El porteo ergonómico está ganando cada vez más adeptos entre las familias que practican esta forma de llevar a los niños pequeños porque permite hacerlo cómodamente. Hoy, las opciones de portabebés son muchas, como veremos, pero lo que es común a todos ellos es que el pequeño va en contacto continuo con el cuerpo del adulto, ya sea en la parte delantera, lateral o posterior, lo que le proporciona seguridad y fomenta el apego seguro.
Aunque existen distintos tipos, en términos generales hay dos grandes opciones de portabebés. Por un lado, están los fulares, de telas flexibles y fácilmente adaptables al cuerpo de los niños desde que nacen hasta que pesan 7 u 8 kilos. Por otro, las mochilas, resistentes, de uso sencillo e indicadas cuando son más grandes, aunque algunos modelos pueden utilizarse desde el nacimiento.
Cuáles son las ventajas de los portabebés
El porteo tiene múltiples beneficios tanto para los niños como para los adultos. En el caso de los bebés, se sienten seguros y tranquilos al estar en contacto directo con sus cuidadores y duermen mejor. Además, favorece la lactancia y contribuye a crear un vínculo seguro y a prevenir la plagiocefalia y la displasia de cadera. Otro aspecto positivo es que la posición erguida que llevan alivia los síntomas de reflujo y los cólicos del lactante.
En el caso de los adultos, una de las mayores ventajas es que permite tener las manos libres mientras se cuida al bebé para hacer un buen número de tareas, además de prescindir del cochecito en entornos en los que es complicado llevarlo. Y, por supuesto, que contribuye a fortalecer el vínculo afectivo con nuestro hijo o hija.
