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Psicología y salud mental

Sobreprotección infantil: efectos de criar a los niños ‘entre algodones’

Sobreprotección infantil
Fuente: Canva
Sapos y Princesas
Sapos y Princesas
Fecha de actualización: 21.04.24

En el deseo constante de amparar a los hijos, a menudo se cae en el peligroso hábito de protegerlos en exceso. Como padres y madres, ¿quién no se ha visto alguna vez en la situación de tener que quitarle a un niño un cuchillo de la mano habiéndole dicho previamente que tuviera cuidado porque podría pincharse o cortarse? El miedo, como en este caso, se vuelve una constante cuando de los hijos e hijas se trata. Sin embargo, en el empeño de brindarles lo mejor, muchas veces, se tiende al cuidado desmesurado. Y el hecho es que la sobreprotección infantil priva a los niños del desarrollo saludable de su autonomía y de oportunidades de crecimiento.

¿Qué es la sobreprotección infantil?

La sobreprotección infantil o, como popularmente se conoce, criar a los niños ‘entre algodones’, se caracteriza por un exceso de cuidado y vigilancia en la vida de los menores, y se puede manifestar de diferentes maneras:

1. Control e intervención exagerados

Una madre supervisando cada movimiento de su hija en el parque, sin permitirle explorar y jugar con libertad por miedo a que se haga daño.

2. Evitación del fracaso y enfrentamiento de dificultades

Un padre que suele hacer la tarea de su hijo o resolverle ciertos problemas porque desconfía de él, a la vez que teme que cometa errores o no pueda manejar la tarea por sí mismo.

3. Elogios y sobrevaloración desmesurada

Un padre que elogia todo el tiempo a su hijo por cualquier cosa que haga, incluso si el esfuerzo es mínimo. Esto puede llevar al niño a tener una percepción distorsionada de sus aptitudes.

4. Resolución de conflictos interpersonales

Una madre que interviene inmediatamente cada vez que dos hermanos discuten, en lugar de permitirles encontrar una solución por sí mismos, lo que les impide desarrollar habilidades para resolver conflictos.

Sobreprotección infantil: hacer las tareas de los niños por ellos
Hacer las tareas de nuestros hijos es un error | Fuente: Canva

Impacto en la adolescencia

La preocupación porque a los hijos no les ocurra nada malo es natural e instintiva, y va a ir evolucionando a lo largo de las distintas etapas vitales. Sin embargo, ya desde pequeñitos, y sobre todo llegados a la edad adolescente, esta preocupación desproporcionada tiene consecuencias negativas que van a ser más o menos evidentes, pero igualmente significativas.

Durante la adolescencia se dan muchos cambios tanto a nivel físico como psicológico que afectan a cómo cada uno se relaciona consigo mismo y con su entorno. Es muy probable que ellos interpreten la sobreprotección como una forma de restricción excesiva o una falta de libertad, que podría llevar incluso a conflictos familiares o distanciamiento emocional. Algunos de los posibles efectos son:

1. Habilidades sociales escasas

Limita las oportunidades de aprender a interactuar con sus iguales y desarrollar aptitudes sociales necesarias para su bienestar emocional y social, así como para su éxito interpersonal futuro.

2. Baja tolerancia a la frustración

Pueden tener dificultades para enfrentarse a los errores y las críticas, ya que no han aprendido a lidiar con la adversidad sin la ayuda continua de sus padres.

3. Ansiedad y depresión

La falta de autonomía y la presión constante de los padres contribuyen a la aparición de problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión, que, además, influyen de forma negativa en la relación familiar.

Impacto en la adultez

Aunque las consecuencias de la sobreprotección puedan parecer menos evidentes en la vida adulta, son igualmente relevantes. Los adultos que han sido demasiado tutelados y amparados en su infancia son propensos a notar los siguientes efectos en diversas áreas de sus vidas:

1. Dificultades en las relaciones interpersonales

A la hora de establecer relaciones saludables y actuar de manera independiente, ya que no confían en sus propias capacidades y juicios. Es posible incluso que, por ello, lleguen a manifestar dependencia hacia otras personas.

2. Baja tolerancia a la frustración y miedo al fracaso

La falta de exposición al fracaso los lleva a sentirse abrumados y a desistir con facilidad ante los obstáculos, por pequeños que sean.

3. Inseguridad y ansiedad

La sobreprotección infantil contribuye al desarrollo de distintas inseguridades, ya que tienen escasa autoconfianza en sus habilidades para afrontar desafíos, lo que, fácilmente, les generará ansiedad de forma intensa y prolongada.

4. Estancamiento personal y profesional

A estos adultos puede resultarles complicado avanzar en sus carreras o buscar nuevas oportunidades, ya que, al sentirse inseguros, tenderán a evitar los riesgos y a enfrentarse a los desafíos que conllevan los cambios.

5. Escasas habilidades para afrontar problemas y tomar decisiones

Cuando los padres resuelven distintos retos y ayudan a sus hijos a tomar decisiones desde pequeños, es probable que, de adultos, no se encuentren preparados para encarar ciertas situaciones, lo que les perjudica en todos los aspectos de la vida.

En resumen, la sobreprotección infantil tiene efectos negativos en el desarrollo de los niños, e impacta significativamente en su vida adulta. Por ello, es esencial que los padres encuentren un equilibrio entre protección y autonomía en la educación de sus hijos e hijas. Es la mejor receta para ayudarles a tener una vida adulta satisfactoria y exitosa consigo mismos y en sus relaciones.

Pilar Pavón Jurado
Psicóloga sanitaria especializada en atención infanto-juvenil