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Qué puedo hacer para que mi hijo no vea pornografía en Internet

Pornografía en internet
Sapos y Princesas
Sapos y Princesas
Fecha de actualización: 25.07.18

Internet es la gran red de redes y, además, es infinita: se puede ir a cualquier sitio, ser cualquier persona y encontrar cualquier cosa. Y ahí aparecen nuestros niños, buscando, investigando y accediendo a todo tipo de información, incluida la pornografía.

Y pongo el énfasis en la palabra niños, porque los datos nos hablan de que los primeros accesos a internet se hacen antes de los diez años en la mayoría de las casas de nuestro país. Esta situación que puede ser maravillosa por el amplio abanico de posibilidades que les ofrece, también conlleva un riesgo: el acceso a las páginas de contenido sexual para adultos.

El acceso a estas páginas implica que la información llega a los niños de forma indiscriminada, aportándoles visiones de la sexualidad que no se corresponden con el sentido de relaciones interpersonales equilibradas y satisfactorias en las que el amor, la ternura y la comunicación son fundamentales para el desarrollo adecuado del individuo, y en las que no se fomentan actitudes positivas de respeto y responsabilidad.

Pero es que, además, los niños no están preparados para integrar estas imágenes que han sido publicadas con el objetivo de llegar a un público mayor de edad.

Por eso, y por encima de todo, nuestros hijos tienen derecho a la protección respecto a los contenidos que puedan suponer daños en su correcto desarrollo y que no sean apropiados para su grado de madurez emocional y cognitivo. Y ese es uno de nuestros papeles como padres: protegerlos.

De todos modos, es importante no dejarse llevar por nuestros propios miedos como padres y ponerse en marcha para evitar situaciones incómodas y comprometidas.

¿Qué podemos hacer desde casa?

Veamos 5 maneras de afrontar esta situación:

1. Como educadores de nuestros hijos, debemos hacer hincapié en la educación sexual, de tal modo que los niños se puedan enfrentar a la información que se encontrarán en la red con mayores garantías de que conseguirán discernir entre lo real y lo “cinematográfico”.

2. Hemos de limitar el acceso a determinadas páginas cuyo contenido sexual entendemos que no es adecuado para los menores. Utilicemos sistemas de filtrado de seguridad, contenido y control parental. El objetivo es protegerlos de información que no están preparados para entender aún. Además, los dispositivos de acceso a la Red han de estar en lugares de la casa desde dónde los padres podamos supervisar su uso.

3. Tenemos que ofrecerles opciones de ocio con amigos, hermanos, compañeros; al aire libre, en casa, a través del deporte y del arte; poniendo el acento en las relaciones sociales con iguales.

4. Comunicarse activamente en familia. Buscaremos situaciones del día a día donde podamos hablar sobre cualquier tema que nos resulte importante, incluyendo las distintas situaciones que se pueden dar al acceder a la red.

5. Hay que generar confianza en el niño, ayudarle a que hable con nosotros de todo lo que le suscite curiosidad o duda. Por lo que no es adecuado abordar el tema desde la prohibición ni el miedo. Ser claros, concretos y respetuosos dará resultados más satisfactorios que enfrentarse al tema desde el “peligro de las redes”. La prohibición, como sabemos, genera curiosidad que no será compartida con nosotros. El miedo a regañinas dificulta la posibilidad de que nuestro hijo nos hable sobre lo que se encuentra en internet.

La protección del menor requiere de la implicación de toda la sociedad y especialmente de los padres. La buena noticia es que somos el referente principal de nuestros hijos durante su infancia. Tienen confianza plena en nosotros. Aprovechémoslo y no permitamos que la red sea su nuevo educador sexual.

Nuria Llorente Sáez
Psicóloga y pedagoga
Unopsicologos.es