridad que impidan que el niño pueda llegar solo a la piscina en un descuido. Asimismo es recomendable mantener los elementos llamativos como juguetes ordenados y lejos del agua o alrededor de la piscina, para evitar que inciten al niño a acercarse.

3. Pedir ayuda

Tanto en la playa como en piscinas comunitarias, enseñarles a los niños donde está el puesto del socorrista, explicarles que en caso de necesitar ayuda acudan a él. Además debemos precisar que si alguien en el agua necesita ayuda, siempre pedir ayuda al socorrista, nunca debemos meternos a ayudarle aunque sepamos nadar. Es bueno colocarles una pulsera identificativa con el número de teléfono. 

4. Nada de manguitos

Si los niños aún no saben nadar, no usar manguitos o flotadores para que jueguen en el agua, no son seguros ni favorecen el aprendizaje. Si no saben nadar nos bañaremos siempre con ellos para darles nosotros el apoyo que necesitan, o utilizaremos material auxiliar de flotabilidad como churros o cinturones de corchitos, pero siempre a nuestro lado. Si vamos a realizar actividades náuticas con los niños o vamos a pasar el día en un barco, evitaremos también manguitos o flotadores, en este caso utilizaremos chalecos salvavidas, siempre homologados. En el caso de que sepan nadar, hay que tener en cuenta el oleaje, el cansancio y el calor, por lo que no debemos perderlos de vista y siempre mantenernos cerca.

5. Todo lo necesario

Si la piscina es privada, o vamos en barco, tendremos material de rescate como pértiga, aro salvavidas, brazo de rescate y, por supuesto, un botiquín actualizado y siempre un teléfono cerca. 

6. Nadar en paralelo a la orilla

En caso de que en el mar nos encontremos arrastrados mar adentro, nunca intentaremos nadar hacia la orilla contra la corriente, ya que nos agotaremos y la corriente nos lo impedirá por muy bien que sepamos nadar. En estos casos, mantener la calma y nadar en paralelo a la orilla hasta que abandonemos la corriente y entonces podamos salir del agua.

7. Cuidado con el síncope por hidrocución

Toma medidas preventivas contra el síncope por hidrocución, mal llamado corte de digestión, evitando la exposición prolongada al sol y el ejercicio físico antes del baño, y siempre, no solo después de comidas copiosas, evitar la entrada brusca al agua. 

8. Estar protegido

Emplea siempre protección solar adecuada a la edad de la persona y tipo de piel para evitar quemaduras, así como protección para la cabeza (gorras, sombreros y sombrillas). No olvides mantenerte hidratado para evitar golpes de calor.

9. Prevenir imprudencias

Previene golpes traumáticos que pueden llegar a ser muy graves, explicándoselo a tus hijos y evitando que se tiren de cabeza en las piscinas y en las zonas de saltos en las playas.

10. Ahogamiento secundario

Si se produce un susto en el agua de casi ahogamiento, permanecer alerta e identificar rápidamente los signos del llamado ahogamiento secundario para una detección temprana. Observa si después de un episodio así tu hijo se siente muy cansado, tiene una tos inusual o sibilancias, un comportamiento extraño, dificultad para respirar o está desorientado y no responde a preguntas. Si observas alguno de estos síntomas acude a urgencias.

11. Aprender a nadar

Además de todos estos consejos, recuerda que una correcta enseñanza de la natación y del medio acuático desde bien pequeños es la mejor manera para prevenir y garantizar una mayor seguridad de tus hijos en entornos acuáticos. Recuerda también que, ante cualquier emergencia, debemos protegerlos y evitar sumar más riesgos a la situación. Avisa al socorrista o a emergencias, llamando al 112 y, en el caso correspondiente, sigue sus instrucciones.

Por Indira Retuerto
Pedagoga y educadora social
Profesora de natación y matronatación

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