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Psicología y salud mental

Luz de gas: ¿en qué consiste esta clase de manipulación y cómo se puede escapar de quienes la ejercen?

Qué es la luz de gas
Fuente: Canva
Sapos y Princesas
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Fecha de actualización: 07.12.23

Según la Real Academia Española, hacer luz de gas a alguien equivale a intentar que dude de su razón o juicio mediante una prolongada labor de descrédito de sus percepciones y recuerdos. Dicho de otra forma, se basa en la manipulación de una persona haciéndola creer que posee algún tipo de problema que realmente no existe.

Se trata de un fenómeno especialmente frecuente en el ámbito laboral y el sentimental y puede considerarse como una variante dentro de los maltratos psicológicos. Pero, ¿cuáles suelen ser los rasgos comunes de quienes lo ejercen y de aquellos que lo sufren? Y, lo más importante, ¿de qué manera pueden escapar estos últimos del entorno tóxico que genera?

La aparición del concepto y su incorporación al ámbito académico

Para encontrar la primera referencia a esta expresión, hay que remontarse al año 1938, concretamente a una obra de teatro, llamada Gaslight, del dramaturgo y novelista inglés Patrick Hamilton. Poco después, en 1940, se estrenó una película británica bajo el mismo título que, cuatro años más tarde, derivó en la conocida versión estadounidense protagonizada por Ingrid Bergman y Charles Boyer.

La mayor repercusión de este último filme, que fue premiado con dos Óscar, es la causa de que la aparición del concepto luz de gas se atribuya de manera original, aunque errónea, a dicha creación audiovisual. En la misma, un hombre manipula la percepción de la realidad de su esposa, haciéndole creer que ha enloquecido.

Origen de la expresión luz de gas
La película Gaslight, de 1944, una de las primeras referencias a la luz de gas | Fuente: IMDb

Pasadas más de dos décadas, en 1969, los psiquiatras Russell Barton y J. A. Whitehead comenzaron a emplear esta denominación en el ámbito académico. En su publicación The Gas-Light Phenomenon, explicaban cómo algunas parejas y familiares de pacientes intentaban hacer parecer a estos individuos con enfermedades psíquicas graves. En sus conclusiones, indicaban la importancia de evaluar cada escenario de manera individual, con el fin de comprobar si existía realmente alguna patología o se trataba de una invención del entorno.

En qué entornos se da con más frecuencia la luz de gas

Según la investigadora independiente Domina Petric, la luz de gas puede darse en las relaciones sentimentales como una forma de maltrato psicológico o en las de trabajo como una de acoso laboral. No obstante, también es posible encontrar niños que actúan así en los colegios, utilizando este tipo de manipulación para hacer bullying a otros compañeros.

Asimismo, añade otro contexto en el que puede producirse de manera conjunta. En concreto, habla de una variable sistemática e institucional que tiene lugar en regímenes totalitarios y corruptos, como el comunismo, el nazismo, el fascismo o el crimen organizado. En este caso, suele existir un grupo de abusadores que sirve al poder y abusa de otro colectivo de individuos honestos que se oponen a esa injusta autoridad reinante.

Cómo suelen comportarse quienes ejercen tal dominio

La profesora de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, Mireia Cabero, describe a quienes ejercen luz de gas como individuos egocéntricos, inseguros, cómodos en la mentira y sin capacidad de empatizar. En esta publicación, afirma que son personas que se sienten cómodas ejerciendo el poder sobre otros y albergan dudas sobre sí mismos cuando han de enfrentarse a adversidades. Se sienten a gusto engañando, cuestionando, juzgando y, en definitiva, generando malestar.

Ámbitos habituales de la luz de gas
El entorno laboral, uno de los ámbitos habituales de la luz de gas | Fuente: Canva

Cuáles son los síntomas más comunes de las víctimas

En cuanto a las víctimas, es habitual que duden de sí mismas, tengan problemas de autoestima, se cierren en sí mismas y cuestionen continuamente sus actos. Partiendo de tal panorama, el manipulador inicia un lento y delicado proceso de confusión hacia su objetivo, hasta hacerle poner en duda sus experiencias y recuerdos y dar más importancia y valor al criterio impuesto desde fuera.

En palabras de Cabero, se trata de “un sutil modo de violencia psicológica, una agresión más intencionada y consciente que inconsciente, que atenta contra la estabilidad emocional de los damnificados”. Estos, normalmente, sienten la necesidad de disculparse con frecuencia, de esforzarse por encajar en el rol impuesto y de silenciar sus propias experiencias para evitar seguir siendo juzgados.

De qué manera se puede escapar de la dinámica destructiva que genera la luz de gas

Aunque no es sencillo romper el vínculo entre el manipulador y la víctima, existen diferentes maneras de prevenir el ambiente tóxico que generan los acosadores e incluso de salir de él cuando ya hayan logrado su propósito:

  • Tomar conciencia de los procesos comunicativos con las otras personas y de lo que nos producen para distinguir, en esencia, una relación sana de otra contaminada por el control psicológico.
  • Vivir en conexión con nuestros propios sentimientos, de manera que no tengamos dudas de todo aquello que nos hace sentir bien y mal.
  • Reforzar nuestra autoestima y seguridad y, como consecuencia, confiar en nuestra percepción y criterio.
  • Legitimar nuestras opiniones, aunque no coincidan con las de otras personas.
  • Dar prioridad a nuestra autoaprobación por encima de la validación externa.
  • Conservar un nutrido grupo de contactos sociales en lugar de relacionarnos con unos pocos individuos.