La práctica de cualquier deporte implica una serie de aspectos psicológicos; por un lado cognitivos, como la atención, la concentración, la memoria o las funciones ejecutivas; por otro lado, emocionales, como la alegría, el enfado o la frustración; y por último, conductuales, como la impulsividad o la apatía.
Todos estos aspectos adquieren una mayor complejidad cuando la actividad o el deporte es en grupo. Por ello, la psicología tiene un papel fundamental en el ámbito deportivo, pues está relacionada con el rendimiento y la forma de enfrentarse y gestionar el juego y la competición.
Psicología en el fútbol
Cuando hablamos de deporte, uno de los más conocidos a nivel mundial es el fútbol, teniendo un gran impacto económico y social. Si nos referimos a la modalidad infantil, la psicología sigue manteniendo una importancia indiscutible a la hora de analizar todos los componentes del juego y la interacción del niño en el mismo.
Por lo tanto, la psicología en el fútbol infantil analiza el papel que juegan todos los factores que conforman el entorno del menor en esta práctica, incluyendo también la conducta de los padres y los entrenadores.
La relación ‘entrenador – deportista’
El entrenador tiene una función mayor que la de instruir, también es el responsable de la preparación táctica, del trabajo en equipo, de la resolución de conflictos, entre otros.
La relación ‘padres – deportista’
La educación y la forma de gestionar los conflictos son dos aspectos básicos que deben trabajarse desde el ámbito familiar y tendrá repercusiones en el comportamiento del menor en el campo de fútbol, en los entrenamientos, con los compañeros y en el propio partido.
Relación ‘psicólogo – entrenador – deportista’
El psicólogo deportivo es quien establece las técnicas efectivas de comunicación entre los jugadores y el entrenador. Ambos tienen el objetivo común de enseñar a disfrutar, compartir, trabajar en equipo o gestionar las situaciones de conflicto, es decir, disfrutar, crear hábitos de vida saludable y transmitir valores.
